La franja de países africanos al sur del desierto del Sahara está sufriendo la peor crisis alimentaria desde 2012. 1,6 millones de menores de 5 años sufren malnutrición severa.
La crisis alimentaria que afecta a Senegal, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Mauritania, el norte de Camerún y el noroeste de Nigeria ya ha superado las previsiones más pesimistas, calculadas en febrero, cuando se pensaba que iba a afectar a casi cinco millones de personas. Los cálculos más recientes hablan de más de seis millones.
Uno de los motivos de la peor crisis alimentaria que sufre la región desde 2012 –explica Cáritas en un comunicado– es la escasez y el carácter errático y difícil de prever de las lluvias en 2017. Esto ha hecho que las familias no dispongan de una reserva de alimentos suficiente para pasar el periodo de escasez que se repite todos los años entre junio y septiembre, hasta la siguiente cosecha.
La falta de reservas de grano pone en riesgo la siguiente cosecha al no tener nada que sembrar. A esta escasez hay que sumar el incremento de los precios de los alimentos. Mientras el precio del cereal crecía un 17 % en el mundo, en Malí el crecimiento era de un 20 % y en Burkina de un 25 %, aunque en algunos mercados alcanzaba hasta un 80 %.
La falta de lluvias y por tanto de pasto, ha hecho que quienes no dependen del cereal sino de las cabezas de ganado, unos 2,5 millones de pastores, hayan visto como el precio de las mismas bajaba y se han visto forzados a una trashumancia temprana, lo que genera un nuevo conflicto con los agricultores, que ven desaparecer las cosechas al paso de los rebaños.
Conflictos y desplazamientos
A esta crisis ecológica se suma además el incremento de los conflictos armados en la zona, donde también hay varias crisis humanitarias olvidadas, denuncian desde Cáritas.
Por ejemplo, el conflicto en torno al lago Chad, que afecta a Chad, Níger y Nigeria, ha generado 1.631.000 desplazados internos y 322.000 refugiados. Los enfrentamientos en la zona de Malí, Burkina Faso y Mauritania, por otro lado, han obligado a 71.500 personas a huir dentro de sus propios países, y a 207.000 a abandonar su tierra. A estos datos se podrían sumar en breve entre 250.000 y 500.000 personas, a causa de la creciente inseguridad en Malí y Níger.
Respuesta de Cáritas
Las Cáritas de Senegal, Níger, Mauritania, Malí, Burkina Faso ya han comenzado a dar respuesta con acciones encaminadas a sostener económicamente a las familias para que puedan comer y no tengan que vender ganado o consumir las semillas para la próxima cosecha. Está previsto que las ayudas alcancen a 635 hogares en Senegal, 1.500 en Níger, 1.500 en Mauritania y 2.000 en Burkina. Cáritas Española está apoyando estos proyectos con 200.000 euros.
Junto a la distribución de alimentos, se intenta garantizar el acceso al agua y crear formas alternativas de que las familias obtengan ingresos. Con esto se favorece la permanencia en los lugares de origen y se evita que las familias tengan que desplazarse por culpa de la escasez.
Alfa y Omega
(Foto: AFP Photo/Abdelhak Senna)