El documento que recogerá de manera exhaustiva las conclusiones del Congreso de Laicos incluirá una reflexión sobre la crisis provocada por el COVID-19.
Este domingo, la Iglesia celebra en España el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, una jornada que estará marcada por el Congreso de Laicos Pueblo de Dios en Salida, celebrado hace tres meses y medio en Madrid. Un evento que, a pesar de las limitaciones por la pandemia del COVID-19 en la que todavía vivimos, ha tenido continuidad. «Esto no se ha parado. La etapa del poscongreso sigue», reconoce en entrevista con Alfa y Omega María Bazal, delegada de Laicos, Familia y Vida de la archidiócesis de Madrid, que participa en la Comisión de Contenidos del Congreso de Laicos.
De hecho, las distintas comisiones implicadas en la preparación del Congreso siguen operativas y han estado analizando las aportaciones de los grupos de reflexión, que serán el germen de un documento que servirá para articular la fase poscongresual. El encargado de su redacción es el salesiano Koldo Gutiérrez.
«El poscongreso es un camino abierto y depende de todos nosotros: obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, laicos y laicas», añaden los obispos de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida en su mensaje para este día. Recalcan, en este sentido, que el dolor y las heridas generadas por la pandemia han puesto de manifiesto que «todos nos necesitamos», porque «de la conducta de uno depende el destino de los otros».
Precisamente, el texto, que incluirá una introducción, una síntesis de lo trabajado en los grupos de reflexión por itinerarios, propuestas para el poscongreso y un listado de aportaciones por líneas temáticas, tendrá también una reflexión sobre la crisis provocada por la pandemia. Lo confirma la propia María Bazal: «Consideramos que la lectura creyente de esta realidad actual conecta directamente con cada uno de los cuatro itinerarios y ha de marcar nuestras propuestas de futuro como Iglesia».
En su opinión, esta situación va a exigir que se adapten conclusiones, temas y experiencias, además de la inclusión de un análisis de la respuestas del laicado en todo este tiempo. De cara a la reconstrucción que necesitará la sociedad, explica que tanto sacerdotes, consagrados y laicos «tienen que apoyarse con confianza».
Un trabajo que estará vertebrado por la sinodalidad y el discernimiento. «El sueño de un renovado Pentecostés en nuestra Iglesia se irá haciendo realidad en la medida en que incorporemos en todas nuestras acciones un estilo de trabajo pastoral que venga marcado por estos dos ejes transversales», apuntan los obispos en el citado mensaje.
Se espera que el documento –«conclusión de las conclusiones», lo define Bazal– pueda estar listo antes del verano, de modo que dé tiempo a que se incluyan las aportaciones de los miembros de la Comisión de Contenidos y, así, se pueda presentar en la próxima Jornada de Apostolado Seglar, convocada para el 24 y 25 de octubre.
«Esto –continúa– no significa que debamos permanecer parados hasta que se apruebe ese documento base; al contrario, en este tiempo podemos seguir difundiendo y trabajando las ponencias del Congreso, releyendo el instrumentum laboris y, en definitiva, dando continuidad a lo vivido».
En su opinión, todo el camino realizado –el antes, el durante y ahora el después– han procurado para el movimiento laical numerosos beneficios. La delegada de Madrid se queda con dos. En primer lugar, los equipos de trabajo que se han formado y que siguen trabajando, «muy ricos y plurales», donde incluso se ha dado «una gran amistad». Y, en segundo lugar, la gran cantidad de experiencias y realidades laicales, que para muchos eran desconocidas: «He escuchado a mucha gente que decía haber descubierto realidades que los estaban ayudando y a las que no se les había puesto el foco».
Precisamente por esto, se quiere promover una publicación que las experiencias y herramientas que se presentaron durante el congreso y aquellas que no pudieron hacerlo, pues hubo que hacer una selección por falta de espacio y tiempo.
Fran Otero
Imagen: María Bazal, durante la Eucaristía
en la fiesta de la Virgen de la Almudena.
(Foto: Archimadrid/Ignacio Arregui)