Entrevista con el periodista, escritor y profesor argentino autor de “Código Francisco” que se publica este mes en España
(ZENIT – Roma).- ¿Quién es Francisco? ¿Cómo hace un Papa, al que los cardenales fueron a buscar «casi al fin del mundo», para transformar a la Iglesia? ¿Cómo se explica que se convirtiera en un líder mundial con una habilidad política que impulsó tanto el debate de problemas urgentes como la solución de viejos conflictos? Son algunas de las preguntas a las que se trata de dar respuesta en el libro “Código Francisco” que la editorial Debate publica este mes en España.
Marcelo Alejandro Larraquy, periodista, escritor, guionista y profesor argentino, analiza cómo “desde la Santa Sede, el Papa Francisco ha alzado la voz para denunciar las feroces consecuencias del cambio climático y del capitalismo salvaje, la vulnerabilidad de los pobres, la trata de personas, el narcotráfico, las mafias y la desgraciada marcha de millones de refugiados e inmigrantes”. Del mismo modo, “con su diplomacia y discernimiento logró reanimar las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba, reactivar las estancadas conversaciones de paz en Siria y afrontar el avance yihadista en Medio Oriente promoviendo el diálogo ecuménico e interreligioso”. Un libro para entender “no solo la complejidad del mundo desde la Santa Sede, sino las particulares condiciones humanas y políticas de un papa impensado, cuya voz disonante es escuchada tanto por las potencias mundiales como por millones de personas, compartan o no su fe”.
Y así lo explica el autor en esta entrevista a ZENIT
Se ha escrito mucho sobre el papa Francisco desde que fue elegido. ¿Qué aporta de novedad en este libro?
— Larraquy: Es un libro integral que trabaja con minuciosidad dos aspectos clave: su genealogía teológica, que a menudo está sujeta a confusión. Y su gobierno, que también confunde a sus detractores, o al menos ellos dicen sentirse confundidos. El libro enlaza también de manera constante, los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, con el de Francisco, marcando continuidades y rupturas en el liderazgo político y pastoral.
¿Cómo surgió la idea de escribir “Código Francisco”?
— Larraquy: A los pocos meses de iniciarse el papado, publiqué “Recen por Él”. Era un libro que hacía una puesta en escena de quién era Francisco, qué Iglesia encontraba y analizaba por qué lo habían elegido. Pero al poco tiempo me daba cuenta que había una dimensión de su gobierno, que al inicio de su pontificado era una pequeña gema, como su viaje a Lampedusa o la oración por Siria en 2013, que necesitaba un desarrollo más profundo.
¿De qué forma cree que se vincula su espiritualidad y su forma de vivir la fe católica con su capacidad para tomar decisiones de gobierno en la Iglesia?
— Larraquy: Creo que tiene características políticas y una impronta de pastor que lo lleva a tomar decisiones audaces. Justamente, traté de entender cómo tomaba las decisiones geopolíticas. Y además del andamiaje que le ofrece la estructura vaticana, la oración, su diálogo con Dios es determinante. Bergoglio reza para escuchar. Y esa inspiración, gestada en ese espacio de silencio y de quietud, lo anima a las decisiones. Es un hombre de fe y un hombre político, con mucha percepción de los problemas del mundo.
Además, en su libro indica que “quizá no haya Estado en el mundo que tenga mejor servicio de inteligencia que el Vaticano”…
— Larraquy: Sí, por el valor que le da Francisco a la relación con los nuncios. Los nuncios son los ojos y oídos del Papa, pero también son quienes concentran mucha información, desde distintos sectores, de lo que ocurre en la Iglesia y la política de un país. No pasa una semana sin que reciba un nuncio. Francisco renovó una estructura diplomática que estaba adormecida.
En su opinión, ¿por qué Francisco está siendo un Papa tan valorado positivamente tanto por católicos como por gente alejada de la Iglesia?
— Larraquy: Por su apertura y su sensibilidad. Por su comprensión de entender que debía poner el foco en las periferias para acercarse a los que sufren, y a los que la Iglesia había apartado.
¿De qué forma cree que ha condicionado su labor en Argentina, a la hora de gestionar ahora el pontificado?
— Larraquy: En la Argentina, quizá sea el país donde más cuestiona al Papa, porque lo ven con “ojos argentinos”, y pierden de vista su dimensión mundial. Sectores del oficialismo y los más influyentes de la prensa local, lo visualizan como una facción política. No pueden escapar de esa visión. En parte es comprensible porque Argentina, desde sus orígenes, es un país faccioso. Pero en los sectores populares el Papa, en el “pueblo fiel” como decía Bergoglio cuando era Provincial jesuita, donde los sacerdotes “encontrarían el Evangelio”, su valoración está intacta.
Rocío Lancho García