«Mi caso es uno más de entre muchísimos, y a cualquiera le puede ir mal en un momento en su vida y terminar, como yo, en la calle…». Con un hilo de voz cansado y, a la vez, reconstruido, M.ª Carmen Aguayo ha puesto rostro a la dolorosa realidad de los desahucios en una convocatoria de prensa, celebrada en el centro residencial Sínodo 2005 de Cáritas Diocesana de Madrid, en la que se ha dado a conocer la respuesta de la Iglesia.
Dejándose doler por el recuerdo de un pasado que no termina de arrinconar, Mamen ha abierto las puertas de su corazón para revelar que, en 2015, pasó de la decepción absoluta a un camino de esperanza: «Nosotros nos quedamos en paro, vivíamos con angustia, pensando en el día que nos iban a echar de la casa, no sabíamos qué íbamos a hacer con las cuatro hijas…». Tras un tiempo, ella y su familia recurrieron a Cáritas, que les proporcionó un residencial. «Estando en aquel hogar, se provocó un cortocircuito en la cocina y se quemó la casa. Nos quedamos en la calle. Nos recogió el SAMUR social, estuvimos una semana en un hostal y tuvimos que salir. Y al poco tiempo, tras un tiempo durmiendo los seis en una habitación de mi hermana, nos llamaron de aquí, de este residencial de Cáritas», ha detallado.
En ese momento, la vida de su familia mudó por completo: «Esto supuso un cambio y otra oportunidad de volver a empezar; y esto es a lo que todo el mundo debería optar, porque nadie se debería quedar en la calle. Es muy duro ver que has trabajado durante toda tu vida y, de repente, quedarte sin nada. Salir un día de tu casa, dejarlo todo allí… Es muy duro».
«Necesitamos una relectura del artículo 47 de la Constitución»
Acompañando a Mamen han estado José Luis Segovia, vicario episcopal de Pastoral Social e Innovación; Luis Hernández, director de Cáritas Diocesana de Madrid, y Rosalía Portela, subdirectora del servicio de vivienda de Cáritas Madrid.
Segovia ha detallado que la Iglesia da respuesta a la problemática de los desahucios a través de la Vicaría de Pastoral Social e Innovación, Cáritas Diocesana de Madrid, Justicia y Paz y la Mesa por la Hospitalidad, que «son instancias de la Iglesia católica en Madrid, muy cercanas al sufrimiento y al dolor de la gente en contextos muy diferentes». Visiblemente preocupado por un posible conflicto de «pobres contra pobres», ha abogado por «elevar los listones de los derechos humanos y, particularmente, los listones de segunda generación, que son los derechos sociales, económicos y culturales».
El vicario ha destacado que en «una ciudad del primer mundo» no se puede tolerar «que estemos acogiendo en parroquias a familias con niños, con personas con discapacidad, con ancianos y con enfermos». «Constatamos que necesitamos una relectura del artículo 47 de la Constitución, que consagra el derecho a la vivienda digna y adecuada», ha subrayado, apelando al papel de las administraciones. De ahí la carta que se envió a los poderes públicos «solicitando cambios legales para suspender provisionalmente los desahucios de personas vulnerables, medidas de promoción de vivienda social y la incentivación del alquiler social asequible y ajustado a la economía precaria de estas familias».
En este sentido, ha señalado que «nosotros entendemos el derecho a la casa con vocaciones bíblicas especiales y preciosas; también se refiere a la casa de David, que es la familia de David, y unos niños que no crecen en un contexto de una vivienda digna, son unos niños que crecen en un contexto de desarraigo e inseguridad que va a deteriorar su proceso evolutivo». Para nosotros, «la vivienda es tan importante que cuando hablamos a lo que aspiramos, hablamos de tener una casa en el Cielo».
«No podíamos pasar de puntillas ante este desafío con que nos encontramos… Y viéndolo con rostros concretos, nos parece una vergüenza que en un Estado social y democrático de Derecho, como es el Estado español, y en una ciudad como Madrid, tener que acoger en espacios parroquiales inadecuados a ancianos, niños y menores porque no está garantizado este derecho a la vivienda», ha abundado.
Una vivienda «es más que cuatro paredes»
Acto seguido, la subdirectora del Servicio de Vivienda de Cáritas Madrid, Rosalía Portela, ha incidido en que «la crisis de la vivienda aún no ha terminado», y «es un hecho y una realidad que está alcanzado unas dimensiones del mismo nivel que la crisis de empleo». Esto «está provocando que cada vez haya más familias en situación de exclusión residencial», y «que más familias estén pensando dónde van a acabar mañana…».
Para ilustrarlo, Portela ha querido poner nombre y rostro concreto a las familias que Cáritas Madrid acoge en sus 282 alojamientos temporales en cuatro centros residenciales y 240 viviendas de fin social. Según ha desgranado, una vivienda «es más que cuatro paredes» y, por eso, es tan importante el apoyo para «fortalecer vínculos, recuperar dignidades, autoestimas rotas, formaciones…».
«Ayudadnos a eliminar los prejuicios y a borrar los estereotipos»
En la misma línea, el director de Cáritas Diocesana de Madrid, Luis Hernández Vozmediano, ha lamentado que «poder habitar una vivienda se está poniendo muy difícil» y que «esta dificultad es creciente, sobre todo para las personas vulnerables y para los más jóvenes», debido a «la subida de los precios y la precariedad en los salarios». Y para paliar esta situación, ha destacado, es necesaria la colaboración de toda la sociedad: «Que nos ayudéis a concienciar a los ciudadanos a eliminar los prejuicios, a borrar los estereotipos y a hacer llegar esta inquietud a las administraciones involucradas, pidiéndoles que se pongan de acuerdo en corregir este escenario de vivienda no deseado».
La respuesta de Cáritas ante la emergencia habitacional y la exclusión residencial
Cáritas Madrid ofrece 282 alojamientos temporales en cuatro centros residenciales y 240 viviendas de fin social. Han sido 587 las familias alojadas el pasado año y que, además, cuentan con el acompañamiento diario de un equipo de técnicos sociales, religiosas de diversas congregaciones y personas voluntarias que caminan con ellos cada día por un futuro mejor.
La finalidad de sus alojamientos temporales es el desarrollo pleno de la persona y la familia en los aspectos más esenciales (empleo, economía, vivienda, desarrollo personal, salud…) que impulse la consecución de su recuperación y salida a una vivienda autónoma.
El centro residencial Sínodo 2005, ubicado en el distrito de Latina y donde se realiza la convocatoria, es un inmueble de 60 viviendas, algunas de ellas en convenio con el Ayuntamiento de Madrid.
¿Cómo acompañan a las familias?
Centran el acompañamiento en la atención de personas y familias en base a las potencialidades. Abordan sus fortalezas, promueven relaciones de vecindad y favorecen un espacio protegido donde pueden recuperar su vida familiar. Acogen a las familias en un momento vital muy complicado y les acompañan en su camino hacia un futuro mejor. Todo esto se realiza con un paso posterior, que es el acompañamiento fuera del residencial, una vez que se incorporan a un alquiler social o vivienda normalizada.
Desde la organización, no piden que se suprima el mercado de alquiler, sino que se implementen políticas de alquiler social y se promuevan viviendas sociales en nuestro territorio. Además, que se humanice la legislación y el procedimiento del desahucio. Asimismo, que se articulen medios para acoger a las personas y familias en ese mismo procedimiento evitando que terminen en la calle.
Infomadrid/Carlos González
Foto: Carlos González