El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural y Alimentario (IMIDRA) se encarga de su desarrollo y conservación en la finca El Encín.
Incluye más de 3.700 variedades caracterizadas, algunas de ellas de incalculable valor por su antigüedad.
La investigación que se realiza está destinada a impulsar, potenciar y apoyar a la industria vitivinícola de la región.
Esta colección es única dentro del mundo de cultivo ecológico y su objetivo es conservar el patrimonio genético para evitar su pérdida.
14 de agosto de 2020.- La Comunidad de Madrid cuenta con la colección de variedades de vid más importante de España. Se trata de la segunda explotación más grande de Europa en la que el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), trabaja y conserva las diferentes variedades de este fruto para potenciar la industria vitivinícola de la región y aumentar su competitividad en el mercado.
En este sentido, el Gobierno regional apuesta por el estudio y mantenimiento de la mayor colección de variedades de vid del territorio nacional, la única del mundo que se conserva bajo cultivo ecológico, dadas las excelentes condiciones ambientales de la región. Esta colección cuenta con cerca de 3.700 variedades repartidas en 15 hectáreas en la finca El Encín, ubicada en Alcalá de Henares.
La consejera de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, Paloma Martín, ha destacado que “se trata de una colección referencia nacional entre los centros de investigación a nivel nacional e incluso, internacional, lo que permite, a su vez, a los investigadores del IMIDRA saber con exactitud la autenticidad de cualquier variedad que pueda registrarse en nuestro país”.
Además, es fundamental para el sector vitivinícola madrileño porque se asegura de dónde provienen las cepas y cómo evolucionan, datos fundamentales para afianzar la calidad de los vinos y para mantener los ecosistemas de la región que tienen como centro la vid.
Garantizar el patrimonio genético de las vides
Para evitar la pérdida de una sola variedad, los investigadores del IMIDRA han realizado tres copias de la colección. Dos de ellas -incluida la matriz- están cultivadas en suelo y la tercera está situada en una ubicación secreta. De esta manera se aseguran la conservación del patrimonio genético y la posibilidad de investigar y experimentar con ellas para obtener información sobre su evolución, calidad y viabilidad.
Hay que destacar que dentro de la colección se encuentran algunas variedades de incalculable valor por su antigüedad, como la denominada “teta de vaca” que data del siglo II d.C.
Origen e historia de la colección
La colección de vid, también denominada científicamente Banco de Germoplasma de Vid, se inició a finales del siglo XIX, tras la importantísima pérdida de material autóctono que había causado la filoxera. El parásito, proveniente de Estados Unidos, arrasó en poco tiempo con más de un millón de hectáreas de vid en toda Europa, siendo a partir de entonces cuando comienza la recopilación, catalogación y caracterización de las variedades para conservar el patrimonio genético y evitar, de nuevo, su pérdida.
En España se comenzó el trabajo de recolección en 1893 y continuó a lo largo del siglo XX, con diferentes figuras destacadas a las que se les debe el impulso definitivo para conservar este patrimonio genético.
La colección que la Comunidad de Madrid tiene en la finca El Encín tiene su origen en 1950, como fruto de la unificación de otras colecciones que existían en diferentes puntos de España.
Desde entonces, se ha ido completando con envíos sucesivos de variedades de diversas zonas vitícolas nacionales e internacionales, hasta llegar a las casi 3.700 con las que cuenta en la actualidad.