“Lo que Maciek le dio al Comité Organizador, más allá de un trabajo de diseño bellísimo, fue la confianza de que Dios es más poderoso que cualquier enfermedad o debilidad humana”
“Maciek es una de las personas a las que Dios llamó a través del sufrimiento durante los preparativos para la Jornada Mundial de la Juventud. No fue el único que tuvo que atravesar momentos difíciles por razones de salud, pero sí el único cuyo sacrificio fue completo y total”, dice el padre Grzegorz Suchodolski, Secretario General del Comité Organizador Local (COL) de la JMJ. “Lo que Maciek le dio al Comité Organizador, más allá de un trabajo de diseño bellísimo, fue la confianza de que Dios es más poderoso que cualquier enfermedad o debilidad humana; Él puede transformar todo eso. Durante su trabajo en el Comité volvió a creer y a confiar en Dios; de esa manera pudo afrontar el sufrimiento y aceptar la Cruz y se convirtió en un referente para nosotros”, explica el padre.
Maciek Szymon Cieśla, fallecido el 2 de julio de 2016 tras luchar contra el cáncer, era un joven diseñador de comunicación visual de la Academia de Bellas Artes de Cracovia. Ganador de premios y con experiencia, llegó al COL de la JMJ en septiembre de 2014 gracias a un anuncio sobre voluntariado publicado en su universidad.
La página web de la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, que se celebra del 27 al 31 de julio, cuenta la historia de Maciek, un testimonio para todos. “Comenzó con la preparación gráfica para el primer retiro: ya en el primer bosquejo hizo algo maravilloso. Después de la foto nos dimos cuenta de que Maciek era profesional. Éramos cuatro personas terminando la página web y nos estaba costando mucho, así que le pedimos ayuda a Maciek. Él vino por la tarde, después del trabajo”, dijo Monika Rybczyńska, que trabaja en el área de diseño gráfico del COL.
“Él fue la voz de la razón para nosotros. Nos quedábamos hasta las 10 de la noche. Maciek un día se fue a las 8 y dijo: ‘Me voy, ya está. Ustedes deberían irse también’ y nos sobornó con chocolates. Puso las cosas en orden. De verdad, lo amamos.”
Y explican que Maciek renunció a su trabajo en diciembre de 2014 y se unió al equipo de diseño gráfico de la JMJ. No estaba muy comprometido con la Iglesia; de hecho, cuando llegó estaba muy desanimado en ese sentido. Aun así, quería trabajar allí. Y su compañera Monika recuerda una frase que le dijo: “Una vez me dijo: ¿Sabes, Monika? Estoy aquí porque quiero creer que todavía hay algo bueno en la Iglesia”.
Los problemas de salud de Maciej comenzaron en septiembre de 2015. “Le dolían los meniscos. Hacía tiempo que no iba al médico y nadie sospechaba que fuera algo realmente serio. La gente que lo conocía le decía que se hiciera estudios o que fuera a rehabilitación. Maciek no le daba importancia porque no sabía de dónde podía provenir este dolor, no le había pasado nada, no se había caído ni se había lastimado la rodilla nunca”
Después de los estudios médicos, llegó la confirmación del cáncer. Maciek siguió trabajando desde casa, bajo tratamiento. “Preparó proyectos relacionados con los Embajadores de la JMJ y con los retiros. Recibió todo el tratamiento que le fue posible. A pesar de esto, la pierna siguió empeorando y el cáncer se extendió a sus pulmones”.
Monika también recuerda que él les alentó. “En esta carrera habíamos perdido la perspectiva de debemos cuidarnos, y Maciek nos lo recordó. Él fue un don para nosotros. Estás apurado, trabajas y te acuerdas de Maciek y te das cuenta de que hay algo más importante que que el diseño salga bien”.
Y sus amigos del COL empezaron a rezar por él, ayunaban el primer día del mes, debajo de una mesa especial escribieron los nombres de quienes lo estaban acompañando espiritualmente en este camino. Se rezó la Coronilla a la Divina Misericordia diariamente por él y estuvo en las intenciones de muchas misas. Además, “voluntarios de la JMJ que participaron de una audiencia papal rezaron por él. Alguien se puso en contacto con los padres de la beata Chiara Luce Badano. A través de un amigo del COL de la JMJ, recibió la visita de las reliquias de San Chárbel”. Monika, también cuenta que sehizo una misa por él en una capilla y Maciek estuvo ahí. “Durante la oración de los fieles, lloramos como niños”.
El 21 de marzo Maciek publicó una foto suya con la leyenda “100 dni ONKO” (“100 días con cáncer”) en su perfil de Facebook. Y explicaba: “Hace exactamente cien días me enteré de que algunas de las células de mi cuerpo decidieron rebelarse: han mutado y se han transformado en un tumor maligno en el fémur. Resultó que, además del hecho de que son malignas, les gusta viajar y hace un mes llegaron a mis pulmones, más rápido que polacos visitando Croacia en vacaciones”, refiriéndose a su enfermedad con cierta indolencia en su publicación de los “Cien días con cáncer”. Más adelante, en mayo, escribió “¡Qué rápido cambian la vida y las prioridades! ¡…y qué sueños tan diferentes tenemos! Algunos sueñan con tener una carrera y fama, ascender, un trabajo nuevo, riqueza o, incluso, que el mayor evento de este año en Cracovia (JMJ) sea un éxito…yo, hace 150 días sueño una sola cosa… que me gustaría vivir, simplemente”.
El padre Grzegorz Suchodolski asegura que “en el Comité estamos convencidos de que Dios nos lo dio durante este tiempo de enfermedad. Que lo envió a trabajar al Comité precisamente para que él fuera capaz de vivir en compañía de personas de fe, que confían en Dios. Que él quiso ofrecerse a sí mismo a la maravillosa comunidad que trabaja para la Jornada Mundial de la Juventud”.
En junio Maciek decidió que se le amputara la pierna. Los medicamentos no servían y su estado sólo empeoraba. El 6 de junio se operó pero no mejoró. Monika indica que desde el principio sintió que era el plan de Dios que ella estuviera ahí porque la JMJ es un proyecto en el que se mira a las personas, diferente de otro tipo de proyectos. “La atmósfera espiritual es muy fuerte allí que no existe en las empresas seculares. Rezamos, ayunamos. Y eso es muy fuerte. Se puede sentir la unidad. Estos son los frutos de esta enfermedad: antes, en lo que se refiere a cosas de trabajo, estábamos cada uno por nuestra cuenta, había división entre nosotros. Maciek realmente nos unió”, concluye su compañera.