La labor de los voluntarios permite que la Organización de la Iglesia católica en España destine, cada año, el 90% de sus ingresos a los fines de la ONG: educación para el desarrollo y financiación de proyectos de desarrollo.
El trabajo de los voluntarios ha sido esencial para apoyar, en el año de la emergencia sanitaria, a más de 1,2 millones de personas en América Latina, Asia y África, a través de más de 133 iniciativas de emergencia.
La ONGD cuenta, actualmente, con la colaboración de 5.788 personas voluntarias. El 56% de ellos son prejubilados o jubilados, y la mayoría son mujeres.
Madrid (3/12/20).- Manos Unidas, como Organización formada casi en su totalidad por personal voluntario, se suma a la celebración, el sábado 5 de diciembre, del Día Internacional de los Voluntarios. Y lo hace como homenaje a un colectivo de hombres y mujeres que, desde hace 61 años, hacen posible su trabajo de lucha contra el hambre y la pobreza en el mundo.
En este año 2020, la labor del voluntariado de Manos Unidas ha sido más importante que nunca. Las circunstancias excepcionales provocadas por la pandemia del coronavirus han dado al traste con muchas de las actividades que la Organización lleva a cabo en sus 72 Delegaciones, por lo que, los casi 6000 voluntarios, han tenido que ingeniárselas para pensar y diseñar nuevas actividades que les permitieran continuar con sus labores de educación para el desarrollo y de captación de fondos.
“Los voluntarios de Manos Unidas han demostrado, estos últimos meses que, con esfuerzo, dedicación y con imaginación, se pueden superar dificultades como las que se nos presentaron con la llegada del coronavirus en el mes de marzo”, asegura Jaime Aguirre, coordinador del departamento de Voluntariado de Manos Unidas. “Pese a la incertidumbre constante y el condicionamiento de su labor, las personas que trabajan en Manos Unidas han podido llevar a cabo diversas actividades en el entorno virtual con las que seguir ayudando a los que más lo necesitan”, explica.
El trabajo de los voluntarios ha sido esencial para apoyar, en el año de la emergencia sanitaria, a más de 1,2 millones de personas en América Latina, Asia y África, a través de más de 133 iniciativas de emergencia, por un importe cercano a los 4,6 millones de euros, que se suman a los otros muchos proyectos de desarrollo que la ONG ha apoyado este año.
Los voluntarios de Manos Unidas han trabajado este año con la vista puesta en las personas más empobrecidas y en los colectivos de población más vulnerables –ancianos, poblaciones indígenas, mujeres, niños, trabajadores precarios…- que son los que más han sufrido, y están sufriendo, los efectos de la pandemia. Así lo asegura María Landero, que tras pasar muchos años trabajando como enfermera en Congo, dedica ahora su tiempo al trabajo como voluntaria en la Delegación de Manos Unidas en Valencia: “en este largo confinamiento he pensado en la magnitud del daño sanitario, moral, económico, que arrastra consigo la pandemia. A nuestro alrededor vemos sufrimiento y dolor, y vemos también actos heroicos en muchos ámbitos. Lo palpamos y lo vivimos en España, en Europa, y en todos los continentes. Pero si hay uno que destaca es África, que no tiene la capacidad ni los medios para luchar contra el coronavirus”, relata.
La labor de los voluntarios, que en Manos Unidas abarca todas las áreas de trabajo, desde la presidencia hasta el apoyo puntual en la época de la Campaña anual, permite que la Organización de la Iglesia católica en España destine, cada año, el 90% de sus ingresos a las tareas de sensibilización y a la financiación de proyectos de desarrollo. Para Aguirre, esa es una de las claves del voluntariado de Manos Unidas: “la austeridad es una de las señas de identidad de Manos Unidas y una de las principales razones que mueven a nuestros voluntarios a sumarse a la causa de la Organización”.
El perfil de los voluntarios cambia, su esfuerzo no
El responsable de voluntariado de Manos Unidas explica cómo la pandemia ha cambiado el perfil del voluntariado de la Organización: “Históricamente, nuestro voluntariado ha estado formado por personas, jubiladas o prejubiladas, con edades superiores a los 65 años (56% en 2020). La mayoría de nuestros trabajadores voluntarios han sido mujeres que han dedicado su tiempo, desinteresadamente, a la ayuda de los menos favorecidos”.
Sin embargo, en 2020, con las medidas impuestas por la pandemia, “ha habido una disminución muy significativa de la presencia en las oficinas centrales y, sobre todo, en las 72 Delegaciones de la Organización, que ha puesto de relieve la necesidad de mantener vivo el compromiso de los voluntarios y abrir nuevos caminos para llevar a cabo su colaboración” informa Aguirre.
Pero eso no significa que los voluntarios de Manos Unidas hayan perdido un ápice de entusiasmo. Como explica María Landero, “volverán a la Delegación más motivados y reforzados con la presencia de otros voluntarios”.
Por su parte, Clara Pardo, presidenta de Manos Unidas, voluntaria también, asegura que “a pesar de lo incierto del camino saldremos de esta crisis aún más decididos a hacer de este mundo un lugar mejor para todos y trabajar por el reto de acabar con la pobreza y el hambre en el mundo”. “En Manos Unidas confiamos en que el número de voluntarios crezca cada año para que podamos seguir aportando todo nuestro esfuerzo y trabajo en la construcción de un mundo en el que nadie quede atrás”, declara Pardo.
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