Desde el pasado 8 de diciembre estamos viviendo el Año de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco. En Madrid, el arzobispo diocesano, monseñor Carlos Osoro abrió la Puerta de la Misericordia en la catedral el sábado 12 de diciembre. A partir de ese día, los distintos templos de la diócesis designados como jubilares celebraron su respectiva ceremonia solemne, dando así inicio a un Año de Misericordia que se prolongará hasta el 20 de noviembre de 2016, solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo.
En Misericordiae Vultus, la bula de convocación del Jubileo extraordinario de la Misericordia, el Santo Padre establece que durante este Año todos los sacerdotes pueden perdonar, entre otros, el pecado del aborto que hasta ahora estaba reservado a los penitenciarios.
En el punto 18 de la bula, el Papa dice textualmente: «Durante la Cuaresma de este Año Santo tengo la intención de enviar los Misioneros de la Misericordia. Serán un signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe. Serán sacerdotes a los cuales daré la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica, para que se haga evidente la amplitud de su mandato. Serán, sobre todo, signo vivo de cómo el Padre acoge cuantos están en busca de su perdón. Serán misioneros de la misericordia porque serán los artífices ante todos de un encuentro cargado de humanidad, fuente de liberación, rico de responsabilidad, para superar los obstáculos y retomar la vida nueva del Bautismo. Se dejarán conducir en su misión por las palabras del Apóstol: “Dios sometió a todos a la desobediencia, para tener misericordia de todos” (Rm 11,32). Todos entonces, sin excluir a nadie, están llamados a percibir el llamamiento a la misericordia. Los misioneros vivan esta llamada conscientes de poder fijar la mirada sobre Jesús, “sumo sacerdote misericordioso y digno de fe”» (Hb 2,17).
En la diócesis de Madrid, dos sacerdotes diocesanos han sido nombrados Misioneros de la Misericordia: se trata de Jesús Higueras, párroco de Santa María de Caná, en Pozuelo, y Víctor Hernández Arcediano, miembro del equipo de Pastoral de la Salud. Ambos participarán los días 9 y 10 de febrero, en el Vaticano, en un encuentro con todos los Misioneros de la Misericordia. Serán acogidos el día 9 por el Santo Padre, quien les explicará en qué consiste la delicada tarea que les espera. Al día siguiente, 10 de febrero, el Sumo Pontífice presidirá la Misa del Miércoles de Ceniza. Los Misioneros de la Misericordia serán los únicos que concelebren con él en esta Eucaristía, en la que se les conferirá el mandato. Además, en esta ocasión se expondrán a la veneración de los fieles las reliquias del Padre Pío de Pietrelcina y el Padre Leopoldo Mandic, a quienes el Papa propone como los santos de la Misericordia.
La tarea de los Misioneros de la Misericordia se desarrollará especialmente durante la Cuaresma y en otras ocasiones especiales, a petición del obispo diocesano o de los párrocos del lugar.