El desperdicio se cuela en el Informe España 2024 entre los grandes desafíos de nuestro país, donde se produce un millón de toneladas de residuos textiles del que solo se recicla el 1 %.
5 de diciembre 2024.- Los grandes desafíos del país están recogidos, anualmente, en el Informe España, cuya exhaustividad —la edición de 2024 consta de 434 páginas— convierte al documento en una de las mejores radiografías sociales. En él aparecen temas de calado, como el desarrollo del mercado de trabajo, la protección a la infancia, la inmigración o el impacto sobre el territorio de los cambios demográficos. Junto a ellos, el capítulo 4 aborda «La insostenible sociedad del desperdicio», un tema cuya inclusión sorprende a priori, pero que está plenamente justificado a la luz de los datos que aporta. Y del momento elegido para su presentación: el documento, elaborado por la Universidad Pontificia Comillas (UPC) y la Cátedra José María Martín Patino de la Cultura del Encuentro, con el apoyo de la Fundación Ramón Areces, vio la luz en la víspera del Black Friday y a la puerta de la Navidad, una época en la que se dispara el consumo. Algunos de los números sobre los que parte la reflexión son los siguientes: la cifra de desechos electrónicos crecerá en 2030 hasta 74,7 millones de toneladas a nivel mundial. Además, globalmente cada minuto se echan a la papelera un millón de botellas de plástico. En cuanto a la ropa, España tira al año 0,9 millones de toneladas de residuo textiles. Solo se recicla el 1 %.
«Los datos son tan elevados porque hemos pasado de consumir para cubrir necesidades a consumir para intentar llenar nuestro vacío interior», explica Jordi López Ortega, de la Universidad Politécnica de Cataluña y autor del capítulo. «Esto nos lleva al hiperconsumismo porque, en realidad, comprar no nos hace crecer por dentro». Al final, «uno continúa adquiriendo productos sin fin para intentar conseguir un objetivo que es imposible», explica a Alfa y Omega.
En este contexto, «no haría falta más ropa. Ya tenemos suficiente». Pero las empresas, «en vez de detener la producción, se preguntan: “¿Cómo conseguimos que la gente compre ropa cuando ya tiene la que necesita?”». Una pregunta cuya respuesta nos aboca al desperdicio. «Las fábricas necesitan que tiremos ropa, lo cual a veces se hace sin ni siquiera estrenarla, para que nos entre en el armario otra nueva». Y todo ello «a la velocidad de la digitalización del sector textil, que es capaz de cambiar los modelos finales situados en las tiendas en solo dos semanas». El resultado, concluye López, es que «cada media década se doblan los residuos textiles; algunos sin usar».
En conversación con Alfa y Omega, María reconoce que ha caído en la trampa. «Yo he comprado ropa, para mí y para mis hijos, que luego no he estrenado», confiesa. «Aunque no la tiro a la basura, sino que se la paso a mi hermana. Sus niños son un poco más pequeños». Su actitud, compartiendo sus excedentes textiles en vez de tirarlos, coincide con uno de los grafitis plasmados en la gran pizarra que la UPC ha colocado estos días para que los alumnos puedan expresar sus reflexiones en torno al Black Friday. «Donar algo a alguien que lo necesita», dice el texto de un alumno. Es lo que Jordi López llama «cambiar el corazón y la mirada» en nuestro día para revertir la imagen actual de «un mundo que está vacío de recursos y lleno de residuos». En esta línea, según López, otro de los grafitis da en la diana. «Antes de comprar, piensa: 1) ¿Realmente lo necesitas? 2) ¿Te lo puede prestar alguien? 3) ¿Tienes ya algo en casa con la misma función? 4) ¿Puedes comprarlo de segunda mano?».
Otra posibilidad, en el caso de los excedentes textiles, es la reutilización y el reciclaje de la ropa, un sector en el que está involucrada Cáritas a través de su proyecto Moda re-. La empresa se encarga de convertir ese gesto de tirar ropa en una oportunidad laboral para personas en riesgo de exclusión social —la empresa tiene 1.400 empleados, de los que el 50 % forman parte de este colectivo—. A la vez, se mejora el cuidado de la casa común. «Tenemos sensorizados los contenedores —donde se recogen 44 millones de kilos al año— y solo se vacían cuando hace falta». Así, «hemos bajado en un 40 % la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero de las furgonetas de recogida», explica Alberto Egido, responsable de Medioambiente y Circularidad de Moda re-. Con todo este material, la empresa acondiciona y pone a la venta la ropa que está en buen estado y recicla los materiales del resto «principalmente para la industria de la automoción».
JOSÉ CALDERERO DE ALDECOA
Alfa y Omega