«Todavía queda mucho por hacer» después de la liberación casi completa de la llanura de Nínive. Es preciso «un proceso de reconciliación nacional y un esfuerzo conjunto para alcanzar soluciones compartidas», pidió el Papa a los obispos caldeos reunidos en el Vaticano
En la situación actual de Irak, que afronta «nuevas incertidumbres sobre el futuro», el compromiso de los cristianos con la unidad «es más necesario ahora que nunca». Por este motivo, el Papa ha exhortado a los líderes de la Iglesia caldea a «trabajar sin descanso como constructores de unidad». Lo hizo el jueves al saludar al Sínodo caldeo anual, que el miércoles comenzó su trabajo en el Vaticano.
«Si de hecho una página trágica se ha cerrado en algunas regiones de vuestro país, significa que todavía queda mucho por hacer», reconoció el Santo Padre. «Hay necesidad de un proceso de reconciliación nacional y un esfuerzo conjunto de todos los componentes de la sociedad para alcanzar soluciones compartidas para todo el país».
A lo largo del sínodo, los obispos caldeos van a analizar, además de cuestiones internas, la cuestión de la migración forzada, el regreso de los desplazados –hace unos días se presentó en Roma un Plan Marshall de Ayuda a la Iglesia Necesitada para reconstruir las aldeas cristianas de la llanura de Nínive–. Asimismo, abordarán los miedos que ha vuelto a encender el reciente referéndum para la independencia de Kurdistán, que el 25 de septiembre arrojó una aplastante mayoría a favor de que esta región se separe totalmente del Gobierno central del país.
Diálogo con las demás iglesias
Ante las divisiones que este resultado puede suscitar, también entre los cristianos, es especialmente importante fomentar la comunión con los cristianos de otros ritos. Entre todos han de colaborar para «promover el diálogo y la colaboración entre los actores de la vida pública». Francisco pidió además a los cristianos iraquíes que «permanezcan firmes» en la intención de «no caer en el desánimo ante las dificultades que persisten».
En cuanto a la vida interna de la Iglesia caldea, el Papa felicitó a los obispos por las nuevas vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa, aunque les advirtió para que, ante la falta de vocaciones, no acogieran «en los seminarios a personas que no están llamadas por el Señor. Es necesario examinar bien la vocación para verificar su autenticidad», así como acompañarla luego con una formación que armonice lo humano, espiritual, pastoral e intelectual. También les pidió que colaboren con la Iglesia latina para la atención espiritual de las comunidades en la diáspora.
Alfa y Omega
Imagen: Patriarcado caldeo de Babilonia