Liquidaron a Mariano Rajoy porque el juez de extrema izquierda y connivente con el mundo batasuno/bilduetarra, José Ricardo de Prada, convenció al compañero durmiente, de cuyo nombre no quiero acordarme, de que metieran una apostilla en la sentencia de la Gürtel condenando a todo el PP por las tropelías de los desalmados de Correa. Sobre ese párrafo fake, posteriormente borrado de la sentencia por la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, construyeron la moción/decapitación de censura de junio del 2018 los Ábalos/Sánchez/Redondo con la que empezó a cambiar la historia de este país.
Cierto es que el diletantismo marianismo coadyuvó decisivamente a que triunfara; a partir de ahí empezó a escribirse lo que ahora una mayoría de la población democráticamente aborrece.
El lector recordará que fue el Partido Nacionalista Vasco (PNV), al parecer, convencido por ese sujeto inexportable para el bien llamado Iván Redondo (dicen que ahora aproximándose a Feijóo), el que dictó sentencia condenatoria contra el gallego al que había aprobado los Presupuestos Generales cuatro días antes. Desde entonces, oiga, todo para la buchaca.
Sólo reaccionan cuándo Sánchez Galán les pega un toque para que esa entente frankestein y despilfarrante pare los pies a la ministra Montero, recaudadora irresponsable del Reino, a la que lo mismo da ciento que ochenta. ¡Un carajal!
Si los derechistas –incluso más– del PNV quisieran, Sánchez duraría menos que los días que le quedan a Broncano para trincar la totalidad de la morterada de millones de RTVE. ¡Hay que desechar cualquier esperanza! Se trata de un silogismo de libro. Estos nacionalistas de fueros, Dios y leyes viejas, han demostrado ser auténticos maestros en el arte del cubilete. Yo te sostengo en esto, si me das aquello. No te mando a paseo si a cambio no olvidas qué hay de lo mío.
Sumar es menos que nada, organización de la manduca a la que hay que restar Errejón. Los del niño de la Moreneta, la conocida organización ERC, sólo aspiran a que aguante la mamandurria mientras se despedazan entre vínculos fraternales (sic). Y el prófugo anda ahí aspirando a que Feijóo le garantice por escrito que podría volver sin pasar antes por el Tribunal Supremo… Y todo así, oiga.
El PNV, que preside Andoni Ortuzar, es el sorprendente convidado en la fiesta de la marginalidad y el dislate. Mientras tenga su trozo de queso asegurado, chuletón de Tolosa en la mesa de cuando en vez y txacolí a raudales que no falte, seguirán sosteniendo a un cadáver político, acorralado por la corrupción y desprestigiado nacional e internacionalmente.
Esa vaina, oigan, no va con ellos.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 17.11.2024