El domingo 30 de abril, el monasterio cisterciense de Nuestra Señora de la Alconada, en Palencia, vivió una gran fiesta: la celebración de los 100 años (76 dedicados a Dios) de una de las cuatro monjas que allí vive, la hermana Asunción. Fue una Eucaristía que presidió el obispo de Palencia, Manuel Herrero.
Quintanilla de Vivar (Burgos) fue la localidad que la vio nacer, en el seno de una familia de diez hijos. Era la mayor. A los 24 años se consagró a Dios en la Orden Cisterciense en el monasterio de San Quirce de Valladolid, pasando luego por Aranda de Duero, Toledo y Ampudia. Fue priora, maestra de novicias, mayordoma, enfermera o portera. En una entrevista en El Espejo de Palencia, ha contado cómo un monje que pasaba por su pueblo le dio el empujón que necesitaba. No tenía dote; pero tampoco había problema: el religioso conocía un monasterio en el que había reservadas cinco dotes para jóvenes que tuvieran buena voz. Ella la tenía e ingresó.
En la celebración del domingo, el obispo le dio una sorpresa y bajó de la sede hasta el lugar que ocupaba la religiosa para hacer una homilía a modo de diálogo. Al final, la hermana Asunción se lo agradeció: «Muchas gracias al señor obispo y a sus colaboradores en esta celebración por mis 100 años de vida. También agradezco a todos los presentes que me acompañan su oración por tantas gracias que tengo dar a Dios, por todos y cada uno pido al Señor que les bendiga y conceda cuantas gracias necesiten».
Estos días, con la celebración todavía reciente –el cumpleaños fue el 18 de abril– la priora recuerda qué ha significado este centenario para la comunidad: «Ha sido un motivo de júbilo por ser testigos de la misericordia de Dios con nuestra hermana y con nuestra comunidad, de testimonio de una vida entregada por completo a Dios y de comunión universal con toda la iglesia por la cariñosa presencia de nuestro obispo en este acto».
Alfa y Omega
F.O.
Imagen: La hermana Asunción, con el obispo de Palencia.
(Foto: Diócesis de Palencia)