La prestigiosa psicólogo Laura Rojas-Marcos se adentra, en su nuevo libro «La familia», en el mundo de las relaciones familiares para mostrarnos el camino que nos llevará a gozar de ellas y propone un recorrido fácil para conseguir disfrutar de unas relaciones familiares sanas, algo esencial para alcanzar nuestra propia estabilidad emocional. Vivir plenamente en familia es un proceso que todos podemos aprender y llevar a la práctica.
Laura Rojas-Marcos nació y estudió en Nueva York, aunque pasó largas temporadas en Sevilla. Es licenciada en Psicología por la Universidad de Nueva York y posee un máster en Psicología por la Universidad Yeshiva de Medicina Albert Einstein de Nueva York.
Desde el 2002 reside en Madrid, donde obtuvo el título de psicoterapeuta en la Universidad Autónoma y completó los cursos del doctorado en Psicología Clínica, Forense y de la Salud en la Universidad Complutense.
En la actualidad dispone de una consulta privada de Psicología y es especialista en trastornos de ansiedad, depresión, estrés, maltrato doméstico, problemas relacionales y psicooncología.
Después de sus libros “Hablar y aprender”, “El sentimiento de culpa” y “Somos Cambio” presenta un ensayo “La familia. De relaciones tóxicas a relaciones sanas” en el que vuelca su amplia experiencia sobre la materia adquirida en el ejercicio de su profesión en diversas instituciones y hospitales norteamericanos y en su consulta madrileña.
Precisamente allí nos recibe con su permanente sonrisa. Su despacho no es muy grande pero resulta acogedor
Pregunta.- Ud. dedica su último libro a la familia, una institución que algunos afirman está en crisis. ¿comparte esa idea?
Respuesta.- Creo que la familia no está en crisis sino en proceso de cambio continuo. Esto puede llevar a que a veces sintamos mucho estrés, ansiedad o incertidumbre. Pero la realidad es que la familia es un sistema activo y que está en continuo movimiento y transformación. La clave es aprender a gestionar el cambio.
P.- En la actualidad hay muchas familias desestructuradas. ¿A qué se debe?
R.- En mi experiencia profesional encuentro que muchas familias son desestructuradas porque hay falta de comunicación y poco tiempo para compartir. Convivir no es una labor fácil. Requiere dedicación, compromiso e interés. Si estos ingredientes no existen aumenta la probabilidad de que las relaciones familiares no funcionen.
P.- Si la familia falla, la sociedad podría presentar signos patológicos….
R.- Hay familias que funcionan y otras que no. Algunas tienen más dificultad para afrontar la adversidad y otras menos. En los tiempos de crisis pueden surgir signos patológicos, no obstante, no hay que olvidar que el ser humano está preparado, como individuo y como miembro de un grupo y una sociedad, para superar la adversidad y encontrar de nuevo la estabilidad.
P.- En su libro habla ud. de una transición de relaciones tóxicas a relaciones sanas ¿Qué agentes contribuyen al desarrollo de una relación enferma?
Las relaciones tóxicas se caracterizan por ser perjudiciales y dañinas para el individuo o grupo. En ellas se pueden encontrar dinámicas que incluyen comportamientos y mensajes llenos de: chantaje emocional, manipulaciones perversas, conductas agresivas, profundos sentimientos de culpa y malas intenciones.
R.- ¿Cuáles son los remedios que combaten la toxicidad de las relaciones familiares?
El mejor remedio es poner distancia, sobre todo emocional. También ayuda conocerse, tener la capacidad para relativizar y ser asertivo, es decir de poner límites y decir que “no”. Aunque a veces nos cuesta decir “no” no hay que olvidar que tener la capacidad para ello es muy sano.
P.- ¿Las nuevas tecnologías aíslan a los miembros de una familia?. ¿Es básica la comunicación para lograr una familia unida?
R.- A partir de la idea de que las nuevas tecnologías aportan muchas cosas positivas en nuestra vida como información y la posibilidad de estar en contacto con los demás. Si es cierto que el abuso o el mal uso de las mismas pueden afectar negativamente las relaciones familiares. Por lo tanto se recomienda utilizarlas con moderación.
P.- La familia dice ud que es un sistema. ¿Cómo se estructura?…
R.- La familia es un sistema compuesto por miembros de diferentes edades, generaciones y sexo que tienen como vínculo de unión el sentido de pertenencia, parentesco, valores, intimidad y alianzas. El sistema familiar está compuesto por distintos subsistemas (fraternal o conyugal) que comparten una historia de interacciones, emociones y expectativas.
P.- ¿Qué papel juega o debe jugar la inteligencia emocional?
R.- La inteligencia emocional es esencial en las relaciones interpersonales y familiares ya que nos ayuda a entendernos a nosotros mismos y a los demás. La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajenos, de motivarnos y de gestionar bien las emociones internamente, así como nuestras relaciones con otras personas.
P.- Su consulta es un confesionario en el que los pacientes descargan sus emociones, dudas y firmezas. ¿Percibe ud. confusión, desesperanza, frustración…?
R.- Las personas que buscan ayuda de un profesional generalmente quieren, además de desahogarse, buscar soluciones a sus problemas; quieren cambiar algo de su vida. El trabajo de un psicólogo consiste en ayudar a entender una situación determinada, acompañar a la persona durante su proceso de cambio y sobre todo a encontrar alternativas realistas y constructivas para que consigan su objetivo.
P.- ¿Los valores éticos y morales afloran o hay personas que han perdido la fe y no creen en nada?
R.- Cada uno tiene sus propios valores éticos y morales, aquellos que han aprendido en su entorno familiar y los que han decidido incorporar a su forma de vida a lo largo de los años y las experiencias. No creo que haya personas que no creen en nada, sino personas que no tienen claro lo que quieren, quiénes son, personas insatisfechas o que sencillamente no se han parado a pensar en qué es importante para ellos.
P.- ¿Cree ud. que hay muchas personas que debían pasar por el sillón de un psicólogo y no lo hacen?
R.- Creo que durante los momentos difíciles o de crisis, todos necesitamos algún tipo de ayuda, sea de un amigo, un familiar o un profesional. Lo importante es identificar el problema y hacer algo al respecto. Si las personas del entorno no pueden ayudarnos, es una buena idea buscar ayuda de un psicólogo. A veces las personas piensan que ir a un psicólogo está relacionado con estar muy mal emocionalmente, pero esto no es así. No hace falta tener un problema grave para ir a un terapeuta
P.- ¿Qué puede ofrecer un psicólogo a quien le consulta?
R.- Los psicólogos somos una herramienta, una alternativa más al que se puede recurrir cuando se está sufriendo o pasando mal. Ofrecemos entendimiento, comprensión, apoyo emocional y un análisis objetivo sobre las circunstancias. Nuestro trabajo se basa y se apoya en estudios empíricos y en numerosas investigaciones científicas por lo tanto ejercemos técnicas que han sido científicamente validadas y demostradas.
P.- El objetivo último es la felicidad. ¿Se puede conseguir fuera del ámbito familiar?
R.- Por supuesto. Todo aquél que se proponga ser feliz puede serlo. La clave está en estar motivado, esforzarse, tomar decisiones y sobre todo ser amable con uno mismo.
P.- El ensayo que Ud. presenta sobre la familia es de gran interés. ¿Cuál fue su intención al escribirlo?
R.- En mi trabajo como psicólogo observo que el tema de las relaciones familiares surge muy a menudo en las conversaciones, por lo tanto decidí que quería aportar mi granito de arena. Mi intención es ayudar y compartir con los demás mis experiencias y aprendizajes.