Católicos, evangélicos, musulmanes y judíos responderán de forma conjunta cada vez que se produzca un atentado en España. El pacto se escenificó en el II Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz.
Dar una respuesta conjunta frente a los atentados de terrorismo que puedan darse en España. Esta es una de las líneas de trabajo que está desarrollando la iniciativa Pacto de Convivencia, que surgió en 2006 y de la que forman parte representantes de las tres grandes religiones monoteístas, junto al Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, la Plataforma del Tercer Sector, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid o la Coordinadora de Organizaciones de Cooperación para el Desarrollo.
«La idea es difundir una imagen de unidad en momentos en los que sea importante lanzar ese mensaje a la ciudadanía, como son los actos terroristas», explica Ana Ruiz, coordinadora de la iniciativa, a Alfa y Omega. «El Pacto de Convivencia, dando una respuesta consensuada, habitual en países como EE. UU. o Reino Unido pero no tanto en España, puede transmitir esa coordinación frente al odio que deje claro que la violencia no es en ningún caso la solución».
De momento, el protocolo elaborado por la entidad habla de pronunciarse de forma unitaria ante este tipo de sucesos, pero desde el Pacto de Convivencia no rechazan, si se lo pidiera la Administración, atender de forma conjunta, cada uno desde su ámbito, a los afectados por un atentado. «La mesa nació con una clara vocación de servicio». Como instituciones religiosas, forman parte de esta iniciativa el Arzobispado de Madrid, la Comisión Islámica de España, la Federación de Comunidades Judías de España y la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, con la Conferencia Episcopal Española como observadora.
6.500 horas de reflexión
El pacto se empezó a gestar tras el atentado del 11M, en el que murieron 192 personas. «Como homenaje a las víctimas, un grupo de docentes lanzamos a través de la Universidad Autónoma de Madrid una iniciativa a la que llamamos reloj de pensamiento. Invitamos a toda la ciudadanía a reunirse con sus compañeros de empresa o de estudios para reflexionar durante una hora sobre qué podíamos hacer como sociedad civil para que el horror no se volviera a repetir», explica Ruiz. La meta era lograr 192 horas de reflexión; se superaron las 6.500, repartidas en centenares de grupos de debate. «En las propuestas se repetía la necesidad de que las diferentes formas de pensamiento se entendieran desde el diálogo y fueran capaces de conversar sin violencia». Un año después nació el Pacto de Convivencia.
«El objetivo –lejos de consensuar discursos ideológicos enfrentados– es constituir una red estable que implemente estrategias conjuntas de prevención de la violencia y de fomento de la tolerancia, la convivencia, la paz y la reconciliación», asegura la coordinadora. Ruiz presentó el proyecto en el II Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz, organizado hace una semana en Madrid por el Ayuntamiento y en el que participaron más de 5.000 personas y se presentaron cerca de 1.000 experiencias.
Prevención contra el odio
En el caso de la fundación Migra Studium, integrada en el Servicio Jesuita a Migrantes, su trabajo por la convivencia lo desarrollan en las calles de Barcelona. En ellas, gracias a una fluida relación con el Ayuntamiento de la ciudad, acometen proyectos de acogida o de capacitación lingüística y laboral dirigidos a personas migrantes. Sin embargo, el proyecto, presentado en la jornada de clausura del foro, incidía específicamente en el diálogo interreligioso, ámbito en el que la fundación cuenta con una experiencia de diez años. La iniciativa se llama Espacio Interreligioso y atiende fundamentalmente a grupos de escolares. «Trabajamos en la formación y la sensibilización de los estudiantes, que en el futuro van a convivir con personas de orígenes y religiones diversas», asegura Alicia Guidonet, responsable del proyecto.
Con este telón de fondo, se desarrollan todo tipo de actividades y talleres, aunque lo más significativo es el espacio interreligioso, «una sala de 250 metros cuadrados en la que se han habilitado diferentes rincones donde trabajamos la importancia de los elementos de la naturaleza en el ámbito religioso; la cartografía de la diversidad; los estereotipos y los prejuicios; y donde también hay un museo con objetos de las diferentes religiones para que los estudiantes se puedan familiarizar con ellos; y por último desarrollamos un juego en el que se hace necesaria la colaboración de todos los participantes para superar el problema planteado».
Apoyo del Papa
El foro también contó con una representación institucional de la Iglesia. El cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, leyó una carta de aliento del Papa Francisco a esta iniciativa, y pidió «salir a encontrarnos con los demás», a «vivir perdonando» y a «curar al herido». A su lado, se encontraba Agustín Rodríguez, párroco de la Cañada Real y uno de los principales artífices de la red de entidades sociales y gubernamentales que trabajan conjuntamente en el desmantelamiento de este poblado chabolista. También participó en la mesa el presidente de la Comisión Islámica de España, Riay Tatary.
José Calderero de Aldecoa @jcalderero
Imagen: Osoro junto al alcalde de Valencia, Joan Ribó; el de Málaga;
el imán de la mezquita Central de Madrid, Riay Tatary;
o el obispo anglicano Carlos López.
(Foto: Archimadrid / José Luis Bonaño)