Millones de personas se han visto forzadas a desplazarse por la crisis actual
Con más de 2,7 millones de personas obligadas a abandonar sus hogares, la cuenca del lago Chad alberga actualmente una de las mayores crisis humanitarias del continente africano. La situación está llegando al límite debido a los ataques del grupo Estado Islámico de la Provincia de África Occidental (ISWAP por sus siglas en inglés), también conocido como Boko Haram, y a la puesta en marcha de una fuerte respuesta militar para frenar la violencia.
El conflicto que se originó en Nigeria se ha extendido a través de las fronteras de Camerún, Chad y Níger, provocando desplazamientos y un sufrimiento generalizados. Actualmente se producen atentados suicidas múltiples y ataques casi a diario. La violencia indiscriminada que perpetran los grupos armados de todas las partes en conflicto tiene consecuencias directas para la población civil, ya de por sí vulnerable.
Falmatou, de 45 años, vive sola con sus ocho hijos en un campo de refugiados en el sur de Níger, tras haber huido de su pueblo en el norte de Nigeria durante un ataque violento. “Cuando Boko Haram llegó a nuestro pueblo, dispararon en todas las direcciones. Conté 18 cuerpos a mi alrededor pero nosotros conseguimos escapar. Llegamos aquí con las manos vacías, no tuvimos tiempo de coger nada”, explica.
“La violencia está agravando todavía más una crisis que ya existía antes”, declara Isabelle Mouniaman, responsable de los proyectos de MSF en Nigeria. “Se trata de una región que ya sufría a causa de la pobreza, la vulnerabilidad extrema, la inseguridad alimentaria, los brotes recurrentes de diversas enfermedades y un sistema sanitario casi inexistente. La población necesita servicios básicos, como alimentación, agua, refugio y atención médica”.
Muchas de las personas desplazadas han encontrado refugio entre las comunidades locales, sobrecargando sus ya limitados recursos. Hay pocos centros sanitarios funcionales disponibles y la inseguridad impide a la población acceder a servicios esenciales. Los servicios públicos, ya de por sí muy limitados, al igual que las actividades agrícolas y el intercambio comercial fronterizo, se han visto afectados de manera alarmante por la actual crisis.
En respuesta al desplazamiento constante y a las necesidades humanitarias, MSF está ampliando considerablemente sus actividades médicas y de asistencia a la población en la región de lago Chad.
NIGERIA
Desde 2014, aproximadamente un millón de personas se han desplazado en el estado de Borno, al noreste de Nigeria, por la violencia. La gran mayoría no tiene acceso a un nivel mínimo de comida, agua potable o servicios de atención sanitaria.
“Necesitamos más ayuda”, explica Chibuzo Okonta, coordinador de emergencias de MSF. “Hemos solicitado, de manera reiterada, a otras organizaciones humanitarias y de ayuda que asistan a las personas desplazadas en el estado de Borno, pero aún no hemos obtenido respuesta”.
En Maiduguri, la capital de Borno, los equipos de MSF prestan apoyo a los centros sanitarios del Ministerio de Salud estatal en Maimusari y Bolori, donde se proporciona tratamiento contra la desnutrición y la malaria, y se atienden partos. En 2015, se llevaron a cabo más de 116.200 consultas externas.
En septiembre de 2015, MSF comenzó a gestionar la sala de urgencias en el Hospital Umaru Shehu de Maiduguri, donde actualmente un cirujano de MSF realiza también cirugías de urgencia, en muchos casos por heridas de ataques violentos. La organización también supervisa las condiciones de salud y de saneamiento en 15 campos que albergan en la actualidad a unos 100.000 desplazados internos, de los cuales se estima que una cuarta parte son niños menores de 5 años. MSF ha llevado agua potable a nueve de estos campos, y ha construido pozos y letrinas y ha instalado tuberías y tanques de agua. Desde enero de 2016, MSF también gestiona la clínica ambulatoria en el campo Dalori 2.
Más hacia el oeste, en el estado de Yobe, unas 195.000 personas han huido de la violencia y se han establecido entre las comunidades locales y en cuatro campos situados en esa zona. MSF está proporcionando atención médica en el centro de salud en Kukarita. Entre enero y febrero de 2016, los equipos de MSF realizaron allí más de 4.000 consultas. El año pasado, se proporcionaron 240.000 litros diarios de agua en los campos. Desde el pasado febrero, MSF proporciona tratamiento a niños con desnutrición en el hospital de Damaturu.
CAMERÚN
Actualmente hay unos 61.000 refugiados y 158.000 desplazados internos y retornados en la región de Extremo Norte. La mayoría de los desplazados viven con las comunidades locales en zonas con escasa ayuda humanitaria.
“La situación es muy inestable, con atentados suicidas cada vez más frecuentes, y ataques y contraataques militares, lo que hace que la población se vea atrapada en medio del conflicto”, explica el coordinador general de MSF Hassan Maiyaki. “La falta de seguridad es un obstáculo importante para proporcionar ayuda en esta zona, pero estamos haciendo lo que podemos para ampliar nuestras actividades”.
Desde febrero de 2015, los equipos de MSF proporcionan servicios básicos de atención sanitaria a las poblaciones desplazadas y locales en diferentes lugares de la región.
MSF da atención médica y realiza actividades de agua y saneamiento en el campo de refugiados que gestiona la ACNUR en Minawao. El campo se sitúa en una zona desértica donde hay escasez de agua. MSF proporciona actualmente alrededor del 55% del agua para las 55.000 personas que residen en el campo. Durante 2015 se llevaron a cabo un total de 29.077 consultas en el campo y durante los dos primeros meses de 2016, unas 6.861.
MSF también proporciona atención pediátrica y nutricional a la población desplazada y residente en las localidades de Mokolo y Mora. Alrededor de 41.000 desplazados internos viven en la zona, pero hay pocos centros sanitarios disponibles.
Los niños menores de 5 años reciben atención en el hospital de distrito de Kousseri, donde los equipos también proporcionan apoyo quirúrgico. Durante 2015 se llevaron a cabo 840 actividades quirúrgicas, incluyendo cesáreas. MSF también ha comenzado a proporcionar servicios sanitarios a las comunidades desplazadas y de acogida en tres pueblos de los alrededores de Kousseri.
La organización también apoya a las autoridades sanitarias locales cuando hay que atender a muchos heridos a la vez tras un ataque violento. El 17 de febrero los equipos de MSF proporcionaron tratamiento a 75 heridos tras un atentado suicida que golpeó la ciudad de Mémé.
CHAD
Alrededor de 6.300 refugiados nigerianos y 43.800 desplazados chadianos luchan por sobrevivir a la inseguridad en la zona del lago.
“La situación sigue siendo impredecible”, afirma Federica Alberti, coordinadora general de MSF en Chad. “Además de la enorme inseguridad, la población se enfrentan a problemas graves de salud, como los picos frecuentes de desnutrición y malaria y el alto riesgo de epidemias. A medida que la población continúa huyendo de sus hogares, se ejerce más presión sobre las precarias fuentes de alimentación y un sistema de salud ya debilitado”.
MSF está trabajando en la zona chadiana del lago desde hace un año. Los equipos establecidos en las localidades de Baga Sola y Bol dirigen clínicas móviles que prestan atención sanitaria básica a las poblaciones desplazadas y residentes. En febrero, los equipos realizaron 6.980 consultas. MSF también está apoyando el centro de salud en Tchoukoutalia.
Nuevos desplazados están llegando a Djamaron, al norte de Liwa, a unos 100 kilómetros de Baga Sola. En respuesta a esta situación, en el mes de febrero, MSF puso en marcha nuevas actividades médicas móviles para llegar a esta población tan vulnerable.
Los psicólogos también proporcionan atención de salud mental en las clínicas móviles de MSF, así como en el campo de refugiados de Dar es Salam. En febrero se realizaron un total de 136 consultas.
Además de sus actividades médicas, MSF distribuye artículos de primera necesidad: en enero, los equipos proporcionaron kits con lonas de plástico, mosquiteras, jabones, toallas y mantas para unas 2.600 personas, así como kits de potabilización a 500 familias.
Los equipos también apoyaron al hospital local de Mani para el tratamiento de heridos tras un ataque suicida que se produjo el 31 de enero.
En Bol, MSF trabaja en colaboración con las autoridades sanitarias locales para proporcionar atención materno-infantil en el hospital del distrito.
NÍGER
Más de 300.000 refugiados, desplazados internos y retornados han buscado refugio en Diffa, al sur de Níger, a causa de la violencia constante en la zona.
“La situación de la población en Diffa ya de por sí vulnerable, que debe hacer frente a picos de desnutrición y malaria, se ha deteriorado aún más debido a la violencia», dijo el responsable de los proyectos de MSF, Luis Encinas. “Cada vez más, nuestros pacientes nos describen una situación devastadora”.
La población vive en condiciones muy precarias y necesidades básicas como las de refugio, alimentación, agua potable y acceso a la atención médica siguen sin estar cubiertas.
En la ciudad de Diffa, MSF apoya el principal centro de salud materno-infantil, que proporciona atención a los niños menores de 15 años. En enero de 2016, se proporcionó asistencia en más de 146 partos.
MSF trabaja en el hospital de distrito de Nguigmi, y en varios centros de salud de la región. MSF también está proporcionando atención médica y realiza actividades relacionadas con el agua y el saneamiento en el campo de Assaga, que alberga a unos 12.000 refugiados nigerianos, y en Yebi, donde se han refugiado unas 30.000 personas. Durante 2015 MSF realizó más de 142.000 consultas médicas en la región.
Los equipos de MSF también han llevado a cabo una campaña de vacunación contra el sarampión en el campo de Assaga y, además, se vacunó a más de 79.000 personas contra el cólera en el distrito de Bosso.