Vivimos en un mundo cada vez más globalizado donde la diversidad cultural es una característica fundamental de nuestra sociedad y la mejor manera de aprender a valorar y respetarlo es desde edades tempranas. La multiculturalidad no solo enriquece el entorno en el que nos rodeamos, sino que también ofrece herramientas esenciales para comprender mejor el mundo que nos rodea al integrar diferentes perspectivas, tradiciones e idiomas desde edades tempranas.
Desde pequeños, los niños son muy receptivos a los estímulos y por eso, el contacto con diversas culturas les permite desarrollar habilidades cognitivas y emocionales, favoreciendo de esta manera su crecimiento integral. Además, al experimentar otras costumbres o lenguas no solo hace que se amplie su visión del mundo, sino que también les permite entender que las diferencias son una oportunidad para aprender algo nuevo, enseñándoles a prevenir perjuicios y estereotipos que se forman al no conocer otras culturas.
En el ámbito educativo, conocer otras culturas permite a los niños que crezcan en un espacio donde se valoren las diferentes identidades y se aprenda a convivir con respeto y solidaridad, compartiendo experiencias y aprendiendo a reconocer la importancia de cooperación, entendimiento mutuo y aceptación. Asimismo, vivir la multiculturalidad desde pequeños les brinda una ventaja significativa en el ámbito personal y profesional en su futuro, ya que desde una edad temprana desarrollan habilidades lingüísticas y cognitivas que les permite entender diferentes formas de pensar.
Por lo tanto, es fundamental, que tanto los padres como los educadores promuevan la convivencia intercultural y el respeto por las diferencias. Crear espacios donde los niños puedan conocer y disfrutar de ello, será clave para que se tenga una visión más amplia de la sociedad.
Así lo reflejan también en el informe “Interculturalidad en el aula de clase: cambio desde temprana edad” elaborado por Anderson Salazar González. El informe muestra que la escuela es el lugar perfecto para potenciar la interculturalidad, ya que los niños con diferentes cargas culturales se encuentran ahí día a día y eso ayuda a que se fomente el respeto por la diversidad y la aceptación sin perjuicios. Afirma que toda esta responsabilidad la tiene, sobre todo, el maestro. Por otra parte, aclara que educar en la interculturalidad permite que desde pequeños desarrollen competencias sociales para vivir con otros y reconocer sus identidades, lo que hace que, a su vez, aprendan sobre cómo ayudar para mejorar la sociedad intercultural (Gannon,M 2022).
Incluso explican que, promover una educación intercultural en los niños, ayuda a despertar la curiosidad sobre sus raíces y a entender las diferencias entre ellos y la de las personas con las que comparten el mismo entorno. Esto fomentará el desarrollo de un pensamiento crítico, que les permitirá cuestionar y reflexionar sobre sus propias prácticas culturales.
En resumen, vivir la multiculturalidad en edades tempranas es esencial no solo para la formación académica de los niños, sino también para su crecimiento personal. Por ello, la interacción con diversas culturas no solo enriquece la comunicación y fortalece sus habilidades cognitivas, sino que además promueve la adaptación en diferentes contextos y la capacidad de trabajar de manera efectiva con personas de distintos orígenes. Es decir, vivir la multiculturalidad en la infancia prepara a los niños para ser individuos mucho más flexibles.
IAN PIPER
Director Hastigns School