El arzobispo Behnan señala que “crear otras milicias sectarias que pretenden presentarse como ‘cristianos’ va contra el Evangelio”
(ZENIT – Roma).- El arzobispo sirio católico Jacques Behnan Hindo, guía de la Eparquía de Hassaké-Nísibis, se opuso decididamente a la idea de dar armas a las autodenominadas ‘milicias cristianas’ y definió como “una locura, tal vez inspirada por algún traficante de armas que aún no ha vaciado sus almacenes” la idea de que Washington pueda dar armamento para los cristianos de Siria e Irak.
Las declaraciones del arzobispo fueron difundidas por la agencia de noticias FIDES, señalando que la idea ha sido presentado por algunos medios de comunicación de Estados Unidos como una consecuencia lógica de la declaración del Congreso de Estados Unidos en la que ha definido como “genocidio” la violencia sufrida por los cristianos a manos de los yihadistas del Estado Islámico (Daesh).
“Desde el primer momento” refiere a la Agencia Fides, Mons Hindo, “he pensado que la campaña para hacer que se aplicase la categoría de ‘genocidio’ al sufrimiento de los cristianos, era una operación geopolítica que apuntaba a intereses concretos. Según los modos de actuar de los EE.UU, al aplicar la categoría de genocidio se hace más fácil autorizar operaciones militares o de otro tipo, más o menos transparentes”.
Según el arzobispo Hindo, “en la situación en la que nos encontramos, en Iraq y en Siria, cada individuo, también los cristianos, está llamado a tomar sus propias decisiones de acuerdo con su conciencia. Pero si un cristiano quiere tomar parte en la liberación del Daesh, puede hacerlo enrolándose en los ejércitos regulares. La opción de crear otras milicias sectarias que pretenden presentarse como ‘cristianos’ va contra el Evangelio, y es también una opción tácticamente suicida”.
El arzobispo sirio recuerda, en este sentido, una historia que lo ha visto involucrado en primera persona: “cuando el conflicto en Siria llegó a nuestra región, el gobierno ofreció 700 fusiles Kalashnikov para distribuirlos entre los cristianos de Hassaké, y mil más para aquellos de Qamishli, yo me opuse. Estamos en contra de la violencia, venga de donde venga. Como pastores debemos apoyar a nuestras personas que caminan por el camino del Evangelio, sea cual sea la situación en la que nos encontremos. Además, con ciertas opciones imprudentes también corremos el riesgo de exponer a todos los cristianos a actos de venganza y violencia selectiva”.