Flaminia Giovanelli, subsecretaria del Dicasterio vaticano para el Desarrollo Humano Integral, es la primera mujer laica que ha ocupado tan alto rango en la curia vaticana. Estos días ha participado en Madrid en el curso sobre Doctrina Social de la Iglesia, organizado por la Comisión episcopal de Pastoral Social del 11 al 13 de septiembre en la Fundación Pablo VI
Acogida de inmigrantes y cuidado de la casa común. En estos dos imperativos, alabados por muchos y algo criticados por otros, anda ocupado el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, creado hace poco más de un año por el Papa Francisco. Flaminia Giovanelli está al frente de una de las tres subsecretarías. La italiana fue la primera mujer laica en ocupar tan alto rango en la curia vaticana. Benedicto XVI la nombró para el ahora fagocitado Consejo Pontificio Justicia y Paz. «En este momento somos la conciencia crítica del mundo», afirma, «pero también lo fue en su día la Populorum progressio. Acusaron a Pablo VI incluso de marxista. La diferencia es que ahora reaccionamos más rápido». La mañana del lunes, Giovanelli pasó por Madrid para impartir una conferencia en el curso sobre Doctrina Social de la Iglesia, organizado por la Comisión episcopal de Pastoral Social del 11 al 13 de septiembre en la Fundación Pablo VI.
Esa «conciencia crítica» pasa hoy, por ejemplo, por la petición a las autoridades italianas de acoger a inmigrantes y refugiados. «Italia no estaba acostumbrada, y ahora es un fenómeno grande que hay que resolver». Lo primero «es salvar vidas, y el segundo paso, acompañar en la integración». El cardenal Turkson, presidente del nuevo dicasterio vaticano, «recuerda también muchas veces que hay que cuestionar por qué todas esas personas se van de sus países». Giovanelli subraya que «nosotros tenemos mucho que ver: favorecemos la explotación, porque queremos que se produzca a precios bajos y así poder consumir fácilmente. Ahora hasta los niños tienen que tener el último modelo de teléfono».
En su conferencia, la subsecretaria habló del «sentido de la gratuidad», y frente al consumismo, destacó la importancia de «confirmar la primacía de la persona sobre las cosas».
Armas, el siguiente paso
La segunda pata del trabajo del dicasterio para el Desarrollo Humano Integral es el cuidado de la casa común. Giovanelli recalca que «la Iglesia está muy concienciada al respecto». Un siguiente paso será organizar un congreso internacional en Roma acerca de un mundo libre de armas nucleares, en el que participarán varios premios Nobel de la Paz y supervivientes japoneses de Hiroshima y Nagasaki. «Este evento es muy importante, sigue la estela de denuncias del Papa de que detrás del dinero está el comercio de armas. Con el congreso queremos contribuir a crear una opinión».
Para la subsecretaria vaticana este primer año de andadura del dicasterio «ha unido la parte de reflexión, que antes competía más a Justicia y Paz, con una atención pastoral más próxima a los enfermos y a los pobres, como dice el Papa en los estatutos» del nuevo dicasterio. Un acierto, según Giovanelli, ya que «la experiencia y la praxis han de ir unidas para ofrecer una visión completa». Como ejemplo, cuenta cómo el sacerdote que se ocupa del apostolado del mar «hace poco celebró Misa en un barco británico que había atracado en Roma. Había miles de trabajadores de India y Filipinas que llevaban más de seis meses sin comulgar. Fue emocionante ver a todos en fila esperando para confesarse».
Cristina Sánchez Aguilar (@csanchezaguilar)
(Foto: cf.katholisch.de)