La Fundación Pablo VI organiza, en colaboración con la Conferencia Episcopal Española, la segunda edición del Congreso Iglesia y sociedad democrática. Este foro de debate, que lleva por título “El mundo que viene”, tiene lugar en la sede de la Fundación, en el P.º de Juan XXIII, 3, los días 9 y 10 de marzo.
El objetivo de esta segunda edición es poner en valor el papel de la Iglesia en la sociedad y su diálogo con la política, la economía, la sociedad civil, la ciencia y la cultura. Los encuentros previstos prevén continuar con el trabajo iniciado en el año 2018, en el marco de los actos conmemorativos del 40º aniversario de la Constitución Española. Los trabajos se desarrollarán en una jornada inaugural, en la tarde del día 9 de marzo, y cinco mesas redondas, el jueves 10 de marzo.
• 9 de marzo: sesión inaugural, homenaje a las víctimas de la COVID-19 y discurso inaugural
• Mañana del 10 de marzo: economía, jóvenes y educación
• Tarde del 10 de marzo: retos del mundo global y hacia dónde camina la política
• Clausura de Mons. Ginés García Beltrán, presidente de la Fundación Pablo VI
9 de marzo: sesión inaugural
Homenaje a las víctimas de la COVID-19 y discurso inaugural
La sesión inaugural daba comienzo a las 18.00 horas del miércoles 9 de marzo. El director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, ha destacado la apuesta de la institución por fomentar un diálogo respetuoso entre la Iglesia y una sociedad moderna que no debe centrarse en mirar al pasado con nostalgia sino buscar palancas de cambio y líderes “para un futuro incierto”, con retos cada vez más difíciles.
«Estudiar los signos de los tiempos», como pedía el Papa Montini, es «brindar respuestas y ofrecer soluciones, generando un clima propicio que nos ayude a construir un programa actual, siendo respetuoso con las opciones de cada uno».
Mensaje del papa Francisco a los participantes del Congreso Iglesia y sociedad democrática
Seguidamente ha tomado la palabra el nuncio apostólico en España, Mons Bernardito Auza, que ha dado lectura a la carta del papa Francisco, recibida a través de la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
El Santo Padre ha querido enviar unas palabras al comienzo del Congreso animando a los participantes a reflexionar y colaborar en la construcción de “una sociedad más humana, donde el dinamismo de la paz y la justicia sirva de catalizador en la búsqueda del bien común”.
El nuncio ha remarcado las palabras del Pontífice y ha mostrado su deseo de convertir el congreso en fuente de provecho para toda la sociedad española.
El Cardenal Osoro
Ha cerrado la primera parte del acto el arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE, cardenal Carlos Osoro. En su saludo ha querido poner en valor la voz de la Iglesia en una sociedad plural. «No aspiramos a una suerte de Reconquista, pero tampoco a quedarnos relegados a una oscura sacristía”.
En este momento histórico «tenemos valores que aportar, en nuestro ADN va ser portadores de una buena noticia para la humanidad», en todos los contextos, también en esta situación de guerra. «Es el pacífico combate contra toda forma de sufrimiento y justicia la que alinea en el mismo bando a Iglesia y sociedad democrática”.
Homenaje a las víctimas de la COVID-19
El momento más emotivo de esta sesión inaugural ha sido el homenaje a las víctimas de la COVID-19, a todos los que han estado en primera línea durante la pandemia y a todos los que trabajan en la “radicalidad del cuidado”, dirigido por José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salud San Camilo y Cristina Muñoz, responsable de calidad.
En un emotivo texto, acompañado por la música instrumental, ambos han recordado a aquellos que han vivido la medicina “como humilde arte, que ha de llevar también a paliar y no solo intentar curar”, a los que trabajan en el “cuidado incondicional a las personas frágiles” y a aquellos que se comprometen con todo aquello que promueve la paz”.
Dos miradas al mundo que viene con el cardenal Omella y Manuel Pizarro
El II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática ha arrancado con las intervenciones del arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, cardenal Juan José Omella, y el presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, Manuel Pizarro, que han ofrecido dos “Dos miradas al mundo que viene”.
Poniendo en valor el objetivo de este Congreso, “que hace mucho bien” al sentar en la misma mesa a personas de distintas instituciones y sectores que trabajan para edificar una sociedad “más humana, más justa y fraterna”, el Presidente de la Conferencia Episcopal Española ha querido comenzar su discurso expresando su dolor y pidiendo “una y otra vez perdón”, por los “errores gravísimos” provocados por algunos miembros de la Iglesia. “Es cierto que son una muy pequeña minoría, pero eso no nos excusa», ha subrayado.
Unos errores que ocultan “las virtudes de muchas personas maravillosas e iniciativas impresionantes que benefician profundamente a nuestra sociedad», y quedan ocultas por el “afeo sistemático” de la Iglesia «por parte de algunos medios de comunicación y de diversos agentes sociales y políticos» que no ayuda «a que se conozca el verdadero rostro y misión de la Iglesia».
Una misión que sigue siendo fundamental ante los retos del “mundo que viene” en relación con la sociedad democrática. La Iglesia no puede quedar excluida de un diálogo en el que puede aportar un bagaje de más de 2.000 años de historia “que ha permanecido en permanente reforma y conversión”. Porque el mensaje de Jesucristo es profundamente actual y sobre él se asientan los pilares de Occidente y los derechos humanos.
Pero, lamentablemente, este mensaje se ve hoy atacado por lo que son las “ideologías pujantes del momento” en cuatro puntos: la visión católica del ser humano, la moral sexual, la identidad y la misión de la mujer en la sociedad y la defensa de la familia formada por el matrimonio entre un hombre y una mujer. En este sentido, ha lamentado la “intolerancia y el menosprecio” de algunos hacia la voz de la Iglesia en estos ámbitos «Algunos quieren excluirnos de dicho diálogo, pero ello sería no solo una injusticia, sino especialmente un grave error y una grave pérdida”. “Podemos pensar diferente sin tener que ser atacados”.
Desde el “conocimiento profundo” que la Iglesia tiene del mundo en el que vivimos, Juan José Omella ha recordado que la Iglesia posee una “larga experiencia en materia social y política”, algo que le permite apreciar un sistema democrático “al servicio del ser humano”. Si ese fin se pierde de vista, como sucede en nuestros días, se produce un retroceso y un “escepticismo democrático”. Para frenarlo y revertirlo, el Cardenal ha ofrecido un decálogo por una “sana democracia” basado en la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco.
Principios como la necesidad de “buenas políticas y buenos políticos” que sean enemigos de la corrupción; justicia social, porque no hay democracia sin ella; una economía al servicio de la persona; una participación e implicación de todos los ciudadanos; medios de comunicación libres que no sean controlados por el poder político; que no haya enfrentamiento entre el sector público y el privado y se promueva la cooperación; una democracia que se esfuerza en que sus gentes, aunque manifiesten opiniones distintas, no se vean como enemigos o competidores; una democracia “que descubra el diálogo auténtico y respetuoso”; que se preocupe por sus jóvenes; y que respete los derechos fundamentales, incluido el de la libertad religiosa.
El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Juan José Omella, ha querido concluir con las mismas palabras que utilizó el Cardenal Fernando Sebastián en el año 2018: “La sociedad española puede contar con la Iglesia y con los católicos como ciudadanos leales, colaboradores eficientes en la construcción permanente de una sociedad cada vez más humana, más justa y feliz, al servicio del bienestar y la prosperidad de todos los españoles sin distinción y discriminación alguna. Este es nuestro deseo sincero. Este es nuestro compromiso personal e institucional”.
La mirada de la Iglesia ante un mundo en crisis
La respuesta de Manuel Pizarro, presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, ha estado centrada en la vertiente económica de ese “mundo que viene”. Un “mundo en crisis” en el que se hace más necesario que la voz de la Iglesia llegue “con toda su pureza” a los fieles y “hasta el último rincón del mundo donde se produce una injusticia o sufre el hombre”. Para Pizarro la propuesta de la Doctrina Social de la Iglesia ofrece soluciones para los problemas de los tiempos presentes en muchos ámbitos: el de la economía, la política, etc., pues dan pautas para trabajar por el bien común en todos estos ámbitos.
Poniendo sobre la mesa los conflictos que surgen a la hora de conjugar moral cristiana y economía de mercado, Manuel Pizarro ha puntualizado que “un cristiano no puede asumir la cómoda afirmación de que los mercados son amorales” y que “la falta de exigencias morales lleva al hombre a un uso destructivo de los recursos”. Eso no significa rechazar la libertad económica, pero sí apostar por una economía que vaya encaminada al bien común, siendo consciente de la responsabilidad personal que tiene el hombre, sin escudarse en los medios.
Como ejemplo de este trabajo para por una economía al servicio de la persona Manuel Pizarro ha puesto como ejemplo a Cáritas, una institución “modélica”, donde “se estudia y valora la procedencia de cada euro que se recibe y aquello en lo que se emplea”; y a las cajas de ahorros como la que presidió (fue presidente de Ibercaja), muchas de ellas fundadas por religiosos, aunque, lamentablemente, la politización acabó con muchas de ellas.
Esta politización, junto a la corrupción, es para el economista “el cáncer de los sistemas con economía de mercado”, que no pueden cumplir su función sin la solidaridad ni la confianza recíprocas. “El mercado no puede convertirse en un lugar donde el más fuerte avasalla al más débil”, porque si la riqueza se gestiona mal “puede aumentar también la pobreza”.
Del mismo modo que en el ámbito de la economía, Manuel Pizarro, ha reivindicado la “ejemplaridad” en el ámbito de la política como una exigencia moral fundamental. “No se puede separar la moral pública y la moral privada” y, citando un documento de la Conferencia Episcopal Española a este respecto ha expresado la necesidad de llevar a cabo “una operación de saneamiento y transparencia” en la vida política, poniendo también en el foco en el peligro de las fake news, la cultura la de la cancelación que ahoga al discrepante y unas técnicas logarítmicas que pueden llegar a ser capaces de atentar contra la libertad.
Para concluir, Pizarro ha querido elaborar también su propio decálogo de actuación para estos ámbitos de la vida pública en el mundo que viene, inspirado en el magisterio de San Juan Pablo II: trabajo duro, competencia, orden, honestidad, iniciativa, frugalidad, ahorro, espíritu de servicio, cumplimiento de las promesas y valentía.
Mañana del 10 de marzo: economía, jóvenes y educación
Primera mesa redonda: La nueva economía y el futuro del trabajo
– Saludo: vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz.
– Diálogo: obispo de Bilbao y economista, Mons. Joseba Segura; vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor; y secretario general de UGT, Pepe Álvarez.
– Moderador: director de ABC, Julián Quirós.
El futuro de la economía y el trabajo ha centrado el primer encuentro de este II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática. Con la intervención inicial de la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz, que ha recordado su firme defensa de un diálogo social que ha mercado el acuerdo de la reforma laboral, se ha abierto una conversación entre el vicepresidente de la CEOE, Lorenzo Amor; el secretario general de UGT, Pepe Álvarez; el obispo de Bilbao, Monseñor Joseba Segura y la moderación de Julián Quirós, director de ABC.
La ministra de Trabajo, que no ha podido acudir a la cita al encontrarse en Chile junto a su Majestad el Rey Felipe VI, ha citado al papa Pablo VI para advertir de los riesgos de un orden económico que no ponga en el centro a la persona y genere grandes brechas entre ricos y pobres.
La formación, pilar de crecimiento
Tras esta intervención de la Vicepresidenta, el diálogo se ha centrado en los retos formativos en un mundo que cambia a ritmo vertiginoso. Pepe Álvarez, secretario general de UGT, ha querido poner el foco en la Formación Profesional, “la gran asignatura pendiente” del sistema. Sus palabras han sido apoyadas por Lorenzo Amor, vicepresidente de la CEOE, que aseguraba “una mayor demanda de empleos relacionados con la FP que con los grados universitarios”. Ambos mostraban su interés en desarrollar la llamada formación dual, algo que, en palabras de Monseñor Segura, necesita de “una estructura de formación que implique a las empresas”.
El futuro del trabajo requiere una formación continua, explicaba Lorenzo Amor, que unía competitividad de trabajadores y empresas a las horas que se dedique a desarrollar las capacidades de los empleados en su propio puesto. Junto a todo esto, el obispo de Bilbao quiso poner sobre la mesa la necesidad de una educación especial que no se olvide de las humanidades a costa de la tecnificación.
El trabajo se transforma
El secretario general de UGT reconocía que vivimos un tiempo de “cambios radicales” que requiere una adaptación progresiva y que se tiene que ir dotando de derechos. Se ponía como ejemplo el teletrabajo, una herramienta que “ha mejorado la productividad y competitividad de muchas empresas”, según Lorenzo Amor, pero que también entraña algunos riesgos y peligros, como un “excesivo aislamiento” de las personas, comentaba Pepe Álvarez. Las nuevas realidades requerirán un nuevo sindicalismo “que vuelva a las plazas” y de una Iglesia que debe “cuidar a quienes se quedan fuera”, como recordaba Monseñor Segura.
Los Fondos Europeos Next Generation serán otro pilar de las transformaciones económicas y laborales. Ante las preguntas de varios intervinientes en el Congreso, Pepe Álvarez hablo de esta inyección como “una oportunidad” para acelerar el cambio tecnológico en España y situar el tejido empresarial en una posición privilegiada para competir. Lorenzo Amor, responsable de ATA, reconoció un sistema demasiado “burocratizado” que puede limitar los efectos de estos fondos, aunque reconoció su valor si consigue llegar a esas pequeñas y medianas empresas que sostienen buena parte de la economía española.
La persona en el centro de la economía
La conversación estuvo marcada por un mensaje común: la necesidad de situar a la persona en el centro de la economía y la búsqueda de un trabajo digno. Lo remarco la vicepresidenta Yolanda Díaz en su intervención y fue secundada por el resto de voces que formaron el diálogo. Pepe Álvarez reconocía que el Papa Francisco se ha convertido en esperanza para muchos porque “sabe explicarse”, pero ponía de manifiesto que la Doctrina Social de la Iglesia lleva siglos sosteniendo estas máximas. El Obispo de Bilbao completaba esta visión recordando que “el trabajo es esencial en la vida” y, por tanto, debe ser “fuente de una vida digna”.
Estos comentarios se aterrizaron a través de Lorenzo Amor, que ponía el ejemplo de algunas plataformas, otra de esas nuevas realidades laborales, que no pueden convertirse en una “competencia desleal” utilizando una mano de obra carente de muchos derechos y con condiciones que rozan esos límites de la precariedad.
Segunda mesa redonda: Jóvenes y futuro: tres miradas a una sociedad posmoderna
– Diálogo: Amelia Valcárcel, catedrática de Filosofía Moral y Política (UNED); Diego S. Garrocho, vicedecano de Investigación de la Facultad de Filosofía y Letras y profesor de Ética y Filosofía Política (UAM); y Ana Iris Simón, periodista y escritora.
– Moderador: Rafael Latorre, periodista de Onda Cero y El Mundo
El II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática ha dedicado su segunda mesa redonda a posición de la juventud frente a un “mundo posmoderno”. Un diálogo moderado por el periodista Rafa Latorre y con la presencia de Amelia Valcárcel, Catedrática de Filosofía y Letras de la UAM y vicepresidenta del Patronato del Museo del Prado; Ana Iris Simón, periodista y escritora; y Diego Garrocho, vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAM.
La conversación ha desarrollado distintos aspectos de una sociedad que no renuncia a mirar al pasado con cierta nostalgia, que afronta el futuro con importantes incertidumbres y que vive un presente complejo en el que caben un amplio abanico de miradas y opiniones.
Tanto Diego Garrocho como Ana Iris Simón han expuesto una visión del presente que choca con una generación anterior que “a pesar de vivir con peores condiciones” sentían que el sistema conducía a algo. En definitiva, se habla de una “fatiga espiritual”, en palabras del filósofo, que provoca una falta de esperanza respecto al futuro. Amelia Valcárcel ha querido rebajar el tono pesimista de sus intervenciones con una apelación a un mundo que “nunca ha estado más lleno de buenos propósitos” y pidiendo poner en contexto los problemas de los que se hablan en un momento en el que vemos como estalla una guerra en Europa.
Un problema político
El debate sobre el futuro y el presente de los jóvenes no puede dejar de lado situación política. Diego Garrocho habla del “fracaso de los nuevos partidos” y de un movimiento 15M, que muchos consideran un punto de inflexión que no ha logrado sus objetivos. El movimiento indignado no consiguió “renovar el pacto social” y ha provocado que los más jóvenes muestran muy poca esperanza respecto al sistema político y su evolución.
El mundo posmoderno ha visto el ascenso de los populismos. Ana Iris Simón ha puesto de manifiesto que este tipo de formaciones no surgen de forma espontánea y advierte del peligro que supone para la democracia que los demócratas “deleguen el poder”. Amelia Valcárcel ha querido poner el foco en la dificultad que entraña el “resistirse a los populismos” y explica que “cuando la vida pública pierde la dignidad, el peor será el que gana la partida”. Diego Garrocho, mirando al futuro, ha concluido lamentando que “los populismos violentan el consenso” y, ahora que la generación que creció con el 15M ha accedido a espacios de opinión no puede cometer los mismos errores del pasado y, por lo tanto, “tiene que escuchar a los jóvenes”.
La solidez de los vínculos
Otro de los retos a los que se enfrentan las nuevas generaciones es a la “gasificación”, en palabras de Simón, de las relaciones. La alineación mediática entre vínculos fuertes y sometimiento ha llevado a cargar contra instituciones como la familia. La escritora critica que, como ocurre con otros ejemplos como la Iglesia o el Estado, los errores humanos de algunos de sus miembros provocan un “emborronamiento de su idea”. Garrocho ha llevado el análisis de la familia al terreno de los intereses. En su opinión, “desactivar la familia es una forma de convertir a los ciudadanos en no vindicantes” y ha cerrado asegurando que el capitalismo salvaje “nos ha hecho despreciar aquello que nos está quitando porque no nos lo podemos permitir”.
En esa misma línea, Valcárcel pone de manifiesto que hoy en día no se puede mantener un hogar con un solo sueldo, algo “duro” y Ana Iris Simón señala a quienes “dicen defender la familia, pero no la apoyan con medidas concretas”.
Tercera mesa redonda: El papel de la Educación en la sociedad que viene
– Saludo: ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría,
– Diálogo: Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación, y la pedagoga Carmen Pellicer, presidenta de la Fundación Trilema.
– Moderadora: Raquel Pérez Sanjuán, directora del secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura.
El futuro de la educación se ha abordado en el II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática con un diálogo entre la pedagoga Carmen Pellicer y el secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, moderado por Raquel Pérez, la directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura. Esta conversación ha estado precedida por un mensaje de la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, que ha querido poner de manifiesto la dificultad de “imaginar el porvenir cuando el presente nos sobrepasa”, pese a todo, apuesta por una educación que “cada vez será más importante” en una sociedad en la que “el conocimiento será la materia prima”. Ante este hecho, la ministra apuesta por un modelo en el que los recursos se destinen a adaptar el aprendizaje a las distintas necesidades y que afronte los grandes dilemas utilizando los “valores fundamentales.
Tras el saludo de Pilar Alegría, Alejandro Tiana y Carmen Pellicer se han mostrado de acuerdo en señalar que de la educación se dice que vive en “una crisis permanente”. En la actualidad a esta realidad hay que sumar una “aceleración de los tiempos” que obliga a actuar con mayor premura. El Secretario de Estado recordaba que “la pandemia nos ha obligado a reflexionar” y la pedagoga reconocía que la escuela “debe saber que papel quiere ocupar en la socialización de las nuevas generaciones”.
Un pacto difícil de alcanzar
Entrando en aspectos concretos del presente y el futuro de la educación, la conversación ha comenzado a girar en torno a la histórica demanda de un gran pacto que evite la sucesión de leyes educativas. Alejandro Tiana ha mostrado su pesimismo al respecto de alcanzar “un pacto absoluto”, pero si ha abierto la puerta a la necesidad de “fijar condiciones mínimas que debiéramos compartir y un espacio de libertad para crecer de una manera u otra”.
Carmen Pellicer ha reconocido que “comparte el pesimismo” del Secretario de Estado y ha criticado la “fuerte politización” de la Educación en España. La pedagoga señala que este campo se ha convertido en una “herramienta golosa” para los políticos y lamenta que los cambios continuos de legislación lleven al profesorado a desentenderse. Como ejemplo de éxito relativo, Pellicer ha valorado los acuerdos alcanzados para sacar adelante la reforma de la Formación Profesional.
El verdadero objetivo de la educación
La conversación también se ha centrado en aspectos concretos de la etapa formativa. Alejandro Tiana ha hecho referencia al debate sobre las asignaturas suspensas y la promoción de los alumnos asegurando que no es posible que nuestro sistema obligue a los menores a pasar diez años escolarizados para después decirles que eso no sirve. En ese sentido, ha lamentado que España sea uno de los pocos países que conserva un título, el de Educación Secundaria, “que abre y cierra puertas”. Por ese motivo, el Secretario de Estado de Educación apuesta por un sistema que ayude a todos los alumnos a alcanzar la meta, “a dar lo mejor de sí”. Carmen Pellicer ha ahondado en esta cuestión describiendo un modelo educativo que ha hecho “una mala utilización de la calificación escolar”. La pedagoga ha puesto un ejemplo muy claro al comentar que los niños llegan al colegio “deseando aprender” y terminan la Primaria “deseando aprobar”.
Ha habido un mayor intercambio de opiniones a la hora de comentar el reparto de recursos en las escuelas. Alejandro Tiana ha defendido un sistema de conciertos que funciona, pero dejando claro que “el derecho de elección de centro es relativo”. Carmen Pellicer ha lamentado que desde hace varios años se alimente “la crispación y el enfrentamiento entre realidades educativas” y se haga creer que solo es posible ayudar a un tipo de centros rebajando la atención a los otros. En su opinión es necesario fomentar experiencias donde profesores de la educación pública y la concertada trabajen juntos”.
La conversación ha finalizado con los profesores y su formación. Tiana ha asegurado que estamos ante el “inicio de un proceso” de cambio global: en el profesorado, las organizaciones, etc., y Pellicer ha pedido un sistema en el que se incentiven las buenas prácticas, pero que no tenga miedo a dejar fuera a quienes demuestren que no estén preparados para estar en el aula.
Tarde del 10 de marzo: retos del mundo global y hacia dónde camina la política
Cuarta mesa redonda: Los retos del mundo global
– Diálogo: la filósofa Adela Cortina, catedrática de Ética en la Universidad de Valencia; la viróloga Isabel Sola, codirectora del Laboratorio de Coronavirus CNB-CSIC; y Victoria Braquehais, misionera en Camerún de la Congregación Pureza de María.
– Moderador: Javi Nieves, periodista de Cadena 100
El mundo se enfrenta a multitud de retos que van más allá de campos cerrados como la economía, la política o la educación. Algunos de ellos se han abordado en el II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática en una mesa redonda moderada por el periodista Javi Nieves y con las miradas de la filósofa Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia, la viróloga Isabel Sola, codirectora del Laboratorio de Coronavirus CNB-CSIC y la misionera Victoria Braquehais, de la congregación de la Pureza de María.
A modo de encuentro multidisciplinar se han abordado asuntos como el retroceso de las democracias, algo que para Adela Cortina estamos viendo desde los años 90 y que nos sitúa “en un punto de inflexión” en el que debe primar un espíritu de solidaridad y esperanza para no anteponer la seguridad a una “libertad bien entendida”. La hermana Victoria reconoce que ve el mundo “desde la periferia” y pide que se abra la mirada para comprender que hay otras realidades y que “mientras hay valores que se pierden en Occidente, no lo hacen en otras partes del planeta”.
El mundo tras la pandemia
La presencia de la viróloga Isabel Sola ha permitido analizar la situación actual de la COVID-19, una realidad que nos da “razones para la esperanza”, que nos recuerda la importancia de invertir en ciencia y que ha puesto a la humanidad ante la certeza de su “vulnerabilidad”, algo que para algunos es difícil de asumir y lleva a crear “explicaciones alternativas” o negacionistas. Ese shock trascendental ha llevado a Adela Cortina a pedir un cambio de mentalidad en el que se ponga en valor la dignidad de cada persona. La filósofa ponía el ejemplo del reparto de vacunas bajo el pretexto de “sobrevivir nosotros”, cuando debería hacerse para que sobreviva cada persona de forma individual.
El mundo que deja la pandemia es distinto en lugar o en otro. Como misionera, Victoria Braquehais ha podido ver como el parón y el confinamiento han provocado que muchos niños dejen la escuela en África, que niñas hayan sido casadas a la fuerza o que muchos hayan visto mermada su alimentación por no poder acudir a la escuela, lugar en el que se alimentaban. Ahora, con la invasión de Rusia a Ucrania nos encontramos con una nueva crisis de refugiados que requiere de una respuesta que ya se tendía que haber dado en otros lugares y con otros pueblos, recordaba Cortina.
El mundo de la aporofobia
Acabar con la pobreza sigue siendo uno de los retos a los que se enfrenta el mundo. Adela Cortina agradece que los objetivos del milenio lo tengan en cuenta y espera que algo se cumpla. Ella es la creadora del término “aporofobia”, el rechazo al pobre en una sociedad que deshecha a aquel que “no puede darte nada a cambio”. Entre los caminos para reducir este problema mundial, la hermana Victoria ha centrado la mirada en el acceso a la educación y, especialmente, el de las niñas.
Ella ha podido ver el mundo de la inmigración desde el otro lado, desde el punto de partida de aquellos que tienen un sueño de una vida mejor y por eso pide una regulación atenta a dos horizontes, “el de que todo ser humano tiene derecho a desarrollar su vida donde quiera” y el de resolver el problema de fondo que es el de “invertir y capacitar a los países en vías de desarrollo”. Isabel Sola ha concluido este espacio reconociendo que “la visión egocéntrica ya no vale”.
El mundo de la tecnología
El último tema abordado en la conversación ha sido el del impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad. Las teorías más extremas hablan de alargar la vida humana y revertir el envejecimiento, algo que Isabel Sola ha relacionado con ese miedo a la vulnerabilidad que se ha dejado notar con el coronavirus. Adela Cortina lo denomina una búsqueda de la “autosuficiencia” y señala este tipo de propuestas como una ideología más animada por las grandes empresas de Silicon Valley.
Otro de los frentes que abren las cibertecnologías es el de la conexión absoluta, algo que también entraña riesgos si no se entiende un modo adecuado. La falta de profundidad en el pensamiento y la transformación del diálogo en “cháchara”, en palabras de la filósofa, no son algo bueno.
La misionera ha concluido esta penúltima mesa del congreso con una llamada a la esperanza y a la confianza en esa fuerza que es capaz de hacer frente a cualquier reto que el mundo plantee en el presente y el futuro, una fuerza que no es otra que la de “Cristo resucitado” y presente en los lugares más recónditos a través de la Eucaristía.
Quinta mesa redonda: Hacia dónde camina la Política
– Diálogo: Mons. Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española; Francisco José Contreras, diputado de VOX; José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid; y Margarita Robles, ministra de Defensa.
– Moderadora: Pilar García Muñiz, periodista de COPE.
La última mesa del II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática se ha centrado en el futuro de la política, las ideas y el compromiso de los católicos en la vida pública. Un diálogo moderado por la periodista Pilar García Muñiz y que ha contado con la presencia de representantes de tres de los grandes partidos políticos en España: Margarita Robles, ministra de Defensa, José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid y Francisco José Contreras, diputado de Vox. La Iglesia ha estado representada en la figura de Monseñor Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española, que ha querido comenzar agradeciendo a los dirigentes su labor “al servicio del bien común”.
Margarita Robles ha comenzado apostando por una “política con mayúsculas”, una que supere la lucha partidista y que trabaje para todos los ciudadanos y pensando en mejorar la sociedad. El alcalde de Madrid ha continuado en la misma línea, pidiendo que se separe a los políticos de la política, porque “la política forma parte del día a día de todos y es la forma más sencilla de servir al interés general”. El diputado Contreras ha pedido, de cara a ese futuro político, que no se tilde de “crispación” lo que es solo “discrepancia” y no se excluyan a priori algunas ideas.
La Ministra de Defensa no ha querido entrar en debates partidistas en un momento, ha dicho, “en el que se necesita unidad” ante situaciones como la invasión de Rusia a Ucrania. En ese tono conciliador, José Luis Martínez-Almeida ha recordado los acuerdos que alcanzaron todas las formas con representación en el Ayuntamiento de Madrid para superar los momentos más duros de la pandemia. Francisco José Contreras le ha puesto matices a esa máxima asegurando que situaciones como la ofensiva de Putin no pueden ser excusa para no criticar al Gobierno y sus acciones.
Monseñor Argüello ha pedido una política que tenga el bien común y la dignidad humana como referente. Margarita Robles, por su parte ha aprovechado su cargo ministra de Defensa para poner en valor al Ejército y sus máximas como ejemplo para la actividad política: compromiso, rigor, solidaridad, entrega, empatía y humanidad. El diputado de Vox ha incluido otros conceptos a defender como la vida desde su concepción a su fin natural, la libertad de los padres respecto a la educación de sus hijos o el matrimonio natural, y Almeida ha apostado por una cercanía que puede verse en el modo de hacer política de los ayuntamientos, donde la ideología suele dejar paso a una atención más cercana que lleva a la gente a sentirse más cerca del poder.
También ha habido espacio para las zonas más oscuras de la política. Robles ha asegurado que muchos no entran en política porque “implica un sacrificio personal” y convierte a la persona en blanco de críticas constantes. Monseñor Argüello también ha hablado de la corrupción y de la necesidad de crear una democracia mucho más participativa y en el que “las manos largas de los partidos” no busquen continuamente el crear una opinión pública en todos los campos y terrenos. Almeida también ha puesto el foco en la “desafección” de los ciudadanos recogiendo los datos que aportaba la moderadora sobre las encuestas que señalan a los políticos como uno de los principales problemas para los españoles.
“La dictadura del relativismo”, citado al Papa Benedicto XVI, “dificulta el encuentro”, decía el secretario general de la Conferencia Episcopal, ante un auditorio en el que han surgido aplausos espontáneos ante las intervenciones de un político u otro. Para concluir, Monseñor Argüello ha apostado por una política que mire al mundo que viene, titulo del II Congreso Iglesia y Sociedad Democrática, sabiendo que hay una “esperanza radical” que es Jesucristo.
Palabras de clausura de Mons. Ginés García Beltrán
«En estas dos jornadas -ha resumido el prelado- hemos echado una mirada al mundo que viene desde la perspectiva de la sociedad y de la Iglesia. Nos hemos adentrado en los campos de la economía y la política, de la educación y de los retos de la globalización, sin olvidar la mirada que los jóvenes dirigen al futuro».
Mons. García Beltrán ha explicado que «forma parte de la condición humana no solo mirar al futuro, sino abrirse a él. Vivir el pasado con la estéril añoranza de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, o encerrarse en un presente sin puertas abiertas al horizonte de lo que está por llegar, es una forma de morir».
Por eso, entiede el prelado que la pregunta será, «¿cómo miramos al futuro?, ¿lo miramos con miedo o con esperanza?»
El presidente de la Fundación Pablo VI ha señalado que una de las situaciones más dolorosas con las que podemos encontrarnos hoy en la sociedad, «es la de jóvenes, en número cada vez mayor, que miran al futuro con miedo. Aunque incierto, el futuro no puede ser motivo de temor, hemos de devolverle su carácter de posibilidad, de bien, de realización, en definitiva, de esperanza».
Una sociedad herida
Para el también obispo de Getafe, «vivimos en una sociedad herida, una sociedad que ha sentido en estos últimos años, como nunca en esta etapa de la historia, la realidad de su propia vulnerabilidad que parecía oculta tras el velo del progreso, y el maquillaje del bienestar. La conciencia del poder alcanzado por las conquistas de la ciencia o la técnica se han visto cuestionadas, y hasta negadas, por la enfermedad y la muerte de miles de personas, por la incapacidad para vencer, y hasta reaccionar, ante un virus, además de las consecuencias humanas, económicas y sociales que vivimos».
«A esta circunstancia, -ha añadido- y cuando pensábamos estar saliendo de la crisis de la pandemia del Coronavirus, nos asalta una guerra, la invasión de Ucrania por Rusia; sabemos que no es la única guerra que se libra en el mundo, pero sí que ha sacudido nuestra conciencia, y sacudirá nuestra vida en los próximos tiempos. Esta guerra nos demuestra que la paz es un bien débil que hemos de custodiar y propiciar».
Mirar al mundo con esperanza
En medio de esta situación, explica Mons. García Beltrán, con este Congreso «hemos pretendido mirar al mundo que viene con esperanza. Nuestra esperanza es cierta, porque no esperamos a Godot, como el personaje de dramaturgo irlandés, Samuel Beckett; sabemos lo que esperamos porque sabemos en quien esperamos, por eso, “esperamos contra toda esperanza”, como dice el apóstol Pablo. Al mirar al futuro somos conscientes que este no es solo, ni principalmente, el fruto de nuestro esfuerzo. El futuro es don, es adviento, aunque es verdad que el don necesita del trabajo de nuestras manos».
Y puntualiza, «el camino que hemos seguido para mirar al mundo que viene pasa por el diálogo, por el encuentro entre diferentes; estas jornadas han sido un momento propicio para la escucha, para la acogida, para el diálogo. Esta casa, la Fundación Pablo VI, quiere ser un espacio de la Iglesia para el diálogo con la sociedad, desde la mirada de la Doctrina Social de la Iglesia, como la pensó y la quiso su fundador, el cardenal Herrera Oria, que al nombrarla le dio un rostro, el del pontífice del momento, el hoy S. Pablo VI. No es casualidad que esta institución llevé el nombre del conocido por todos como el Papa del diálogo. Siempre viene a mi memoria al pensar en el Papa Montini su imagen con los brazos abiertos a modo de acogida, de abrazo a todos, a la humanidad, y esta imagen expresa lo que quiere ser nuestra Fundación, un abrazo de la Iglesia al mundo, a los hombres».
El diálogo como respuesta al don de Dios
El prelado recuerda las enseñanzas de S. Pablo VI en la encíclica programática de su pontificado, «el diálogo no es solo un hecho humano, horizontal, sino que forma parte de lo más esencial de la revelación de Dios, lo entiende el santo Papa desde una perspectiva vertical, como coloquio salutis, coloquio de la salvación que Dios entabla con el mundo en la revelación, y precisamente porque Dios inicia este coloquio con los hombres, la misión de la Iglesia será introducir este diálogo en el mundo. Para la iglesia el diálogo no es una opción, es la respuesta al don de Dios. Escribe Pablo VI (ES, 35)».
Recogiendo estas enseñanza, en este Congreso «hemos querido mirar el mundo desde el diálogo, desde miradas distintas, pero complementarias; hemos querido seguir el camino de la escucha, de la propuesta, del derecho a disentir, del discernimiento. En el diálogo no se pierde nada, todo lo contrario, es una riqueza que fundamenta la propia identidad y la abre a los demás, porque ”.
Camino sinodal
Mons. García Beltrán también ha hecho referencia al camino sinodal que vive la Iglesia: «ahora que la Iglesia toma conciencia de su naturaleza sinodal, e, invitada por el Papa, quiere redescubrir la belleza de caminar juntos, ».
Y ha concluido con unas palabras del papa Francisco en su última alocución a la Asamblea General de las Naciones Unidas: “De una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores. Por ello, en esta coyuntura crítica, nuestro deber es repensar el futuro de nuestra casa común y proyecto común. Es una tarea compleja, que requiere honestidad y coherencia en el diálogo (..) Esta crisis subraya aún más los límites de nuestra autosuficiencia y común fragilidad y nos plantea explicitarnos claramente cómo queremos salir: mejores o peores. Porque repito, de una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores”. Y repite constantemente: “De esta crisis solo podemos salir juntos”.
Fuente: Fundación Pablo VI