La catequista Grace Wrakia compartió con Vatican News-Radio Vaticana la esperanza que les deja la visita del Papa Francisco de seguir caminando juntos: “Que el Santo Padre nos dé la oportunidad de escucharnos nos anima en esta forma sinodal”.
8 de septiembre 2024.- “Me llamo Grace Wrakia y soy laica, nacida, bautizada y criada en una familia católica de Papúa Nueva Guinea de tercera generación. Tengo tres hijas, a las que he criado sola durante los últimos doce años. Me han concedido uno de los mayores honores de mi vida: asistir al Sínodo de los Obispos sobre la Sinodalidad en Roma en 2023 y 2024”, lo dijo en el Santuario de María Auxiliadora de Port Moresby durante el encuentro del Papa Francisco con los Obispos, sacerdotes, religiosos, consagradas, seminaristas y catequistas.
Grace Wrakia en entrevista con Vatican News – Radio Vaticana compartió sus esperanzas ante la visita del Papa, deseando que su Iglesia también siga haciendo un camino sinodal, de escucha, con esperanza, y con respeto a sus culturas.
«Hay muchas personas trabajando juntas», aseguró, enfatizando el anhelo de «seguir estableciendo lugares de misión en lugares remotos de la jungla, mucho más allá del Océano, donde es difícil llegar». De hecho, muchas personas caminaron por días para lograr encontrarse con el Pontífice.
Asimismo, considera que la presencia del Sucesor de Pedro «ya en sí misma, es una experiencia realmente que nos honra». Es más, Wrakia agradece a Francisco por viajar hasta Papúa Nueva Guinea para escucharlos: “El hecho de que nos escuche ya nos da una gran paz… que el Santo Padre nos dé la oportunidad de escucharnos, nos anima en esta forma sinodal. La fe en de la Iglesia también consiste en escuchar las periferias, y nosotros estamos en la periferia”, manifestó.
En el testimonio que compartió en el encuentro con el Santo Padre, Grace Wrakia comentó que desarrolla una obra de educación y formación cristiana en las Escuelas de La Salle en Papúa Nueva Guinea. Expresó que quiere ver un cambio «en el que las mujeres sean socias y cooperadoras, en el que los jóvenes no sean ignorados ni desatendidos, sino recibidos con el corazón y la mente abiertos, en el que los sacerdotes y los religiosos trabajen como socios y no como competidores, en el que los sacerdotes y los consagrados no sean considerados ‘grandes hombres’, sino líderes servidores, en el que los sacerdotes locales reciban el mismo respeto que los misioneros». Además, sueña con que «los laicos estén capacitados para participar activamente en la vida de la Iglesia y no como espectadores, donde la política eclesiástica no cause división, sino que se acepte la diversidad, donde los católicos vivan en armonía con otras confesiones cristianas y, lo que es más importante, donde los aspectos sinodales de mi modo de vida en Papúa Nueva Guinea, como lo ‘comunitario’ y la ‘amistad’ se fundan maravillosamente en la vida de la Iglesia».
Anhela el cambio, pero como papú, es consciente de que requiere mucha paciencia en un lugar y una época donde la tecnología y la globalización ya nos han alcanzado. «El cambio en la Iglesia es inevitable, pero en Papúa Nueva Guinea es un proceso más gradual y, por lo tanto, no debe imponérsenos a la fuerza, como ya hemos experimentado antes».
En su segunda etapa de este Viaje Apostólico, el Papa Francisco visita en el continente de Oceanía a Papúa Nueva Guinea del 6 al 9 de septiembre, invitándolos a seguir su misión como testigos: «Sigan así su misión, como testigos de la valentía, la belleza y la esperanza. No se olviden del estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura. ¡Sigamos siempre adelante con este estilo del Señor! Les doy las gracias por lo que hacen, los bendigo a todos de corazón y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí, porque lo necesito. ¡Gracias!».
JOHAN PACHECO