El Secretariado Diocesano para la Pastoral Obrera y del Trabajo ve en la decisión de Iberdrola intereses empresariales y no el bien común.
El Secretariado Diocesano para la Pastoral Obrera y del Trabajo de la diócesis de Palencia ha reaccionado ante la decisión de Iberdrola de cerrar la central térmica de Velilla del Río Carrión, una decisión «unilateral» que está provocando «una gran conmoción» en la provincia. «Los habitantes de esa zona, ya de por si deprimida por una reconversión minera prácticamente inexistente, están viviendo unos momentos de profunda preocupación ante la situación de desamparo y de incertidumbre sobre su porvenir laboral, y sobre su negro futuro para una vida digna en su propia tierra», añade.
En este sentido, desde la diócesis palentina, recuerdan que la normativa de la Unión Europea obliga a las centrales térmicas a restringir sus emisiones contaminantes o a cerrar sus instalaciones, para lo que disponen de un periodo hasta 2020. «Iberdrola no ha presentado ningún plan de transitoriedad. Al contrario, ha anunciado el cierre, aduciendo razones medioambientales.
Esta repentina preocupación de Iberdrola por el medio ambiente, desentendiéndose de las repercusiones de su cierre para las personas, a las que dejará abandonadas a su suerte, y para la comarca, en la que dejará un reguero de desolación, nos alerta y nos induce a pensar que los motivos del cierre nada tienen que ver con la búsqueda del bien común, sino con sus particulares intereses empresariales», denuncia.
Recalca, asimismo, que la Doctrina Social de la Iglesia valora sobremanera la conservación de la naturaleza, pero añade, el Papa Francisco recuerda en su encíclica Laudato si’, «todo está conectado, y por eso se requiere una preocupación por el medio ambiente que esté unida al amor hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas sociales».
Ante esta situación, desde el citado secretariado diocesano manifiestan su solidaridad con los 80 trabajadores de la térmica, más directamente afectados, con su familia, y con el conjunto de los vecinos: «Las consecuencias del cierre serán difíciles de sobrellevar. Desempleo, emigración, desenraizamiento, pérdida de población. Queremos hacer nuestras las angustias y las esperanzas de los hombres y mujeres de nuestra tierra. Hacemos una llamada a la responsabilidad empresarial de Iberdrola, para que asuma la función social que toda empresa contrae con sus trabajadores y con la tierra en la que desarrolla su actividad. La vida de las personas está por encima de las ganancias empresariales».
También lanza un mensaje a las administraciones públicas, a las que pide «planificación y seguimiento de la necesaria transición socioeconómica, que la crisis ecológica global está exigencia. Urge una reconversión que frene la despoblación, y permita trabajar dignamente en la comarca de Guardo».
Alfa y Omega
Foto: Goldorak