Así lo ha acordado el Consejo de Gobierno en su reunión de hoy en la Real Casa de Correos.
El sacrificio de la hija de Jefté y Elogio de Carlos Lemaur destacan por su calidad artística y técnica.
2 de septiembre de 2020.- El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha acordado hoy declarar Bien de Interés Cultural (BIC) la pintura titulada El sacrificio de la hija de Jefté y el dibujo Elogio de Carlos Lemaur, de Francisco de Goya y Lucientes. De acuerdo con los especialistas, estas obras destacan tanto por su importante calidad artística y técnica como por su originalidad.
El sacrificio de la hija de Jefté es un óleo sobre lienzo que representa un tema muy tratado en el barroco. Se trata de una de las pocas obras conocidas y conservadas del pintor basadas en una historia del Antiguo Testamento. Por su temática y técnica se relaciona a esta pintura con un grupo de óleos atribuidos también a Goya, aunque no se han conservado y se tiene constancia de su existencia a través de fotografías.
Por el clasicismo de la composición, se considera que Goya realizó este lienzo en sus inicios profesionales sobre 1771-1774, en los años inmediatamente posteriores a su regreso de Italia y antes de su traslado a la Corte. Este cuadro se empareja tradicionalmente con la pintura Loth y sus hijas por sus evidentes analogías en cuanto a los modelos femeninos y por el tamaño de las figuras con relación al espacio, entre otros aspectos. La intensidad de las emociones, la capacidad para plasmar los sentimientos y el cuidadoso planteamiento de la escena y sus protagonistas responden también al rigor clásico de la época.
Elogio de Carlos Lemaur, un dibujo ‘GOYA FECIT’
Por su parte, Elogio de Carlos Lemaur es un dibujo para grabar, realizado a lápiz rojo con el fin de poderlo trasladar fácilmente a la lámina de cobre. Lleva mención de la autoría –‘Goya fecit’- y está fechado entre 1785 y 1788.
Tiene el valor de ser uno de los pocos conservados del pintor de este periodo, cuando se hallaba en un proceso creativo entre su formación y los inicios como dibujante autónomo y grabador. Supone un homenaje a la memoria de Carlos Lemaur, el ingeniero responsable de los proyectos más importantes que se llevaron a cabo durante el reinado de Carlos III.
Dibujo y estampa presentan algunas diferencias. Con la misma composición y tamaño, el rostro es visible en el grabado a modo de miniatura y algunos elementos se ubican en distinto lugar, como la ballestilla, que junto a la inclusión de elementos de medición aparecen delante de la figura doliente.
El también denominado Elogio fúnebre de Lemaur se puede poner en relación con otro dibujo de Goya, Academia, Suplicante recostado que aparece en una de las primeras páginas de su Cuaderno Italiano. Las dos figuras son muy similares y es una muestra del interés por las vestiduras y el tratamiento de los pliegues.