El consejero Novillo ha presentado hoy en Berzosa del Lozoya las conclusiones del proyecto BIOCISTUS 4.0, liderado por el IMIDRA.
Después de cinco años de trabajo, con la mecanización de su cosecha se ha aumentado la eficiencia y calidad de los
productos derivados de esta planta silvestre.
El ládano, su aceite esencial, los hidrolatos y la biomasa resultante son de alto valor añadido y utilizados en perfumería,
cosmética, farmacéutica y producción animal.
Destaca también por su contribución a la revitalización de las zonas rurales con terrenos de menor valor agrícola.
Comienza ahora Agrocistus, nueva fase de esta iniciativa que busca ampliar horizontes y explorar el potencial de
diversas especies de esta misma familia.
5 de abril 2024.- La Comunidad de Madrid ha convertido el cultivo de la jara negra (Cistus ladanifer) en una actividad económica rentable, con el proyecto BIOCISTUS 4.0, liderado por el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) y que se ha desarrollado a lo largo de cinco años. El consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, ha presentado hoy en Berzosa del Lozoya los datos concluyentes de esta iniciativa, que ha sido posible gracias a la mecanización de la cosecha y la aplicación de las tecnologías de la información, que han aumentado la eficiencia y calidad de los productos derivados de esta planta silvestre.
Novillo ha agradecido a todas las personas implicadas “su apoyo y dedicación, que han permitido este gran avance”. “Biocistus 4.0 finaliza hoy con unos resultados verdaderamente alentadores, en los que se ha demostrado que es posible transformar el cultivo de la jara negra en una actividad beneficiosa y respetuosa con el medio ambiente”, ha asegurado.
Su siembra permite extraer productos de gran pureza -al evitar la mezcla con otras plantas asociadas que crecen de manera silvestre- y de alto valor añadido, con múltiples aplicaciones en las industrias de la perfumería, cosmética, farmacéutica y producción animal.
Así, la goma o ládano es un excelente fijador con aromas reminiscentes de ámbar gris. Por su parte, el aceite esencial tiene propiedades astringentes, fotoprotectoras, cicatrizantes y biocidas con lo que se podría emplear en la formulación de cremas de belleza para eliminar manchas y daños en la piel. Como muestra, el IMIDRA ha elaborado una crema obtenida a partir de hidrolato de la jara que, además de las propiedades como fijador de perfume de la esencia, actúa como calmante y antimanchas para el tratamiento cutáneo.
Revitalización económica de la Sierra Norte de Madrid
Además del potencial económico y ambiental, otra de las aportaciones más destacadas de BIOCISTUS 4.0 es su contribución a la revitalización de las zonas rurales con terrenos de menor valor agrícola, como es el caso de la Sierra Norte. En esta área se concentran grandes extensiones de jara negra, donde el IMIDRA ha desarrollado la tecnología para pasar de una recolección silvestre de esta especie, o incluso del nulo aprovechamiento, a su explotación agrícola.
Hoy se ha presentado también la nueva fase de este proyecto denominada Agrocistus, que tiene como objetivo ampliar horizontes y explorar el potencial de diversas especies de esta misma familia. Con ello, continuará la labor de valorización y aplicaciones industriales de los bioproductos derivados de estas plantas, con un enfoque en la aptitud y la innovación. Se trata de una etapa en la que tendrá relevancia la participación activa de la industria, el marketing y las estrategias de comercialización, para “asegurar el éxito y la viabilidad de los productos desarrollados”, ha indicado Novillo.
En paralelo, se trabajará en la transferencia de conocimiento a los agricultores de estos pueblos, para potenciar la puesta en cultivo de esta especie con los híbridos desarrollados en el IMIDRA. En definitiva, son “ejemplos claros del poder de la colaboración, la innovación y del compromiso de la Comunidad de Madrid en el desarrollo de oportunidades”, ha destacado.
BIOCISTUS 4.0 ha contado con la colaboración de la Universidad Politécnica de Valencia, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) y diversas empresas.