Camiones con alimentos, ropa, productos de higiene y medicinas, cargados en Roma por la Guardia Suiza, llegaron ayer, 12 de agosto, a la región golpeada por los ataques rusos. La distribución fue confiada al Dicasterio para la Caridad y compartida con el Exarcado greco-católico. Mons. Tuchapets: «Tantas personas evacuadas de la frontera llaman a nuestras puertas pidiendo ayuda. Gracias a todos los que nos han ayudado». Cardenal Krajewski: «Muchos romanos generosos».
Ciudad del Vaticano, 13 de agosto 2024.- La caridad del Papa llega al corazón del conflicto en Ucrania, a Kharkiv, la región más castigada por los bombardeos rusos. Los camiones con alimentos (sobre todo de larga duración), comida para niños y para la higiene personal, ropa, medicinas y otros artículos de primera necesidad llegaron ayer, 12 de agosto, tras unos cuatro días desde su salida de Roma el pasado jueves 8. Toda la operación fue gestionada, como siempre, por el Dicasterio para la Caridad dirigido por el cardenal limosnero Konrad Krajewski.
La ayuda de la Guardia Suiza
Un grupo de Guardias Suizos colaboró en esta nueva obra de caridad del Papa -que desde el comienzo de la guerra ha enviado continuamente donaciones para la población probada por el conflicto, que el propio Krajewski ha donado personalmente en una docena de viajes a Ucrania. Los jóvenes soldados se dirigieron a la parroquia romana de Santa Sofía y allí cargaron manualmente los camiones durante varias horas, hasta llenarlos de cajas hasta el techo.
El agradecimiento del exarca de Kharkiv
Los bienes enviados desde Roma llegaron después a la región de Kharkiv y fueron compartidos también con la Iglesia greco-católica local. En un vídeo -que llegó a los medios vaticanos- el obispo greco-católico Vasyl Tuchapets, del exarcado de Kharkiv, agradece al Papa y a la Santa Sede este gesto de cercanía. Detrás de él puede verse la catedral de San Nicolás, donde se ha instalado un centro de recogida de ayuda. «Alabado sea Jesucristo. La ayuda humanitaria de Roma ha llegado a nuestra catedral. Quiero dar las gracias especialmente al padre Marco Semehen, que ha organizado la colecta para los habitantes de Kharkiv que sufren a causa de la guerra. Doy las gracias a la Asociación de Santa Sofía, a los voluntarios y a los miembros de la comunidad de Roma que prepararon y enviaron esta ayuda. Llegaron productos que la gente siempre pide, así como otras cosas que necesitan».
De manera especial, el exarca Tuchapets expresa su gratitud al cardenal Krajewski por esta ayuda y a la Santa Sede por su apoyo. «Últimamente», dice, «muchas personas han sido evacuadas de lugares cercanos a la frontera con Rusia, especialmente de Vovchansk y Lyptsi, donde se está combatiendo. Muchas de estas personas han llegado a Kharkiv y acuden a nosotros todos los días pidiendo comida y otros artículos de primera necesidad, como ropa de cama y vajilla, porque a menudo han tenido que huir con sólo sus papeles en la mano para salvar la vida. Así que esta ayuda humanitaria es realmente importante y vuelvo a dar las gracias a todos los benefactores que aceptaron nuestro llamamiento y decidieron ayudar a los habitantes de Kharkiv que sufren a causa de la guerra. Rezamos por todos los benefactores. Que Dios les bendiga.
Cardenal Krajewski: «Gracias por vuestra generosidad».
El cardenal Krajewski también está satisfecho. Contactado por Radio Vaticano – Vatican News, comenta: «Es una verdadera alegría recibir la noticia de que los camiones con regalos del Santo Padre y de muchos romanos han llegado a su destino en Ucrania. Antes no era posible revelar el lugar por razones de seguridad. Se trata de las zonas más bombardeadas, donde la gente está sufriendo mucho». El Cardenal también dio las gracias a los guardias suizos que «durante muchas, muchas horas» cargaron el camión y también a «muchos, muchos romanos que fueron muy generosos. Gracias de verdad, gracias». Gracias también, por supuesto, al Papa, que una vez más mostró su cercanía concreta por la «atormentada» Ucrania, a la que menciona en cada llamamiento público, pidiendo a los fieles que no la olviden.
SALVATORE CERNUZIO