El obispo de Bangassou (República Centroafricana), el cordobés Juan José Aguirre, no dudó este sábado en hacer de escudo humano para salvar la vida de 1.000 musulmanes que estaban escondidos en la mezquita de la ciudad. El templo se encontraba cercado por un grupo armado que se hace llamar grupo de autodefensa y que ataca principalmente a la población mahometana.
Los musulmanes se refugiaron en la mezquita, a la que llegaron huyendo de los terroristas. Se pasaron «tres días sin poder comer ni lavarse, con varios muertos y heridos entre ellos», explica el obispo español, que pudo entrar en el centro de oración islámico «con bandera blanca» para «sacar» a las víctimas.
Cuando monseñor Aguirre se encontraba dentro del templo, los terroristas abrieron fuego. El obispo hizo «de escudo [humano] muchas horas» para que cesara el ataque. «Les gritaba en lengua local que nadie disparara», explica Juan José. «Pero a los musulmanes les tiroteaban como a conejos». «Dispararon a alguien muy cerca de mí. Luego yo mismo le llevé al hospital aún con la bala dentro».
Fuerzas de la ONU
Foto: Fundación Bangassou
La situación se estabilizó con la llegada de soldados portugueses de la ONU, que evacuaron la zona y trasladaron a los refugiados musulmanes hasta el seminario menor y la catedral católica.
«Apenas salieron escoltados se produjo un saqueo generalizado y el barrio fue quemado», asegura monseñor Aguirre. «Hemos enterrado a 80 personas».
El obispo tiene ahora cerca de 2.000 personas refugiadas bajo su custodia. «Las ONG nos ayudan y hemos empezado a montar tiendas, letrinas, a distribuir agua y comida. Las hermanas de la misión curan a los enfermos».
Paz duradera
El compromiso por la paz de Juan José Aguirre va mucho más allá de la ayuda puntual en un momento de extrema necesidad. A los pocos días de lo ocurrido, el obispos «habló por radio a toda la población pidiendo la paz». Asimismo, también está en diálogo con los jefes de los barrios afectados y con los terroristas «para que cesen los saqueos y los niños puedan volver a la escuela».
El obispo ha explicado que se vivieron «escenas de horror en Bangassou» y no ha dudado en calificar el suceso como «un infierno». A pesar de lo cual, «vivo todo en paz, me callo y rezo».
Grupos armados controlan el terreno
Desde septiembre de 2016, República Centroafricana está viviendo un recrudecimiento de la violencia. Los enfrentamientos entre grupos armados y los ataques a la población civil se producen casi a diario. Según Intermon Oxfam, el 60 % del territorio está bajo control de grupos armados y hay más de 100.000 nuevos desplazados internos en los últimos seis meses.
Acción contra el Hambre, por su parte, asegura que casi una de cada dos personas depende de la asistencia humanitaria. El 20% de la población continúa desplazada dentro del país o se ha refugiado en los países vecinos y el 48 % de la población sufre inseguridad alimentaria. La mayoría de los servicios sociales básicos son prestados por ONG internacionales.
Alfa y Omega
José Calderero @jcalderero
Imagen: El obispo Aguirre acude a hablar con los terroristas
para que cesen los ataques.
(Foto: Fundación Bangassou)