Comunicado de la Santa Sede
(ZENIT).- “La única solución negociada entre israelitas y palestinos debe conducir a una paz estable y duradera, y garantizar la coexistencia pacífica de dos Estados”, declara la Santa Sede en una comunicado publicado este domingo, 10 de diciembre de 2017, en italiano.
La declaración concierne al estatuto de Israel y al proceso de paz en Tierra Santa, entre israelíes y palestinos, debido a que la decisión anunciada por el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el 5 de diciembre, de desplazar la embajada de los Estados Unidos en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, sin especificar “Jerusalén Oeste”, ha desencadenado violencia en la Región donde la mayor parte de los católicos son palestinos.
Donald Trump se ha basado en una ley votada en 1995 y una promesa de campaña electoral. La decisión es a los ojos de muchos una declaración de Jerusalén como capital exclusiva de Jerusalén.
El 6 de diciembre, la República Checa reconoció “Jerusalén oeste” como capital de Israel, invocando la línea de demarcación de las fronteras de 1967, y expresando su esperanza de una constitución de dos estados, Israel y Palestina, de la cual Jerusalén sería la capital. La embajada solo se moverá en función del “resultado de las negociaciones” de paz.
El Papa Francisco llamó con insistencia a “respetar el statu quo de Jerusalén”, durante la audiencia general del 6 de diciembre de 2017. Expresó su deseo de que haya “sabiduría y prudencia” para no agregar “nuevos elementos de tensión”, después de la decisión del Presidente de los Estados Unidos.
“Mis pensamientos ahora están en Jerusalén”, dijo al término del encuentro en el Aula Pablo VI en el Vaticano. “En este sentido, no puedo ocultar mi profunda preocupación por la situación que se ha creado estos últimos días y, al mismo tiempo, dirigir mi llamada para que el compromiso de todos sea respetar el statu quo de la ciudad, en conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas”, exhortó el Papa.
“Jerusalén es una ciudad única, sagrada para los judíos, los cristianos y los musulmanes, que veneran en ella los Santos Lugares de sus respectivas religiones, y tiene una vocación especial a la paz”, continuó el Papa, que se ha expresó en italiano.
“Ruego al Señor –aseguró– para que esta identidad sea preservada y reforzada en beneficio de la Tierra Santa, del Oriente Medio y del mundo entero y que prevalezcan la sabiduría y la prudencia, para evitar añadir nuevos elementos de tensión en un panorama mundial ya agitado y marcado por numerosos conflictos y crueles”.
Anita Bourdin
Imagen: Jerusalén
(Wikimedia Commons)
Declaración de la Santa Sede
La Santa Sede sigue con una gran atención el desarrollo de la situación en el Oriente Medio, especialmente en referencia a Jerusalén, ciudad santa para los cristianos, judíos y musulmanes del mundo entero.
Expresando su dolor por los enfrentamientos que han cosechado víctimas estos últimos días, el Santo Padre renueva su llamada a la sabiduría y a la prudencia de todos, y eleva fervientes oraciones para que los responsables de las Naciones se comprometan en este momento particularmente grave, a conjurar una nueva espiral de la violencia, respondiendo por las palabras y por los hechos, a la aspiración a la paz, a la justicia, y a la seguridad de los pueblos de esta tierra martirizada.
Las preocupaciones para las perspectivas de paz en la región han sido objeto, estos últimos días, de diversas iniciativas, incluidas las reuniones convocadas de urgencia por la Liga Árabe y la Organización para la cooperación islámica. La Santa Sede es sensible a estas preocupaciones, y recordando las palabras sinceras del Papa Francisco, reitera su conocida posición a propósito del carácter singular de la Ciudad Santa, y el respeto del statu quo de conformidad con las deliberaciones de la Comunidad Internacional y de las reiteradas solicitudes de las jerarquías de las Iglesias y de las comunidades cristianas en Tierra Santa.
Al mismo tiempo, él reitera su convicción de que solo una solución negociada entre israelíes y palestinos pueda conducir a una paz estable y duradera y garantizar la coexistencia pacífica de dos Estados en el interior de las fronteras reconocidas de manera internacional.
© Traduction de ZENIT, Raquel Anillo