Los líderes espirituales, junto con el arzobispo de Canterbury Welby, condenan el bombardeo de la iglesia ortodoxa de San Porfirio en Gaza, se comprometen a dar cobijo a las personas sin hogar y hacen un llamamiento a la comunidad internacional para un alto el fuego humanitario.
22 de octubre 2023.- Clara condena de los ataques aéreos israelíes contra la iglesia ortodoxa de San Porfirio en Gaza, con un balance de 18 muertos, entre ellos nueve niños; compromiso de no faltar a su «deber sagrado y moral de ofrecer asistencia», y llamamiento a la comunidad internacional para que proteja los lugares de refugio y proclame un alto el fuego humanitario en ayuda de los cientos de miles de civiles desplazados en Gaza. Este es el contenido de una declaración de los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén, que se unen así a la condena expresada por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, que acudió a Jerusalén el 19 de octubre, tras la explosión en el hospital anglicano al-Ahli de Gaza. Junto a él, los jefes de las Iglesias cristianas, el Patriarca de Jerusalén de los Latinos, cardenal Pierbattista Pizzaballa, el Custodio de Tierra Santa, padre Francesco Patton, el Patriarca greco-ortodoxo Teófilo III y el Vicario patriarcal de la Iglesia siríaca católica, Mar Yacoub Ephrem Semaan, se reunieron en oración la tarde del viernes 20 de octubre.
El deber de ofrecer asistencia a los civiles
Las explosiones en Gaza provocaron el derrumbe de dos salas de la iglesia alrededor de decenas de refugiados, entre ellos mujeres y niños que dormían allí. Este es, según la declaración, «el último caso de civiles inocentes heridos o muertos como consecuencia de ataques de misiles contra otros refugios. Entre ellos se encuentran escuelas y hospitales donde la gente se refugió porque sus casas fueron demolidas durante la implacable campaña de bombardeos llevada a cabo contra zonas residenciales de Gaza durante las dos últimas semanas». Los religiosos cristianos, «a pesar de la devastación», siguen comprometidos con su «deber sagrado y moral de ofrecer asistencia, apoyo y refugio a los civiles que acuden a nosotros en tan desesperada necesidad». Una misión cristiana que no se abandonará, «ni siquiera ante las incesantes peticiones militares» de evacuar instituciones caritativas y lugares de culto, «porque literalmente no hay ningún otro lugar seguro al que puedan acudir estos inocentes».
Una paz justa para hoy y para el futuro
La Iglesia, se lee, está llamada a servir a los más vulnerables, y no sólo en tiempos de paz, sino especialmente en tiempos de guerra, «porque es ahí donde el sufrimiento humano es mayor». Una misión, sin embargo, que necesita apoyo, y por ello el llamamiento se dirige a la comunidad internacional para que «imponga inmediatamente en Gaza la protección de refugios, como hospitales, escuelas y lugares de culto». A continuación, se pide un «alto el fuego humanitario inmediato para que los alimentos, el agua y los suministros médicos vitales puedan entregarse con seguridad a los organismos de socorro que asisten a los cientos de miles de civiles desplazados en Gaza», incluidos los dirigidos por las iglesias. La declaración concluye instando a las partes en conflicto a «reducir la violencia, a no atacar indiscriminadamente a los civiles de todas las partes y a actuar dentro de las normas internacionales de la guerra». Sólo así podrá lograrse una «paz justa y duradera» en toda Tierra Santa, tanto hoy como en las generaciones venideras.
Imagen: Patriarcas de Jerusalén y líderes eclesiásticos con el arzobispo de Canterbury Welby.