Solicita que la conversión que cada religión pide a sus fieles ponga fin al fanatismo y traiga la reconciliación y tolerancia. Y felicita al ejército por las victorias contra el Isis
(ZENIT – Roma).- El patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphael Sako, envió una carta a los musulmanes con motivo del ramadán, mes en el que los musulmanes, por su fe y por sus creencias, practican el ayuno diario desde el alba hasta que se pone el sol.
El patriarca Sako, doctorado en Roma en el Pontificio Instituto Oriental y licenciado en Estudios Islámicos en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos inicia su misiva publicada en la página web del patriarcado llamando a los musulmanes “queridos hermanos y hermanas”.
Señala que en este ramadán, les expresa “nuestra solidaridad, sinceros sentimientos, respeto y oraciones desde lo profundo del corazón” al mismo tiempo que desean “que Dios mire a Irak y proteja a los iraquíes”.
El patriarca recuerda que “el mes del ramadán proporciona un tiempo privilegiado para el ayuno, la oración, arrepentimiento y cambio de mentalidad y modo de encarar las cosas (metanoia), para vivir en paz cada uno consigo mismo y con los otros”. Y que además es “una ocasión para practicar compasión y caridad”. Dado que una persona –advierte– no puede ser un verdadero creyente a menos que sea honesto, pacificador y servicial.
Así el patriarca hace una invitación: en estas difíciles y tristes circunstancias que han turbado el país, dejando cientos de asesinados y heridos; millones de personas desplazadas y enorme destrucción, les invito a hacer de este mes un “ramadán excepcional”, en lo que se refiere a:
1- Renunciar al sectarismo y fundamentalismo.
2- Construir una cultura de la reconciliación.
3- Promover y compartir los valores de la tolerancia, vecindad y amistad.
4- Aprobar una coexistencia pacífica, el diálogo y el respeto mutuo.
El patriarca pide por lo tanto que “la celebración que harán del próximo ‘Al-Fitre’ se convierta en una doble fiesta: donde se regocijen por la ocasión religiosa como por el triunfo de la reconciliación y la paz”.
Y felicita también “a las fuerzas de Irak por su victoria, con la esperanza de que todo el territorio iraquí sea liberado del Isis”.
Al concluir la misiva asegura que “rezaremos durante este mes, para que vuestro ayuno y oración ilumine” y llegue “al corazón de todos los iraquíes para el nacimiento de un nuevo Irak, en el cual todos los ciudadanos sean tratados con igualdad, protegidos en su dignidad, y que traiga seguridad y estabilidad”.