Hoy es el Día Mundial de la Poesía, así que no está mal comenzar con la cita de un libro estupendo, Metales Pesados de Carlos Marzal, que abre con una cita del científico británico JBS Haldane, escribió que «el universo no sólo es más extraño de lo que imaginamos, sino más extraño de lo que podemos imaginar». Así ocurre con la vida, que es mucho más extraña y nos lleva a lugares y responsabilidades que no sólo no hubiéramos imaginado, sino que ni siquiera habríamos podido imaginar.
Así que la vida ha decidido que hoy tenga la oportunidad de despedirme de todos ustedes desde la enorme responsabilidad y el enorme honor que representa ser Presidente de la Comunidad de Madrid y a la vez diputado de esta Cámara.
Permítanme que comience esta despedida agradeciendo al grupo parlamentario Ciudadanos en la persona de su portavoz Ignacio Aguado, su apoyo en mi investidura y también en los presupuestos, hay muchas cosas importantes y algunas, pocas, cosas trascendentes y creo honestamente que en estas últimas siempre he contado con su apoyo y quiero agradecérselo de forma especial.
En relación a los grupos de la izquierda de la Cámara, mi sincero agradecimiento, que personifico en sus portavoces, a la señora Serra y el señor Gabilondo, y también al señor López que está aquí y fue el primer portavoz del grupo Podemos, porque creo honestamente que han contribuido a unos debates parlamentarios sin crispación y dentro de los límites del respeto al adversario y de la cortesía parlamentaria. Creo que los malos momentos, si es que han ocurrido señor Gabilondo, representan la anécdota y no la categoría. Señor Gabilondo, usted es una persona muy generosa con el adversario y eso le honra y yo se lo agradezco.
En relación a mi grupo, creo que puedo resumir todo lo que podría decir en una solo palabra: Gracias.
Gracias por haber estado siempre ahí, en los momentos fáciles pero sobre todo en los difíciles, que créanme, han sido unos cuantos, un agradecimiento que singularizo en Enrique Ossorio que ha supuesto una ayuda absolutamente imprescindible para mí. Gracias Enrique, y a los 48 diputados y diputadas del Partido Popular.
Como frase en la presentación de las llamadas redes sociales, cada día más redes y cada día menos sociales, he elegido una que leí recientemente de Karmelo Iribarren, que dice: «Hay tiempos que no merecen que estemos a su altura». Últimamente escuchando algunas propuestas políticas que parecen salir más de las vísceras que de la razón, puede que estos que vivimos sean uno de esos tiempos, de los que no merecen que estemos a su altura, sino a una distinta y superior.
Dado que yo no estaré aquí la próxima legislatura, me puedo permitir expresar un deseo que es confiar, aún ante la consciencia de lo inevitable, que al menos, quienes representan la negación, la división y la confrontación, tengan el menor espacio posible en esta Asamblea.
En política la perspectiva de lo bien o mal hecho, está filtrada por nuestras convicciones ideológicas, así que lo relativo a los aciertos o desaciertos de mi trabajo como Presidente, se lo dejo a los madrileños, porque es a ellos a quienes corresponde juzgarlos. Creo en todo caso, que nuestro acceso a una responsabilidad, va siempre acompañado y condicionado por las circunstancias de ese momento; así que dado que cada momento es por definición distinto, creo que a cualquier Presidente se le deben pedir tres cosas: gobernar para todos, estar a la altura de las circunstancias y honrar el cargo. En el cumplimiento de las tres me he esforzado y espero haberlo conseguido.
Yo comencé en política en el CDS y lo hice por admiración personal a uno de los más grandes políticos de nuestro país Adolfo Suárez y desde entonces he creído que los valores de la concordia, del respeto, de la moderación y del consenso son consustanciales al ejercicio de la política y que su reivindicación y defensa son la muestra más grande y elocuente de la ausencia de complejos. Yo, seguramente con muchos desaciertos, he intentado practicarlo y recomiendo vivamente su ejercicio.
Termino con varios agradecimientos especiales, en primer lugar, a los trabajadores y trabajadoras de la Cámara, a nuestro querido cuerpo de la Guardia Civil que la custodia, a los periodistas que cubren la información en esta Asamblea, a mi Gobierno y a sus equipos, especialmente a los asesores parlamentarios, que a veces hacen que brillemos con una luz que no es propia. Y por último, a la presidenta de la Asamblea, Paloma Adrados. Sé por experiencia lo difícil que es ordenar una sesión y sus debates y creo honestamente querida presidenta que lo has hecho de forma sobresaliente.
Señorías, para mí ha sido un auténtico honor ser miembro de esta Cámara y les deseo a todos la mayor de las suertes.
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