Entre los impulsores figura el exvicepresidente del Tribunal Constitucional, Eugeni Gay
«Cristianos por la Convivencia. Cataluña en España, abierta a Europa y al mundo» es el título de un manifiesto que busca tender puentes ante la crisis política que se vive en Cataluña. El documento se ha hecho público en cuatro idiomas: castellano, catalán, inglés y francés.
Los firmantes se definen como «cristianos y cristianas que amamos Cataluña», que quieren «construir en este siglo XXI puentes y no muros entre las personas», que dan la bienvenida a las «personas venidas de todos los rincones del planeta» y rechazan que una identidad cultural o una lengua sea definida en contraposición a otra, puesto que «la diversidad cultural» es una riqueza que debe ser promovida.
Entre los impulsores de la iniciativa destaca el nombre del jurista Eugeni Gay, exvicepresidente del Tribunal Constitucional, que emitió un voto particular en la sentencia sobre el Estatut defendiendo la constitucionalidad de la mayor parte del texto, en contra de la mayoría de magistrados.
También figura Eudald Vendrell, presidente de Justícia i Pau de Barcelona, conocido por su labor como abogado de la acusación en el caso del Yak-42. Justícia i Pau fue una de las once entidades cristianas catalanas que recientemente manifestaron su «rechazo hacia las últimas actuaciones del Estado español contra la democracia y el estado de derecho» en Cataluña.
Aparecen también José Sols, director de la Cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano en la Universitat Ramon Llull, o la escritora Julia Argemí. Se han adherido posteriormente al documento decenas de intelectuales catalanes, como la directora del máster en doctrina social de la Iglesia de la Universidad Pontificia de Salamanca, Teresa Compte.
Una Cataluña hermanada con España
Los firmantes se definen abogan por «preservar una Cataluña en España, hermanada de tú a tú y sin aires de superioridad con el resto de los españoles. Una Cataluña en una España dentro de la Unión Europea, intentando contribuir a una fraternidad europea que lamentablemente no hemos tenido en varios episodios del siglo XX, e incluso antes».
Se defiende, en definitiva, «una Cataluña dentro de una España y dentro de una Unión Europea» que no encuentre «su única seña de identidad en el enfrentamiento con España». Sobre este punto, el documento lanza una dura acusación al clima en que se ha formado a los niños y jóvenes: «Consideramos aberrante el hecho de que desde hace varias décadas se haya estado formando en Cataluña a sucesivas generaciones en la aversión a todo lo que sea español». Según el manifiesto, «la hispanofobia se sitúa en el mismo estercolero del antisemitismo, del racismo, de la islamofobia o del clasismo»
También se apela al respeto a la democracia y al marco político y legal vigente, en particular la Constitución. Desde esta premisa, «se puede debatir acerca de todo, siempre y cuando se respeten los derechos fundamentales y ese marco político, que puede ser reformado por el procedimiento que el mismo marco contempla, pero nunca por la simple imposición de un grupo sobre otro, tanto si ese grupo es minoritario como si es mayoritario». Se correría entonces de volver a «nefastos períodos del pasado, donde los debates se acabaron zanjando con la fuerza de la violencia en guerras civiles, guerras de religión, guerras entre países o revoluciones sociales». «Eso, nunca más», concluye el documento.
Ricardo Benjumea
Foto: REUTERS/Susana Vera