A las 5 de la mañana del 14 de marzo de 2013, las primeras misas de las parroquias de Pekín dedicaron una oración de acción de gracias por la elección del Papa Francisco. Los católicos chinos acogían su elección con entusiasmo uniéndose a la alegría de la Iglesia universal. Algunos recordaban a Mateo Ricci, jesuita italiano fundador de las misiones católicas chinas en el S. XVI y expresaban un deseo. “Papa Francisco, te esperamos en China”. En Roma, dos días después, el recién nombrado pontífice afirmaba: «Nunca olvido rezar por los católicos de China, que han ofrecido tantos testimonios a la Iglesia Universal»
Desde entonces, el Papa Francisco no ha escondido su interés por China. En agosto de 2014 envió sus “mejores deseos” al presidente chino Xi Jinping poco antes de que el avión en el que viajaba sobrevolara por primera vez China de camino a Corea del Sur.
En Corea, durante el encuentro con los obispos asiáticos, el Santo Padre notó la ausencia de los obispos chinos. Y dijo: «Esperemos que un día, pronto, también ellos puedan venir. Mientras tanto nosotros los apoyamos con la oración, seguros que el sufrimiento de ellos traerá frutos. ¡Y, cuáles frutos!»
Apenas cinco meses después de su multitudinaria visita a Corea del Sur, el Papa Francisco volvía a Asia y por segunda vez sobrevolaba suelo chino de camino a Filipinas
Su secretario de estado, el cardenal Parolin, recientemente afirmaba respecto a las pruebas de diálogo entre la Santa Sede y China: «Hay signos que parecen indicar una disponibilidad recíproca, y por ello, como dije en otra circunstancia, resultan prometedores».
Estos signos pueden infundir esperanzas de cambio, pero en la práctica la situación de la Iglesia se ha mantenido sin el menor cambio y el Gobierno sigue interfiriendo con mano de hierro en los asuntos religiosos. La realidad es que todas las religiones reconocidas en China, como el catolicismo, cuentan con una sección oficial controlada por la Asociación Patriótica y una sección no oficial, clandestina.
Este organismo pretende crear una Iglesia autónoma e independiente, incompatible con la doctrina católica. A su vez, este organismo obliga a las personas a asumir actitudes, realizar gestos y a adquirir compromisos que son contrarios a los dictámenes de su conciencia como católicos. El catolicismo es considerado como la “quintaesencia de Occidente”, y al Vaticano y al Papa como “potencias extranjeras” que pretenden inmiscuirse en los asuntos internos de China.
Por lo tanto, las personas que no quieren someterse a la autoridad del partido, están fuera de la legalidad y por ello, deben vivir su fe en clandestinidad. Todo esto ha causado divisiones y mucho sufrimiento.
Los últimos años la comunidad católica china ha padecido arrestos, detenciones, sesiones de reeducación, destrucción de iglesias, prohibiciones de actividades religiosas, multas y consagraciones episcopales ilícitas. Asunto que mina las relaciones Roma-Pequín desde hace más de 60 años.
A finales de 2014, un artículo del diario Global Times, ligado al Partido Comunista de China, afirmaba que Pequín estaría dispuesta a conceder una elección común en el nombramiento de obispos. Una de las opciones, según el diario, podría ser ofrecer a la Santa Sede que escoja entre los candidatos propuestos por la Asociación Patriótica, y en ningún caso se contempla la desaparición de dicho organismo.
El Santo Padre Francisco después de expresar su deseo de visitar China, agregaba: «El Papa Benedicto escribió una Carta a la Iglesia en China. Y es todavía válida. ¡Léanla!».
En la carta que Benedicto XVI dirigió a los fieles de China, afirmaba que sólo hay una Iglesia y que los principios de la Asociación Patriótica son inconciliables con la doctrina católica, a su vez pedía muy respetuosamente que las autoridades chinas garantizaran la libertad religiosa y dejaran a la Santa Sede la última palabra en el nombramiento de obispos, e invitaba a las autoridades y fieles al diálogo y a la reconciliación.
El Gobierno de China ha expresado su interés en mantener un diálogo sincero y constructivo con la Santa Sede
El Papa Francisco en Corea, durante el encuentro con los obispos de Asia en Haemi, Santuario de los Mártires, habló del diálogo. Según el Santo Padre para emprender el camino del diálogo se han de dar dos condiciones: primero ser coherentes con la propia identidad, y segundo, tener la mente y el corazón abiertos a aquellos con quienes hablamos, con empatía y sincera acogida. “Si queremos hablar con los otros, con libertad, abierta y fructíferamente, hemos de tener bien claro lo que somos, lo que Dios ha hecho por nosotros y lo que espera de nosotros. Y, si nuestra comunicación no quiere ser un monólogo, hemos de tener apertura de mente y de corazón para aceptar a las personas y a las culturas”. Tan importante es el primer punto como el segundo.
Los católicos de China. Héroes de la Fe
Me gustaría empezar afirmando que la situación de la Iglesia Católica en China es de una complejidad enorme, es una situación muy difícil en la que se han de evitar a toda costa los juicios y las condenas.
China es 2 veces más grande que Europa y tiene 1.300 millones de habitantes (3 veces más que Europa), de los cuales 12 millones son católicos.
El Gobierno de China, afirma que el derecho a la libertad religiosa está garantizado en su Constitución, pero la consecuencia del poder absoluto del Partido Comunista Chino (PCCh) es que exige que la religión se adapte a su política. Sólo se reconocen oficialmente 5 religiones: budismo, taoísmo, islam, catolicismo y protestantismo.
Por un lado el PCCh, reconoce el creciente interés de las religiones en el pueblo chino e incluso que la religión aporta elementos armónicos a la sociedad. Por ejemplo, en el caso de los católicos, existe la idea de “buen católico, buen ciudadano”. También es verdad que en los últimos años la Iglesia goza, respecto del pasado, de mayor libertad. Pero, por otro lado, siguen interfiriendo con mano de hierro en el funcionamiento interno en nombre del patriotismo bajo el principio “amor a la patria, amor a la Iglesia”.
El derecho a la expresión religiosa no pertenece al individuo, sino que lo otorga el Estado y sólo lo pueden expresar las personas registradas y en los lugares registrados por la Administración Estatal de Asuntos Religiosos (AEAR). Cualquier tipo de expresión religiosa fuera de estos parámetros se considera delictiva. La realidad es que todas las religiones en China cuentan con una sección oficial y una sección no oficial.
Para llevar a cabo este control y garantizar que las distintas religiones se adhieran a la política del PCCh el Gobierno creó las Asociaciones Patrióticas para cada una de las religiones oficiales del Estado, en el caso del catolicismo, el organismo de control se denomina Asociación Patriótica Católica China (APCCh).
Para poder cumplir con sus deberes (amor a la patria, evitar la influencia extranjera…) y hablar en público, los obispos deben unirse a la APCCh y ensalzar su objetivo que es establecer una Iglesia independiente de la Santa Sede. En teoría la pertenencia a la APCCh es voluntaria, en la práctica quien no la acepta se considera ilegal.
Este organismo pretende crear una Iglesia autónoma e independiente, inconciliable con la doctrina católica que profesa que la Iglesia es “una, Santa, católica y apostólica”. La COMUNION y la UNIDAD son elementos esenciales e integrales de la Iglesia católica, por tanto, un proyecto de una Iglesia independiente de la Santa Sede, es incompatible con la doctrina católica.
A su vez, este organismo obliga a las personas a asumir actitudes, realizar gestos y a adquirir compromisos que son contrarios a los dictámenes de su conciencia como católicos.
Por lo tanto, las personas que no quieren someterse a la autoridad del partido, están fuera de la legalidad y por ello, deben vivir su fe en clandestinidad. Todo esto ha causado divisiones y mucho sufrimiento.
El calvario
Los últimos años la comunidad católica china ha padecido arrestos, detenciones, sesiones de reeducación, destrucción de iglesias, prohibiciones de actividades religiosas, multas y consagraciones episcopales ilícitas. La elección del Papa Francisco y el ascenso al poder del presidente Xi Jinping considerado moderado, infundió esperanzas de cambio, pero en la práctica la situación se ha mantenido sin el menor cambio.
Sin embargo, las conversiones están creciendo de manera significativa, incluso en el seno del partido. En este sentido, algunos disidentes y activistas de derechos humanos, se están volviendo hacia la religión, especialmente hacia el cristianismo. El PCCh teme que se produzca una alianza entre el activismo religioso y el activismo socio-político. A su vez, el cristianismo y el catolicismo son considerados como la “quintaesencia de Occidente”, y al Vaticano y al Papa como “potencias extranjeras” que pretenden destruir China “so capa de religión”.
Para asegurar el control de las religiones los departamentos de seguridad del Estado han recibido poderes más amplios para detener a sospechosos durante meses basándose en motivos de seguridad nacional, terrorismo o corrupción.
Por otro lado, los funcionarios del Gobierno no desaprovechan la ocasión para quedarse con las tierras de la Iglesia católica, expropiar, extorsionar, y especular con ellas. Los funcionarios locales, protegidos por sus cargos en el PCCh se embolsan los beneficios de negocios con propiedades de la Iglesia Católica por un valor de 13.000 millones de euros. El Gobierno central, en los años 80 aprobó leyes para la restitución de las propiedades confiscadas a sus legítimos dueños, pero muchos funcionarios las ignoran.
Para entender la situación actual de la Iglesia católica en China es imprescindible recordar la carta que el Santo Padre Benedicto XVI dirigió, en el año 2007, a los fieles de China en la que afirmaba que sólo hay una Iglesia y pedía muy respetuosamente que las autoridades del país garantizaran la libertad religiosa y dejaran a la Santa Sede la última palabra en el nombramiento de obispos, e invitaba a las autoridades y fieles al diálogo y a la reconciliación. La respuesta de la APCCh fue nombrar 3 obispos de manera ilegítima e impedir la difusión de la carta, se produjeron arrestos y sesiones políticas de mentalización y reeducación a sacerdotes “díscolos”.
La indispensable Unidad
En la carta de Benedicto XVI recuerda que la unidad de la Iglesia Católica se basa en una misma fe, en el Bautismo común, en la Eucaristía y en el Episcopado. La unidad del Episcopado del cual el Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el fundamento de la identidad de la Iglesia católica. Para la unidad de la Iglesia, es imprescindible que cada Obispo esté en comunión con los otros obispos y todos con el Papa. Corresponde únicamente el Papa el nombramiento legítimo de un obispo.
En China hay personas no ordenadas e incluso no bautizadas que controlan y toman decisiones sobre importantes cuestiones eclesiales, incluido el nombramiento de obispos.
Hay Obispos que han sido ordenados sin el mandato pontificio y no han pedido la legitimación necesaria. Son Obispos sometidos a la obediencia del partido. Para la doctrina de la Iglesia, son ilegítimos, y el Código de Derecho Canónico (art. 1382) establece graves sanciones, tanto para el que ordena como para el que recibe la ordenación (excomunión).
Hay otros obispos que han recibido la ordenación episcopal sin el mandato pontificio, pero que después han solicitado que se les acoja en comunión con el Papa. El Papa considerando la complejidad de la situación y la sinceridad de sus sentimientos, les ha legitimado.
Por último, hay obispos que no quieren verse sometidos al control del Gobierno, que se mantienen fieles al Santo Padre y a la doctrina de la Iglesia, y que por lo tanto, han recibido su consagración clandestinamente. Estos Obispos clandestinos, no están reconocidos por el Gobierno y les esperan duras condiciones de vida e incluso la prisión o su “desaparición”.
A principio de 2013, con el anuncio de la abolición del laojiao (campos de trabajo forzoso para “reeducar mediante el trabajo”) y la reforma del código penal, por la que la policía no puede mantener a nadie en prisión sin cargos más de seis meses, muchos católicos esperaban que sus obispos y sacerdotes, presos sin cargos, quedarían libres. Esto no ha ocurrido.
Algunos casos:
-Obispo James Su Zhimin. Nacido en 1932. Arrestado en Xinji en 1997. Desde entonces, no se tienen noticias suyas.
-Obispo Cosmas Shi Enxiang. Desde 1996 permanecía escondido hasta que lo arrestaron en Pequín en el año 2001. Desde entonces, no se tienen noticias suyas.
-Padre Joseph Lu Genju. Arrestado en 2006 en la estación de tren de Baoding cuando se iba a reunir con un amigo.
-Mons. Julio Jia, se resiste tenazmente a adherirse a la APCC, por lo que ha pasado más de 15 años en prisión y es arrestado de forma rutinaria, sometido a torturas y sesiones de adoctrinamiento.
-EL P. Zhang Guangjun (diócesis Xuanhua – Hebei) fue arrestado, recibió brutales palizas y fue torturado por negarse a unirse a la APCC. En esta misma diócesis, más de 20 sacerdotes han sido arrestados, torturados y obligados a asistir a clases de reeducación.
-Padre Ma Wuyong y Padre Liu Honggeng. Detenidos en Quingyuan.
-El P. Chen Hailong fue detenido cerca de Pekín, estuvo en régimen de aislamiento en un lugar desconocido, donde sufrió una desnutrición que casi acaba con su vida. El P. Chen pintó en su celda el dibujo de la Eucaristía y pasó todo el tiempo rezando delante del mismo.
-4 miembros de la comunidad clandestina de Heze fueron arrestados y encerrados, privados de alimentos y bebidas para obligarles a afiliarse a la APCC. Los 4 siguen en prisión y hasta el momento se les ha denegado todas las visitas.
-El P. Wang Chengli de la diócesis clandestina de Heze ha sido condenado a 2 años de reeducación por el trabajo. El Gobierno no permite que reciba visitas de familiares ni de ninguna otra persona.
-Mons. Joseph Zan, obispo legítimo de Shanghai, murió bajo arresto domiciliario el 16 de marzo de 2014. Desde que su nombramiento como obispo por San Juan Pablo II pasó el resto de su vida prisionero y el Gobierno nunca lo reconoció como obispo.
-Mons. Thaddeus Ma Daqin, nombrado por el Santo Padre como obispo auxiliar de Shanghai, al mismo tiempo que el Gobierno lo nombra obispo vicario de la diócesis. EN el momento de su ordenación episcopal sita a Benedicto XVI y renuncia a la Asociación Patriótica Católica China. Desde entonces, las autoridades chinas lo mantienen bajo arresto domiciliario.
He comenzado describiendo la situación de la Iglesia católica en China de compleja y difícil pero también es justo añadir el adjetivo de sorprendente.
A pesar de las dificultades y restricciones, el número de fieles no ha dejado de crecer. En 1949 los católicos en China eran 3 millones, ahora son 12 millones. Se están produciendo muchas conversiones al catolicismo. Hay en el pueblo chino un despertar religioso. Durante años se ha impuesto la negación de Dios y el materialismo marxista, ahora hay una “gran sed de Dios”.
Desde 1962 Ayuda a la Iglesia Necesitada da su apoyo a la Iglesia clandestina en China. Para mayor información www.ayudaalaiglesianecesitada.org
Sostener a los “héroes de la fe” en China
A pesar de la persecución, los católicos chinos se mantienen firmes en el amor a Jesús y a la Iglesia. AIN no les deja solos y desde 1962 ofrece apoyo material y espiritual para estos “héroes de la fe”, como les describió Benedicto XVI. Estos son los tipos de proyectos que sustenta nuestra Fundación actualmente en China. ¿A qué te apuntas?
CONSTRUCCIÓN
Hebei, en el noreste de China, es la provincia con mayor número de católicos en el país (unos 1,5 millones) pero también es la región que más sufre la represión. Hay católicos desde los tiempos de la misión jesuita del siglo XVI. “En el pueblo viven unos 500 cristianos, su fe está llena de vida”, nos cuenta un Obispo de la zona. Esta comunidad cuenta con un templo construido en 1986, pero está en muy mal estado, a pesar de las continuas reformas de los feligreses, campesinos pobres sin recursos. Han pedido ayuda a AIN para construir una nueva iglesia más grande, ya que ha aumentado el número de católicos.
El 21% de los proyectos aprobados por AIN en 2014 y principios de 2015 para ayudar a los católicos de China(137.500 €), son para apoyar la construcción y reconstrucción de iglesias, centros de catequesis, seminarios, conventos…
FORMACIÓN Y SOSTENIMIENTO DE VOCACIONES
El 48% de las ayudas (318.620 €) en 2014 y principios de 2015 se destinó a formación. Los obispos chinos saben que la formación de nuevas vocaciones es prioritaria. Hay demasiados pocos sacerdotes, y son muy jóvenes o muy ancianos: entre ambos faltan dos generaciones de pastores perseguidos por las campañas de reeducación de Mao Zedong. AIN ayuda a la formación de seminaristas cuyos seminarios son, en muchas ocasiones, pisos clandestinos donde los estudiantes pasan largas temporadas sin salir o sin poder rezar en alto por miedo a que les denuncien a las autoridades. Pese a estas dificultades, la política del hijo único en China y la importancia del hijo varón en el sistema familiar, todavía hay chicos que desean ser sacerdotes.
También las religiosas necesitan de nuestra ayuda para su sustento. En China hay actualmente unas 5.000 religiosas, una de las principales riquezas para la Iglesia. Pero las comunidades necesitan formación escolar y teológica continuas. Las 30 religiosas de una diócesis de China septentrional, con el apoyo de AIN, se pueden cofinanciar las tasas de estudios, la manutención, el alojamiento y el material didáctico. Nos escribe agradecida la Hna. María: “Vuestro apoyo y ayuda económica nos hacen muy felices y nos llenan de gratitud. No os hemos visto nunca pero, ¡os sentimos tan cerca! Vuestra caridad nos hace percibir el calor de la gran familia de la Iglesia y el cariño del Señor”.
Los estipendios de Misas constituyen otra manera de ayudar en este caso a los presbíteros. Con el donativo de 8 € que ellos reciben por esta vía, son capaces de sostenerse y, en agradecimiento, celebran una Misa por las intenciones del donante.
Un 13% de los proyectos aprobados el pasado año y durante los inicios de éste, se destinaron a sostenimiento de vocaciones (188.900 €). Un 3% (22.150 €), a proporcionar medios de locomoción para la evangelización. También se aportaron partidas de ayuda a la evangelización en medios de comunicación (12%) y a la asistencia de emergencia a refugiados , con 21.000 € (casi un 3% de los recursos totales).
“Rezad por la Iglesia en China”
Es un mensaje del cardenal Zen a los benefactores de AIN: “Por favor, rezad por la Iglesia en China. Para que nuestros hermanos y hermanas que tienen valor, perseveren. Para que los que duden se mantengan fuertes y para que los débiles y aquellos que se han equivocado, vuelvan”.
En qué aportar tu granito
8 € para sostener a un sacerdote que ofrecerá una Misa por tus intenciones.
50 € para construir 1 m2 de una nueva iglesia.
100 € para proporcionar 3 meses de formación a seminaristas o religiosas.
Únete aquí a esta campaña y ofrece tu donativo por la Iglesia en China: https://www.ain-es.org/colabora.aspx?sec=1
A.B. – Ayuda a la Iglesia Necesitada