La Iglesia «no es enemiga de nadie» y desea que todos los venezolanos contribuyan a dejar atrás la crisis, dice el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal
«Un cuadro dantesco». Con esta expresión describe el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana la situación en el país. «En la vida de los ciudadanos, el poder adquisitivo es casi igual a cero. Hay tanta desesperación, que las personas se ven empujadas a cometer saqueos y violencia todos los días, porque no hay alimentos en los supermercados. Sin mencionar las medicinas», asegura el obispo de Barinas, José Luis Azuaje.
Si el dinero «no llega a las personas» es «porque el estado se lo queda», añade. Mientras tanto, las fuerzas armadas «están reprimiendo violentamente las protestas y no actúan para proteger las vidas de los ciudadanos, faltando al respeto de los derechos humanos».
La Iglesia, dice el presidente del episcopado, contribuye en lo que puede a aliviar la situación de los venezolanos, sobre todo por medio de Caritas, pero también sufre por la disminución de fondos. Por otro lado se registra el éxodo de sacerdotes extranjeros ancianos, enfermos o simplemente asustados por la violencia y la falta de posibilidades de recibir cuidados médicos. «La mitad de nuestros encargados de la pastoral familiar y de los líderes juveniles han emigrado a Colombia, Perú o Chile, porque aquí no tienen oportunidades», dice. Junto con ellos han dejado el país cerca de dos millones venezolanos, para los que monseñor Azuaje pide a los países vecinos que «los reciban como hermanos».
José Luis Azuaje, nuevo presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela
La situación se ve agravada por el hecho de que el gobierno no reconoce la emergencia y no permite la llegada oficial de ayudas. «Los especialistas de Cáritas han detectado en el terreno un crecimiento preocupante en la desnutrición infantil entre los niños menores de cinco años. Han enviado estos datos a las autoridades sanitarias, pero los han rechazado, además de prohibir la publicación de esas cifras», denuncia el presidente de los obispos. «Siempre invitaremos al diálogo –añade–, pero si esto no trae resultados, la Conferencia Episcopal propondrá celebrar un referéndum para conocer la voluntad real de la población sobre el futuro del país. Además continuaremos alentando a la gente a actuar para su propia supervivencia».
«Venezuela lo tenemos que construir entre todos», aclara Azuaje. La Iglesia «no es enemiga de nadie, sino que acompaña a la sociedad con la profecía, la denuncia y la proclamación del Evangelio». «Debemos unirnos para hacer que las comunidades se ayuden entre sí, con un sentido de comunión, que la Iglesia no deja nunca de practicar, especialmente ahora, que la gente está sufriendo».
Fides / Alfa y Omega