Corrupción, secuestros e inseguridad. La situación es tan grave que las Naciones Unidas presionan para que se despliegue una fuerza internacional. “La población no confía en los dirigentes ni en la comunidad internacional, dice el padre Néstor Fils-Aimé, Superior Provincial de los Clérigos de San Viator en Haití.
23 de mayo 2023.- Haití se encuentra en un caos. Su capital, Puerto Príncipe, en particular, lleva mucho tiempo siendo rehén de bandas armadas, todas ellas implicadas en actividades delictivas que van desde la extorsión al tráfico de drogas, pasando por el secuestro para pedir rescate.
Deterioro de la situación de seguridad
El Consejo de Seguridad reconoce el deterioro de la situación de seguridad en el país, pero es incapaz de ponerse de acuerdo para formar una. Mientras tanto, la población haitiana se queda sola. Ante la violencia y la incompetencia de las fuerzas de seguridad, los haitianos se organizan en grupos de autodefensa, lo que aumenta los riesgos.
El padre Néstor Fils-Aimé, Superior Provincial de Canadá de los Clérigos de San Viator (CSV) en la isla explica a la Agencia Fides.
“La población no confía en los dirigentes ni en la comunidad internacional. Hace unos meses, el gobierno en funciones había pedido ayuda a la comunidad internacional para contar con una fuerza internacional que ayudara a luchar contra las bandas armadas”.
Y añade que “la población desconfiaba porque estas intervenciones militares”, a pesar de las numerosas de los últimos 30 años, nunca han producido nada. Nunca han pretendido erradicar el bandidaje de forma duradera”.
“Además, algunos miembros del gobierno y agentes de la policía nacional tienen estrechos vínculos con los bandidos y protegen a estos criminales”.
«La situación es insostenible para todos. Varias iglesias han tenido que cerrar sus puertas», subraya el misionero. Se han producido secuestros dentro de las mismas iglesias”. Y el padre Néstor añade.
“La Iglesia no fomenta la violencia y continúa exigiendo mejores condiciones de vida para todos. Lo que se desea y exige es una verdadera desmovilización de los grupos armados, el control de las armas de fuego y el establecimiento de un sistema judicial adecuado. Si se quiere una paz duradera, éstas son las condiciones”.
El padre viatoriano explica además que el reconocimiento y el estímulo por parte de Helen Lalime, representante de la ONU en Haití, de la federación de un grupo de nueve bandas armadas llamado «G9 en famille», supone un desafío aún mayor para la población.
“Ha sido esta comunidad internacional la que ha instalado un gobierno que no se preocupa de las reivindicaciones populares y no muestra ninguna voluntad de poner fin a las bandas armadas que aterrorizan a la población”.
“Cuando el gobierno de Ariel Henry, Presidente de Haití y primer ministro interino de Haití desde el 20 de julio de 2021, pidió la intervención de la ONU, la población lo vio como una forma de proteger a su impopular gobierno y poder organizar elecciones a favor del grupo de Michel Marthély, presidente de la República de Haití del 14 de mayo de 2011 al 7 de febrero de 2016, el PHTK (Parti Haïtien Tèt Kale o Haitian Party of the Shaved Head), acrónimo que es una mezcla de francés y criollo haitiano”.
“Hasta ahora – concluye el padre Néstor – la comunidad internacional nunca había dado una respuesta seria al gobierno haitiano. En medio de muchas dudas y vacilaciones, ningún país quiso liderar una fuerza internacional. Sólo cuando la población ha empezado a tomarse la justicia por su mano y los disturbios se han convertido en una amenaza incluso para ciertos dirigentes políticos, de repente el Consejo de Seguridad ha hablado de una fuerza internacional”.
Denuncia del secretario general de la ONU
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha denunciado que «el pueblo haitiano sigue sumido en una de las peores crisis de derechos humanos en décadas y en una grave emergencia humanitaria».
Aumentan los asesinatos
Según un reciente informe de Naciones Unidas, sólo en los tres primeros meses del 2023, el número de asesinatos registrados oficialmente ha aumentado en todo el país un 21% en comparación con el último trimestre del año anterior: hasta 815 frente a 673. El número de secuestros también ha aumentado de forma preocupante, pasando de un total de 391 a 637 (un aumento del 63%).
REDACCIÓN VATICAN NEWS
Imagen: Haití. Corrupción, secuestros e inseguridad