La extrema izquierda nunca entendió y nunca entenderán el papel determinante de la empresa en el progreso y el bienestar general. Ni su vocación de creadores de riqueza, ni su apoyo social. Nunca. Es imposible porque su ideología fracasada y caduca considera que sólo debe existir un empresario: el Estado.
De ello han dado buena cuenta a lo largo de los últimos cuatro años de poder en España. Durante ese tiempo vejaron a los grandes y medianos empresarios, se mofaron de ellos; lo único que les interesa es recaudar los impuestos que su actividad produce.
Da la sensación que los empresarios españoles entendieron bien los mensajes de Sánchez y sus cuates. Por ello, si finalmente, Sánchez sale investido de nuevo con el apoyo de esos sectores es muy probable que se produzca una estampida siguiendo los pasos de Ferrovial y recientemente también del «Barça contenidos» que se ha instalado en Holanda.
Es una forma de suicidio colectivo propiciado por un Gobierno que parece no estar en sus cabales. De la señora Díaz es entendible; es comunista. Lo que no parece muy de sentido común es que un señor que presume de ser el jefe de la socialdemocracia española se haya subido a esas piras para acabar con los que se juegan a diario su dinero y salud.
Si Pedro Sánchez logra por fin formar de nuevo Gobierno este es uno de los asuntos más perentorios de rectificación. Se lo están diciendo sus propios conmilitones como Miguel Sebastián o el gran economista José Carlos Díaz.
La marcha más que previsible de Nadia Calviño deja aún más desguarnecido este predio empresarial ante el poder político. Si varias de las formidables empresas españolas encadenan una fuga hacia otras latitudes la cosa empezará a ponerse seria. Se trata de cosas del comer.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
Domingo 3 de septiembre 2023.