El activista israelí por la paz está seguro, pero tanto israelíes como palestinos tendrán que presionar para que sus respectivos líderes respondan por lo ocurrido.
Jerusalén, 21 de enero 2025.- «Un mal acuerdo siempre es mejor que ningún acuerdo», comenzaba Gershon Baskin, el popular activista por la paz que meses atrás se reunió en Roma con el Papa Francisco, junto al ex primer ministro israelí Ehud Olmert y el ex ministro de Exteriores palestino Nasser al Kidwa, presentando un plan de paz que reedita y actualiza el plan de los dos Estados en el que trabajó Olmert durante su Gobierno.
Baskin ¿por qué cree que es un mal acuerdo?
En primer lugar porque es básicamente el mismo plan que propuso hace ocho meses, en mayo pasado, el presidente estadounidense Biden. Los pueblos israelí y palestino deberían exigir responsabilidades a quienes en los últimos meses han trabajado para retrasar este resultado, causando miles de muertes más. Alguien con una enorme dosis de cinismo incluso se ha jactado de ello públicamente.
¿Sólo por esto?
No, también porque, por lo que sabemos, no traerá a todos los rehenes de vuelta a casa inmediatamente, y porque harán falta al menos 12 semanas para que se aplique plenamente. Y también porque no hay ninguna indicación política sobre quién será el llamado a gobernar Gaza al final de la guerra; al igual que no hay ninguna indicación sobre el camino que llevará al final definitivo de la guerra y cuándo se retirarán las tropas israelíes de Gaza.
Usted ha participado en negociaciones varias veces en el pasado. ¿Qué otras opciones eran posibles?
Mire, el pasado septiembre recibí una declaración escrita de Hamás en la que decían estar dispuestos a liberar a todos los rehenes a cambio de la liberación de los prisioneros palestinos, el fin de la guerra y la retirada de las tropas israelíes en un plazo de tres semanas. Hamás también se declaraba dispuesta a entregar las riendas del gobierno de la Franja a un gobierno técnico neutral no controlado por Hamás. Sin embargo, Hamás nunca hizo público este acuerdo de «tres semanas», del mismo modo que Netanyahu nunca quiso verificar su viabilidad a través de los negociadores egipcios y qataríes, al igual que hicieron el presidente estadounidense Biden y su emisario Bret McGurk. No cabe duda de que, en cambio, el presidente electo Donald Trump y su emisario Steve Witkoff han mostrado al mundo cómo llegar a un acuerdo y hacerlo cumplir.
Pero se trata sólo de un alto el fuego con intercambio de prisioneros y rehenes.
Yo, en cambio, creo que el acuerdo alcanzado en días pasados conducirá al fin de la guerra, simplemente porque creo que Hamás nunca lo habría firmado si no hubiera recibido garantías de Egipto y Qatar de que conducirá al fin de la guerra, quienes a su vez recibieron garantías similares de Trump.
¿Habrá entonces un rápido intercambio de rehenes israelíes por prisioneros palestinos?
Pienso que sí, aunque me temo que algunos rehenes están enterrados bajo los escombros de Gaza, y que para varios prisioneros palestinos la liberación no será un regreso a casa, sino el camino al exilio.
Todavía hay muchos puntos poco claros sobre los acontecimientos que han tenido lugar desde el 7 de octubre
Creo que los israelíes deben hacer oír su voz para que se celebren pronto nuevas elecciones y para que una comisión nacional de investigación someta a Netanyahu a un estricto escrutinio de sus actos, antes y después del 7 de octubre. Del mismo modo que el pueblo palestino debe imputar a Hamás la terrible responsabilidad de haber causado el desastre de Gaza a su propio pueblo. Sin duda, ambos bandos han cometido crímenes de guerra, cuyas heridas ambos pueblos soportarán durante mucho tiempo. De esta tragedia espero que salgamos en Israel con la convicción de que no puede haber una solución militar al problema palestino, y en Palestina de que la liberación no pasa por la lucha armada. En esta tierra «del río al mar» viven siete millones de judíos y siete millones de árabes palestinos: ambos tienen pleno derecho a la autodeterminación, la seguridad, la libertad y la dignidad. Espero que la tragedia que hemos presenciado en estos 15 meses pueda ser recordada algún día como la última guerra del conflicto palestino-israelí.
ROBERTO CETERA