En el videomensaje del Secretario para las Relaciones con los Estados dirigido al encuentro de alto nivel de la Sesión 2021 de la Conferencia de Desarme en Ginebra, la Santa Sede anima a comprometerse a definir acuerdos duraderos en el camino hacia la paz: «Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo».
Ciudad del Vaticano, 24 de febrero 2021.- La importancia del desarme es evidente en el caso de las armas nucleares, biológicas y químicas, pero «se aplica con la misma fuerza a la creciente competencia militar en el espacio y en los campos del ciberespacio y la inteligencia artificial, como los sistemas de armas autónomas letales». Esta observación es central en el discurso de Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, en el encuentro de alto nivel de la Sesión 2021 de la Conferencia de Desarme. La mirada de la Santa Sede abarca, por tanto, toda la cuestión de los armamentos, apuntando al objetivo que responde a lo que está entre los deseos más profundos del corazón humano, que es vivir en paz, seguridad, estabilidad, mientras que «el actual clima de desconfianza mutua y la erosión del multilateralismo dificultan los esfuerzos» en ese sentido. De hecho, también se expresa la preocupación por «el tráfico ilícito de armas ligeras y de pequeño calibre, así como de armas explosivas, sobre todo en zonas pobladas, que cada vez son menos ‘convencionales’ y cada vez más ‘armas de destrucción masiva'», provocando el caos en ciudades, escuelas, hospitales, lugares de culto e infraestructuras de base.
En el videomensaje, monseñor Gallagher transmite en primer lugar el saludo cordial del Papa Francisco y su esperanza «de que esta Conferencia pueda superar rápidamente los impases mediante un renovado sentido de urgencia y corresponsabilidad.»
Trascender los intereses individuales en favor del bien común
Ante el panorama de los enormes desafíos a los que se enfrenta la comunidad internacional en la actualidad, «el desarme», subrayó el arzobispo, «ya no puede considerarse un objetivo opcional». Es un imperativo ético». Por ello, «la Santa Sede anima a esta Conferencia a adoptar una renovada convicción de urgencia y compromiso para alcanzar acuerdos concretos y duraderos hacia la paz y la fraternidad». Por consiguiente, algunas cuestiones deben «ir más allá del consenso, trascendiendo los intereses y agendas individuales». «Es esencial», subraya, además, que esta Conferencia reconozca que algunas cuestiones deben trascender los intereses individuales en virtud de su contribución al bien común.
La falsa lógica del vínculo entre armas y seguridad
Una de las piedras angulares del discurso del arzobispo es precisamente señalar que «el desarme, el desarrollo y la paz» son «tres cuestiones interdependientes». «Los enormes gastos militares, mucho más allá de lo necesario para garantizar la legítima defensa», señala, «fomentan el círculo vicioso de una carrera armamentística aparentemente interminable», que impide abordar cuestiones como la pobreza, la injusticia, la salud y la educación. Vincular la seguridad nacional a la acumulación de armas es, por lo tanto, «una falsa ‘lógica'» y sigue siendo un escándalo que facilita la desproporción «entre los recursos en dinero e inteligencia dedicados al servicio de la muerte y los recursos dedicados al servicio de la vida».
Señales y perspectivas alentadoras
Se observan algunos signos alentadores, como la entrada en vigor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW por sus siglas en inglés) y la reciente prórroga por cinco años del Nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (New START) entre Estados Unidos y Rusia. Un mundo libre de armas nucleares es «posible y necesario», se reitera. Una convicción reforzada por la entrada en vigor del TNP y que se concreta también en el espíritu del Tratado de No Proliferación (TNP), y en particular en el art. VI, que es una obligación legal que obliga a todos los Estados. En este sentido, la Santa Sede espera la próxima Conferencia de Revisión de los Estados del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares con la esperanza de que «dé lugar a una acción concreta» para lograr cuanto antes medidas eficaces en la dirección del desarme nuclear.
Confiar y verificar
Concretamente, la Santa Sede ofrece dos propuestas. Una de ellas anima a la Conferencia de Desarme «a comprometerse en un estudio de expertos sobre la cuestión de la verificación, que podría informar sobre posibles negociaciones futuras sobre el desarme y el control de armamentos». En este sentido, las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías podrían aprovecharse para mejorar la fiabilidad de la verificación. Un trabajo que, además de ser una medida de confianza increíblemente valiosa, es un componente clave para garantizar la eficacia de los tratados según el conocido adagio » confía y verifica». Por otro lado, se señala que «la reanudación de un debate formal sobre las limitaciones de armamento y el desarme general y completo, bajo sistemas efectivos de supervisión y verificación, sería extremadamente beneficioso para los trabajos de esta Conferencia». Esto es aún más cierto si se tienen en cuenta las principales amenazas para la paz y la seguridad como, por ejemplo, «el terrorismo, los conflictos asimétricos, la ciberseguridad, los problemas medioambientales o la pobreza». Lo que se necesita es «una colaboración más cohesiva y responsable», como demostró dramáticamente la pandemia de Covid-19. Y, como el Papa Francisco ha señalado en repetidas ocasiones, Monseñor Gallagher finalmente afirma que sólo podremos superar la crisis actual si trabajamos juntos, como una familia humana unida. Nadie está a salvo hasta que todo el mundo esté a salvo.
Debora Donnini
Foto de archivo (©oneinchpunch – stock.adobe.com)