El nuevo memorial de Vitoria trabaja para hacer frente a la tentación de la radicalización. Hablamos con su responsable de archivo, documentación e investigación.
27 de Junio de 2021.- Uno de los últimos documentos que han llegado a las manos de Gaizka Fernández Soldevilla, responsable del área de Archivo, Investigación y Documentación del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, es una carta de la viuda del guardia civil Manuel López Treviño, asesinado por ETA en octubre de 1975 en Zarauz.
Fechada en noviembre de 1976, reclamaba su pensión de viudedad, porque todavía no se la estaban pagando. Un año después. Había perdido a su marido, el sueldo que sustentaba una familia de seis hijos, la casa –ya no podían vivir en el cuartel– y, encima, no le daban lo que le correspondía. «Cuando lees esto, te das cuenta de hasta qué punto una víctima quedaba desamparada, sin nada que dar de comer a sus hijos, con el dolor de la pérdida. Por eso, cuando se habla de las víctimas del terrorismo como privilegiadas hay que relativizar y recordar que hasta 2011 tenían poco o muy poco», explica en conversación con Alfa y Omega Fernández Soldevilla.
Recibir y conservar documentos como la reclamación de esta mujer y contar su historia es una de las líneas de trabajo del citado memorial de Vitoria. Gracias a esta labor sabemos que, aunque hoy el sentimiento de solidaridad con las víctimas es generalizado, no siempre fue así. «La población vasca y navarra siempre estuvo contra ETA, el problema era que no se demostraba. El rechazo estaba interiorizado, pero no se expresaba, se miraba para otro lado y se alejaban de las víctimas. Esto empieza a cambiar gracias a las propias víctimas y al movimiento pacifista. El asesinato de Miguel Ángel Blanco fue un punto de inflexión», explica.
A través de la labor de investigación se han dado rigor a algunos hechos como, por ejemplo, que fue la presión de la Policía y la Guardia Civil la que acabó con ETA y no un giro hacia la democracia de la banda, o la reconstrucción del asesinato de Pardines, la primera víctima; o se han desmontado bulos como el que afirmaba que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad introducían droga en el País Vasco para corromper a los jóvenes.
En esta labor contra el olvido la acción educativa tiene mucha importancia. Por eso se han volcado en la elaboración de materiales para que se puedan trabajar en los colegios, y se organizan visitas de víctimas para que den su testimonio, «que los chicos empaticen con ellas y vacunarles ante cualquier tentación de radicalización». «Si no haces el trabajo de memoria, otros lo harán por ti. Se deja hueco a la propaganda de los justificadores de ETA y eso es peligroso, porque se puede volver a generar un caldo de cultivo que haga posible la violencia», añade Fernández Soldevilla.
Hay numerosos ejemplos en Europa de las consecuencias de no hacer una tarea de memoria adecuada. Cita la situación en el este del continente, donde «están surgiendo populismos ultra», o Irlanda del Norte, «donde vemos rebrotes». Y se hace más importante cuando, según una encuesta que realizó el propio centro memorial, la mitad de la población en el País Vasco «quiere pasar página cuanto antes».
Fernández Soldevilla, que ha sido asesor de la serie La línea invisible, reconoce que las producciones audiovisuales los están ayudando mucho. «Han llegado a un tipo de población al que no llegamos nosotros. Tras la emisión de estas series ha crecido el interés en nuestras redes sociales con más consultas, así como la gente que se acerca para hacer trabajos de investigación, algo que antes no ocurría», concluye.
De ETA a GRAPO
El Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria abrió el 1 de junio su sede en el edificio donde antes se encontraban las dependencias del Banco de España. El espacio cuenta con un museo que recorre la historia del terrorismo en nuestro país, desde ETA o los GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre) al yihadismo, y donde se puede encontrar la reproducción a escala real del zulo donde estuvo preso Ortega Lara.
Fran Otero (Alfa y Omega)
Imagen: Reconstrucción del zulo donde ETA encerró a Ortega Lara.
(Foto: Guillermo Navarro)