En su primer discurso público en la ciudad-estado, dirigido a las autoridades, la sociedad civil y a los miembros del cuerpo diplomático, el Papa elogia el crecimiento, la resiliencia y el compromiso con la justicia social de Singapur, e insta a seguir esforzándose por la inclusión, la sostenibilidad medioambiental y el bien común.
Ciudad del Vaticano, 12 de setiembre 2024.- Trabajar juntos, en armonía, con sentido de responsabilidad y con espíritu de fraternidad e inclusión: este es el «resumen» de la actitud del pueblo singapurense propuesto por el Papa Francisco durante su discurso dirigido a las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático este jueves 12 de septiembre en el Teatro del Centro Cultural de la Universidad Nacional.
Tras la ceremonia de bienvenida en el Palacio Presidencial, la visita de cortesía al Presidente de la República, Tharman Shanmugaratnam, y el encuentro con el Primer Ministro, Lawrence Wong, el Pontífice protagonizó el primer encuentro de la última etapa de su 45º viaje apostólico internacional a Asia y Oceanía. No faltaron palabras de elogio a la nación, describiendo el «bosque de modernísimos rascacielos que parecen alzarse del mar» como «un claro testimonio del ingenio humano», «del dinamismo de la sociedad» y de la «perspicacia del espíritu empresarial, que aquí han encontrado un terreno fértil para desarrollarse».
Progreso conjugado con la justicia social
Francisco se refirió a la «historia de crecimiento y resiliencia», desde los orígenes humildes hasta el alto nivel de desarrollo, enfatizando el «compromiso constante» por llevar a cabo proyectos e iniciativas bien ponderadas y en sintonía con las características específicas del lugar. En este sentido, antes de la intervención del Papa, el Presidente compartió una síntesis de medidas impulsadas en favor del medio ambiente, como cuadruplicar el uso de energía solar, reducir los residuos que acaban en los vertederos o apoyar la transición hacia una economía baja en carbones.
A continuación, el Pontífice destacó el esfuerzo por «construir una sociedad en la que la justicia social y el bien común se tengan en gran estima» y enfatizó la dedicación «para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos mediante políticas de vivienda pública, con una educación de alta calidad y un sistema sanitario eficiente». A este respecto, deseó que el compromiso continúe «hasta lograr que todos los habitantes» participen plenamente.
No obstante, Francisco advirtió sobre el riesgo que conlleva un cierto tipo de pragmatismo y una cierta exaltación del mérito, «es decir, la consecuencia involuntaria de legitimar la exclusión de aquellos que se encuentran al margen de los beneficios del progreso». Por tanto, reconoció las acciones encaminadas hacia la ayuda a los más débiles y pidió que «se preste una particular atención a los pobres, a los ancianos» y a la tutela de la dignidad de los trabajadores migrantes, «que tanto contribuyen a la construcción de la sociedad, y a quienes hay que garantizarles un salario justo».
Singapur, mosaico de etnias, culturas y religiones
El Obispo de Roma se enfocó luego en el papel de las sofisticadas tecnologías de la era digital y el rápido desarrollo en el uso de la inteligencia artificial y alertó que estos fenómenos «no pueden hacernos olvidar que es esencial cultivar relaciones humanas reales y concretas; y que estas tecnologías pueden aprovecharse precisamente para acercarnos unos a otros, propiciando la comprensión y la solidaridad, y no para aislarnos de manera peligrosa en una realidad ficticia e intangible».
Francisco prosiguió con algunas consideraciones sobre la positiva integración entre personas de etnias, culturas y religiones diferentes en esta nación y remarcó que el respeto recíproco, la colaboración, el diálogo y la libertad de profesar las propias creencias, acatando la ley vigente, son condiciones determinantes del éxito y la estabilidad alcanzadas por Singapur, que son requisitos para un desarrollo no conflictivo o caótico, sino equilibrado y sostenible.
La Iglesia en Singapur se encuentra a la vanguardia en las obras de caridad
La mirada de Francisco se amplió hacia la labor de la Iglesia católica en dichas tierras, desde el inicio de su presencia, con una «aportación peculiar» al progreso, en especial en los sectores de la educación y de la salud, «valiéndose del espíritu de sacrificio y dedicación de los misioneros y de los fieles católicos».
«Siempre animada por el Evangelio de Jesucristo, agregó, la comunidad católica se encuentra también a la vanguardia en las obras de caridad, contribuyendo en modo significativo a los esfuerzos humanitarios y gestionando, con este fin, distintas instituciones sanitarias y numerosas organizaciones humanitarias, entre ellas Cáritas, que todos conocemos». Una labor que el Presidente mencionó en su saludo previo al discurso de Francisco, manifestando su gratitud a la Iglesia por las «contribuciones directas y concretas» al desarrollo.
Compromiso con la sostenibilidad medioambiental
Para concluir su alocución, el Sucesor de Pedro agradeció a la nación su compromiso con la sostenibilidad medioambiental, reconociendo a la ciudad-estado como un ejemplo de cómo incluso las naciones pequeñas pueden tener un impacto significativo en la lucha contra la crisis medioambiental. Pidió a Singapur que continúe su búsqueda de «soluciones innovadoras para hacer frente a los desafíos ambientales» y les recordó que sus esfuerzos pueden inspirar a otras naciones a hacer lo mismo.
Por último, el Papa Francisco rezó para que Dios guíe a los líderes de Singapur en la respuesta a las necesidades y expectativas de su pueblo y expresó su esperanza de que los esfuerzos en curso de la nación continúen reflejando «un espíritu de inclusión y fraternidad» por el bien de todos.
«Que Dios bendiga a Singapur», finalizó.
SEBASTIÁN SANSÓN FERRARI