El Papa dirige un mensaje de solidaridad y cercanía al pueblo rosarino, militarizado desde hace una semana, luego de la ola de violencia y muerte provocada por organizaciones mafiosas vinculadas al narcotráfico que, desde hace años, dominan esa ciudad portuaria argentina: “Todo Pueblo tiene en sí mismo las herramientas para superar aquello que atenta contra su propia integridad, contra la vida de sus hijos más débiles”.
Ciudad del Vaticano, 26 de marzo 2024.- El sistema mafioso del narcotráfico, alimentado por la corrupción de los sectores públicos, desde el sistema judicial hasta el político y policial, la complicidad de los sectores privados y financieros, y, más que la oferta, la creciente demanda de drogas, son algunos de los puntos tratados por el Papa Francisco en el videomensaje dirigido al pueblo de Rosario, capital de la provincia argentina de Santa Fe, desde hace años sometida a la violencia de bandas mafiosas de la droga y el lavado de dinero, hoy por hoy militarizada.
Si bien Francisco reconoce que la ciudad de Rosario vive un “momento de crisis” que, en este momento, requiere “la presencia de las fuerzas de seguridad”, su llamamiento es a cada persona de buena voluntad, sin exclusiones, a transitar por el camino de la paz, con la colaboración de todas las instituciones de la sociedad, con soluciones integrales para que Rosario “sea un lugar en el que todos puedan experimentarse hermanos”.
“Es necesario fortalecer la comunidad. Todo Pueblo tiene en sí mismo las herramientas para superar aquello que atenta contra su propia integridad, contra la vida de sus hijos más débiles”, dice el Pontífice.
Sin complicidades
En un segundo momento, Francisco sostiene que la ciudad de Rosario no habría podido llegar a la grave situación que vive hoy sin la complicidad de algunos sectores dentro poder político, judicial, policial, económico y financiero. De allí su llamado a “rehabilitar la política”:
“Todos los sectores políticos están llamados a transitar el gran camino del consenso y del diálogo para generar leyes y políticas públicas que acompañen un proceso de recuperación del entramado social”.
En particular, Francisco se detiene en la necesidad de que el proceso de cambio no se detenga sólo en intervenir sobre la oferta, sino también sobre la demanda de drogas, a través de políticas de prevención y asistencia. “El silencio del Estado en esta materia – afirma – solo naturaliza y facilita la promoción del consumo y comercialización de las mismas”
Velar por la justicia
En su mensaje, el Papa recordó la necesidad de que un sistema democrático vele por la institucionalidad de la justicia, de manera que pueda ser independiente, para investigar los entramados de la corrupción y del lavado de dinero que facilitan el avance del narcotráfico. “Cada miembro del poder judicial es responsable de custodiar su integridad, la que comienza por la rectitud de su corazón”, advirtió el Papa, que también tuvo palabras de aliento para quienes ejercen la justicias con honestidad.
“Es de agradecer a todos aquellos hombres y mujeres que, con su compromiso silencioso con la justicia, muchas veces, ponen en riesgo su propia vida por el bien común en un contexto tantas veces deshumanizado”.
El compromiso del sector privado
La complicidad del sector privado en los negocios de las organizaciones mafiosas, también es señalada como causa de la grave situación que vive Rosario. “El empresario es una figura fundamental de toda buena economía: no hay una buena economía sin un buen empresario”, señala el Pontífice, que llama al sector empresarial a un compromiso social, a emprender e innovar también en el camino de la paz.
Junto a los más vulnerables, crear comunidad
Tras afirmar que “en todo sistema mafioso, los pobres son el material descartable”, el Papa exhortó a la sociedad rosarina a aunar esfuerzos para que el Estado y las instituciones puedan brindar espacios comunitarios en los barrios vulnerables, “crear comunidad”, para que los niños, adolescentes y jóvenes tengan un desarrollo humano integral.
“Rosario cuenta con una gran riqueza de instituciones al servicio de los demás. Es una riqueza que ustedes tienen. Todos podemos colaborar y ser parte de los espacios deportivos, educativos y comunitarios. El temor siempre aísla, el temor paraliza. No teman comprometerse junto a otros para ser respuesta pacífica e inspiradora”.
Acompañar
Francisco, concluye su mensaje manifestando su cercanía y la de la Iglesia a los familiares de las victimas que han perdido su vida a causa de la violencia, a los enfermos, a quienes viven el flagelo de las adicciones, a quienes están presos, a quienes viven en situaciones de vulnerabilidad extrema.
“La parroquia es la Iglesia que se hace vecina, es la comunidad donde todos pueden experimentarse amados. Para muchos niños, adolescentes y jóvenes vulnerables será quizás la única experiencia de familia que tendrán la oportunidad de conocer. En estos tiempos, el amor, la caridad será el anuncio más explícito del Evangelio para una sociedad que se siente amenazada”.
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