En ocasión de la Jornada de la amistad copto-católica, Francisco escribe al patriarca Tawadros II. Manifiesta su deseo de proceder hacia el camino de la reconciliación y dirige su mirada a los que sufren en Oriente Medio
(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- “Pueda Dios nuestro Padre dar paz y consuelo a todos los que sufren” en Oriente Medio y en particular en Irak y Siria, e “inspirar a la comunidad internacional para responder con sabiduría y justicia a tal violencia sin precedentes”. Este es el deseo que expresa el papa Francisco en una carta enviada a su santidad Tawadros II, patriarca de la Iglesia copta, enviada con ocasión de la Jornada de la amistad copto-católica que se celebró el 10 de mayo.
En la misiva, el Papa recuerda los pasos emprendidos juntos “a lo largo del camino de la reconciliación y la amistad”. “Después de siglos de silencio, incomprensiones e incluso hostilidad, católicos y coptos están cada vez más en diálogo encontrándose y cooperando juntos al proclamar el Evangelio y en el servir a la humanidad”, afirma el Santo Padre.
Del mismo modo, observa que católicos y coptos tienen en común valores importantes “como la dignidad de cada vida humana, la santidad del matrimonio y de la vida familiar, y el respeto por la creación confiada por Dios”. Y por eso señala que frente a “muchos desafíos contemporáneos”, ambos están “llamados a ofrecer una respuesta común fundada en el Evangelio” que pueda también demostrar “más claramente que lo que nos une es más grande que lo que nos divide”.
El Pontífice manifiesta también el deseo de que, en virtud del bautismo común, llegue pronto el día en el que esta comunión ecuménica sea posible “hacerla visible en la mesa eucarística común”. El Espíritu Santo –pide el Santo Padre– guíe las dos Iglesias en la verdad y en la caridad, hacia la plena comunión. Al respecto, el papa Francisco subraya la importancia del diálogo teológico, esperando que este continúe “progresando y dando frutos abundantes”.
Para finalizar la carta, el Santo Padre dirige su mirada a Oriente Medio, por el cual Tawadros ha mostrado su fuerte preocupación, “especialmente en Irak y Siria, donde nuestros hermanos y hermanas y otras comunidades religiosas hacen frente a amenazas diarias”.
Por ello, el Papa reza para que “Dios conceda paz y consuelo a todos aquellos que sufren, e inspire a la comunidad internacional para responder con sabiduría y justicia a tal violencia sin precedentes”.