«Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones» es el tema elegido por el Papa para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2025, dada a conocer hoy: en lugar de la agresividad y la voluntad de dominio, que prevalezca la difusión de la esperanza.
Ciudad del Vaticano, 24 de septiembre 2024.- La palabra «armada» siempre ha existido en ciertos tipos de información. En la esfera política, social, económica. Desplegada en el frente de una opinión, de una ideología, y en guerra contra las ideas contrarias, encerrada en un rincón por argumentos que no dejan lugar a la confrontación. En cambio, el Papa lleva años componiendo un mosaico para una comunicación «más humana», y el tema de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2025 -difundido hoy por la Oficina de Prensa del Vaticano- añade una pieza, con un título que suena a llamamiento a los profesionales del sector: «Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones».
No al «paradigma de la competición»
En una nota se especifica que el tema elegido para el próximo año se centra en el hecho de que «hoy en día, con demasiada frecuencia, la comunicación es violenta, dirigida a “golpear” y no a establecer las condiciones para un diálogo». Por tanto, es necesario «desarmar la comunicación, purificarla de agresividad», pasando «de los programas de entrevistas hasta las guerras verbales en las redes sociales», donde «el paradigma que corre el riesgo de imponerse es el de la competición, de la oposición y de la voluntad de dominio».
Un mensaje creíble
La comunicación a la que invita Francisco está marcada por la esperanza y, para los cristianos, afirma la nota, la esperanza «es una persona y es Cristo». Este tipo de comunicación, se subraya, «está siempre ligada a un proyecto comunitario; cuando hablamos de esperanza cristiana, no podemos prescindir de una comunidad que vive el mensaje de Jesús de manera tan creíble que deja entrever la esperanza que conlleva, y es capaz de comunicar la esperanza de Cristo con hechos y palabras aún hoy».
ALESSANDRO DE CAROLIS