Ciudad del Vaticano, 20 octubre 2014 (VIS).- Ha comenzado esta mañana, en el Aula Nueva del Sínodo, el Consistorio Ordinario Público presidido por el Papa para la canonización del Beato José Vaz (sacerdote del Oratorio de San Felipe Neri, fundador del Oratorio de la Santa Cruz Milagrosa en Goa y apóstol de Sri Lanka e India) y de María Cristina de la Inmaculada Concepción (fundadora de la Congregación de las Hermanas Víctimas Expiatorias del Santísimo Sacramento).
El Santo Padre ha querido dedicar la apertura del Consistorio a Oriente Medio y, en particular, a la situación que los cristianos viven en esa región. Francisco ha agradecido la presencia de los hermanos provenientes de esa zona a los que ha dicho: »Compartimos el deseo de paz y de estabilidad en el Oriente Medio y la voluntad de fomentar la resolución de los conflictos a través del diálogo, la reconciliación y el compromiso político Al mismo tiempo, nos gustaría dar la mayor ayuda posible a las comunidades cristianas para sostener su permanencia en la región…»No podemos resignarnos a pensar en Oriente Medio sin los cristianos, que desde hace dos mil años confiesan el nombre de Jesús».
El Papa ha destacado cómo los acontecimientos recientes, sobre todo en Iraq y Siria, son muy preocupantes. »Estamos asistiendo a un fenómeno de terrorismo de dimensiones hasta ahora inimaginables -ha señalado-. Muchos de nuestros hermanos están siendo perseguidos y han tenido que abandonar sus hogares de una manera brutal. Parece que se haya perdido la conciencia del valor de la vida humana, parece que la persona no cuenta y que puede ser sacrificada por otros intereses. Y esto, por desgracia, ante la indiferencia de muchos».
»Esta injusta situación requiere, además de nuestra oración constante -ha continuado-, una respuesta adecuada también por parte de la Comunidad internacional. Estoy seguro de que, con la ayuda del Señor, de la reunión de hoy nacerán valiosas reflexiones y sugerencias para poder ayudar a nuestros hermanos que sufren y para salir al encuentro del drama de la reducción de la presencia cristiana en la tierra donde nació y desde la cual se difundió el cristianismo».
Paz, reconciliación y libertad religiosa en Oriente Medio
El Consistorio Ordinario se ha abierto con el saludo del Santo Padre y la relación del Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, sobre el encuentro de los nuncios y de los representantes pontificios en Oriente Medio que tuvo lugar en el Vaticano del 2 al 4 de octubre.
A continuación intervinieron los cardenales y los patriarcas presentes en el Aula del Sínodo. En total, las intervenciones rondaron la treintena. Los Patriarcas de las Iglesias de Oriente Medio, en particular, describieron las situaciones y los problemas principales de las Iglesias respectivas en los respectivos países (Iraq, Siria, Egipto, Tierra Santa, Jordania, Líbano…) En general, las intervenciones se articularon sobre algunos principios: la exigencia de la paz y de la reconciliación en Oriente Medio, la defensa de la libertad religiosa, la ayuda a las comunidades locales, la gran importancia de la educación para crear nuevas generaciones capaces de dialogar entre ellas, el papel de la comunidad internacional.
Por lo que se refiere al primer punto, se subrayó que Oriente Medio necesita urgentemente replantearse su futuro. Se resaltó la importancia de Jerusalén, como ‘’capital de la fe’’ para las tres grandes religiones monoteístas y se puso en evidencia la necesidad de llegar a una solución del conflicto israelí-palestino y sirio. Ante las violencias perpetradas por Isis se ha reiterado que no se puede matar en nombre de Dios.
Con relación a la libertad religiosa se hizo hincapié en que la libertad de religión, junto con la de culto y de conciencia, es un derecho fundamental, innato y universal, un valor para toda la humanidad. Junto a ese derecho, se subrayó también la exigencia de que se reconozcan a los cristianos todos los derechos civiles de los demás ciudadanos, sobre todo en los países donde actualmente la religión no está separada del Estado
Por cuanto respecta, además, a la ayuda a las comunidades locales de la región se reiteró que un Oriente Medio sin cristianos sería una grave pérdida para todos, ya que juegan un papel fundamental para mantener el equilibrio en esa zona y por su gran compromiso en el ámbito de la educación. Por lo tanto, es esencial alentar a los cristianos para que permanezcan en Oriente Medio y perseveren en su misión, también porque han contribuido al bienestar de los países en que viven. Desde esta perspectiva, se ha reflexionado sobre el problema de la emigración de los cristianos. Deben encontrar acogida en las Iglesias y en los Estados a los que emigran y deberían contar también con estructuras pastorales adecuadas para los diversos ritos. Se ha solicitado, por otra parte, que prosiga el envío de ayudas humanitarias a Oriente Medio para que los cristianos se sientan animados a permanecer en sus tierras y a cultivar las diversas manifestaciones de solidaridad posibles por parte de las Iglesias de otros países, por ejemplo, con viajes y peregrinaciones.
En materia de educación, se hizo notar como en muchos países de Oriente Medio los libros de texto de la escuela no hablen de forma positiva de las religiones diversas de la del Estado y de la necesidad de una reflexión sobre este hecho por parte de las instituciones locales. En este sentido se ha evidenciado la necesidad de entablar un diálogo interreligioso con los musulmanes, partiendo de la base común de la razón y de una auténtica cooperación ecuménica, para que todas las Iglesias de Oriente Medio hagan oír una única voz.
En particular se ha pedido a la Comunidad internacional que garantice a los prófugos cristianos la posibilidad de regresar cuanto antes a sus hogares, estableciendo »zonas de seguridad», por ejemplo en la llanura de Nínive. Por último, se ha lanzado un llamamiento por todas las personas secuestradas en Oriente Medio para que el mundo no se olvide de ellas.