»Frente a la crisis económica y financiera que sigue sacudiendo con una dureza especial vuestro país no os canséis de exhortar a todos a la confianza en el futuro, luchando contra la llamada cultura del pesimismo. El espíritu de solidaridad que todos los cristianos están llamados a testificar en la realidad de la vida cotidiana, es un fermento de esperanza», escribe el Papa Francisco en el texto que ha entregado a los prelados de la Conferencia Episcopal de Grecia, al final de su visita »ad Limina». Y subraya, en este contexto, la importancia de que los obispos mantengan »relaciones constructivas con las autoridades de su país así como con los diversos estamentos de la sociedad para difundir esa perspectiva de solidaridad, con una actitud de diálogo y de colaboración con los otros países europeos».
Un tema capital en el texto del Papa es la necesidad de comunión fraterna entre los prelados que debe traducirse, a su vez, para los fieles en una »diaconía de la fraternidad». Esa diaconía »por un lado postula la custodia y el fortalecimiento de las tradiciones culturales y las raíces cristianas de la sociedad griega, por el otro requiere apertura a los valores culturales y espirituales de los que son portadores los numerosos inmigrantes, en un espíritu de sincera bienvenida a estos hermanos y hermanas, sin distinción de raza, idioma o religión». »Vuestras comunidades cristianas mostrándose realmente unidas entre sí y abiertas al mismo tiempo al encuentro y a la acogida, especialmente hacia los más desfavorecidos -señala Francisco- pueden realmente contribuir a transformar la sociedad, para que sea más coherente con el ideal evangélico. Me alegra saber que ya os dedicáis a esta actividad pastoral y caritativa, sobre todo en favor de los inmigrantes, incluidos los rregulares, muchos de los cuales son católicos».
En ese mismo espíritu, Francisco anima a los obispos griegos a continuar el diálogo interpersonal con los hermanos ortodoxos, »con el fin de alimentar el necesario camino ecuménico, perspectiva imprescindible para un futuro de serenidad y de fecundidad espiritual para la entera nación». No olvida el Papa que para llevar a cabo la misión de evangelización y promoción humana a la que está llamada la Iglesia en Grecia es »indispensable la presencia de un generoso clero y motivado», e insta a promover la pastoral vocacional para hacer frente a la escasez de sacerdotes, transmitiendo a la vez todo su afecto y agradecimiento a los muchos presbíteros de edad avanzada que han demostrado a lo largo de su vida su entrega apostólica.. Igualmente recuerda la preciosa aportación de los consagrados, a pesar de las dificultades, y subraya que para revitalizar las comunidades cristianas hay que valorizar el papel de los laicos y se debe incrementar »la presencia de los movimientos y asociaciones eclesiales… que trabajen siempre en sintonía con las líneas pastorales de la Iglesia y estén bien insertados en las diócesis y parroquias». Por cuanto respecta a la familia, el Santo Padre insiste en la necesidad de programas de formación al matrimonio y en la labor de formación cristiana de las nuevas generaciones e indica a los obispos que subrayen »con la palabra y con las acciones que la presencia y la participación de los ancianos en la vida social es indispensable para el buen camino de un pueblo».
»Queridos hermanos en el episcopado -concluye- deseo expresar mi reconocimiento por la labor de evangelización que, a pesar de muchas dificultades, lleváis a cabo en Grecia. El reconocimiento jurídico de la Iglesia Católica por la autoridad competente es un evento de gran importancia, que os ayuda a mirar con mayor serenidad al futuro, comprometiéndoos con el presente con un dinamismo confiado y con el entusiasmo de los que son testigos del Señor muerto y resucitado. Os animo a perseverar con alegría evangélica vuestra misión».