En una carta dirigida a los fieles de todos los ritos y confesiones que se preparan para celebrar la Pascua, Francisco expresa cercanía, afecto y aliento a quienes «están sufriendo dolorosamente el drama absurdo de la guerra».
Ciudad del Vaticano, 27 de marzo 2024.- «Gracias por su testimonio de fe, gracias por la caridad que existe entre ustedes, gracias porque saben esperar contra toda esperanza». Así lo escribe el Papa Francisco en una carta a los católicos de Tierra Santa con vistas a la Pascua, que algunas comunidades celebran el 31 de marzo, según el calendario gregoriano, y otras, el 5 de mayo, según el calendario juliano.
Pienso en ti, rezo por ti y te llevo en mi corazón.
El Papa desea hacer sentir su cercanía a los fieles y su «cariño paternal», en particular, a quienes en los últimos meses «están sufriendo más dolorosamente el absurdo drama de la guerra, a los niños a los que se les niega un futuro, a cuantos lloran y sufren» y «experimentan angustia y desconcierto». El Papa escribe:
Desde hace tiempo los llevo en mi pensamiento y rezo cada día por ustedes. Pero ahora, en vísperas de esta Pascua, que para ustedes tiene una fuerte carga de Pasión y todavía poco de Resurrección, siento la necesidad de escribirles y decirles que los llevo en el corazón.
Tierra Santa, testimonio de la Pasión y la Resurrección
El Papa recuerda la peregrinación que realizó en mayo de 2014 y hace suyas las palabras de San Pablo VI, primer Pontífice peregrino a Tierra Santa hace 50 años, cuando subrayó el peligro para la paz en todo el mundo de la continuación de las tensiones en el Oriente Medio. Francisco afirma que Tierra Santa no sólo ha sido «custodia de los Lugares de salvación», sino testimonio constante, «a través de sus propios sufrimientos» de la Pasión del Señor, y junto, «con su capacidad de levantarse y seguir adelante, ha anunciado y sigue anunciando que el Crucificado resucitó». El Papa escribe:
En estos tiempos oscuros, en los que parece que las tinieblas del Viernes Santo recubren vuestra tierra y tantas partes del mundo son desfiguradas por la inútil locura de la guerra, que es siempre y para todos una sangrienta derrota, ustedes son antorchas encendidas en la noche; son semillas de bien en una tierra desgarrada por los conflictos.
Que nadie nos robe la esperanza
Francisco renueva su oración al Señor que es «nuestra paz» para que libere «el corazón del hombre del odio, de la violencia y de la venganza» y continúa:
Que nadie nos robe del corazón la esperanza de ponernos en pie y de resucitar contigo, haz que no nos cansemos de afirmar la dignidad de todo hombre, sin distinción de religión, etnia o nacionalidad, empezando por los más frágiles, por las mujeres, los ancianos, los pequeños y los pobres.
Que crezca también la unidad entre todos los cristianos
Mientras asegura a los católicos «no están solos y no los dejaremos solos, sino que permaneceremos solidarios con ustedes a través de la oración y la caridad activa», el Papa expresa la esperanza «poder volver pronto a ustedes como peregrinos, para mirarlos a los ojos y abrazarlos». Agradece a los Pastores, religiosos y religiosas que acompañan con su cercanía a los fieles y recomienda:
Que crezca y resplandezca en el crisol del sufrimiento el oro de la unidad, también con los hermanos y las hermanas de las otras confesiones cristianas, a quienes asimismo les deseo manifestar mi cercanía espiritual y expresar mi aliento.
Finalmente, el Papa Francisco renueva la invitación «a todos los cristianos del mundo» a apoyar concretamente y orar con insistencia «para que toda la población de vuestra querida tierra esté por fin en paz».
ADRIANA MASOTTI
Imagen: Panorama de Jerusalén.