El Príncipe consorte de la reina Isabel ha fallecido a la edad de 99 años. Una nota del Palacio de Buckingham expresa la «profunda tristeza» de la soberana por la pérdida de «su amado esposo», con el que celebró 73 años de matrimonio el pasado noviembre.
Ciudad del Vatican, 8 de abril 2021.- El Príncipe Felipe ha estado más de 70 años al lado de Su Majestad, pero sin estar destinado al trono y sin ostentar nunca el título de Rey. Vivaz y con un ingenio listo en perfecto estilo inglés, acompañó a la reina Isabel viviendo «a la sombra» de la soberana. El Duque de Edimburgo y «ejemplo de lealtad inquebrantable y de deber entregado con alegría» – como decía el tuit publicado por el Cardenal Nichols y Arzobispo de Westminster – ha fallecido hoy en el castillo de Windsor a los casi 100 años de edad. El fallecimiento del Príncipe fue anunciado en una nota emitida por el Palacio de Buckingham en la que la Reina expresó su «profunda tristeza» por la pérdida de su «amado esposo».
Compromiso con una nueva Gran Bretaña
El pasado mes de noviembre, el Duque de Edimburgo y la Reina celebraron 73 años de matrimonio. Inteligente y astuta, atravesó uno de los siglos más convulsivos con una mirada previsora. Al final de la Segunda Guerra Mundial, informa la BBC, Felipe «se comprometió a construir una Gran Bretaña mejor» y, tras el renacimiento del país, empezó a dedicar su atención «a las cuestiones medioambientales antes incluso de que estuvieran de moda». Desde Juan XXIII en 1961 hasta Francisco en 2014, la pareja real se ha reunido con cuatro papas: dos veces Juan Pablo II – en 1980 y 2000 – y Benedicto XVI en 2010.
El encuentro con el Papa Francisco
El último encuentro de la pareja real con un pontífice fue con el Papa Francisco. El 4 de abril de 2014, la reina Isabel II y el duque de Edimburgo son recibidos en el Vaticano. Una conversación de algo menos de media hora y luego el intercambio de regalos. Una gran cesta con productos de las distintas haciendas reales y, de Francisco a la Reina, el facsímil de un precioso documento con el que el Papa Inocencio XI estableció en 1679 que el culto a San Eduardo el Confesor (antepasado de la familia real inglesa y fundador de la Abadía de Westminster, donde está enterrado) se extendiera a la Iglesia universal. Al Duque de Edimburgo, el tríptico de medallas del Pontificado.
Benedicto XVI en Gran Bretaña
2010 fue el año del Viaje Apostólico del Papa Benedicto a Gran Bretaña. La ocasión fue la beatificación del Cardenal John Henry Newman, ahora santo. En Edimburgo, Escocia, el Pontífice fue recibido por el Duque de Edimburgo. Un gesto inusual en una visita de Estado, que subraya la gran atención de las más altas instituciones del país por el Pontífice. A continuación, el encuentro con la reina Isabel II y el discurso en el que Benedicto XVI recordó el gran papel desempeñado por el pueblo británico en la oposición al nazismo y en la forja de un período de paz duradera en el Viejo Continente. De ahí el vibrante llamamiento al país para que no oculte sus raíces cristianas.
Los dos encuentros con Juan Pablo II
Hubo dos encuentros con el futuro Santo Papa, en 1980 y 2000. En el primero, Juan Pablo II se detuvo – en la estela del encuentro de la Reina con Juan XXIII veinte años antes – «en la promoción del progreso integral de todo hombre, mujer y niño en un mundo en paz» y, en particular, en el «celo con que los representantes de la Iglesia católica y de la Comunión anglicana han perseguido el noble objetivo de acercarse en la unidad cristiana y en el servicio común efectivo a la humanidad». En 1980, Isabel II se convirtió en la primera monarca británica en realizar una visita de Estado al Vaticano. Durante este encuentro con el Papa Juan Pablo II, la Reina y el jefe de la Iglesia de Inglaterra acogieron públicamente el plan del Pontífice de visitar Gran Bretaña en 1982: una visita pastoral, no de Estado.
El segundo encuentro con la pareja real coincide con el Año Jubilar del 2000. El Papa Juan Pablo II conduce a la Iglesia hacia el siglo XXI con la mirada puesta en la necesidad de construir una unidad europea profunda y duradera, «firmemente enraizada en el auténtico genio humano y espiritual de los pueblos de Europa». En su discurso al Soberano y al Príncipe, el Pontífice advierte del peligro de que la unidad a la que aspiran los europeos quede sin contenido, porque «sólo preservando y revigorizando los más altos ideales y las realizaciones de su patrimonio – en la política, el derecho, el arte, la cultura, la moral y la espiritualidad – la Europa del futuro próximo será una empresa viable y digna».
Primera visita al Vaticano
La primera visita de la Reina y el Príncipe Felipe al Vaticano fue en mayo de 1961. Con su consorte acudió a la audiencia del Papa Juan XXIII. De hecho, era la segunda visita de Isabel al Vaticano, ya que en 1952 se había reunido con Pío XII como heredera al trono.
Emanuela Campanile