2º testimonio escuchado en el Encuentro
(ZENIT – 22 febrero 2019).- “Los sacerdotes, los religiosos, tienen los medios para ayudar y también tienen los medios para destruir. Deben comportarse con responsabilidad, como personas sensatas”, es el mensaje que lanza una de las personas abusadas por sacerdotes que han compartido su experiencia con los participantes del Encuentro sobre la protección de los menores en la Iglesia, que tiene lugar del 21 al 24 de febrero de 2019 en el Vaticano.
Durante la mañana del primer día del Encuentro, los 190 representantes católicos han escuchado un visto un video con el testimonio de 5 víctimas de abuso sexual en la Iglesia.
El segundo testimonio lo ha narrado una mujer, que sufrió el abuso por parte de un sacerdote desde que tenía quince años, llegando a quedarse embarazada por tres veces, “simplemente porque él no quería un preservativo ni un método anticonceptivo”, relata.
“Siento que tengo una vida arruinada. He sufrido tales humillaciones en esta relación, que no sé qué me depara el futuro. Esto me hace ser muy prudente en mis relaciones en la actualidad”, confiesa esta persona.
A continuación, reproducimos sus palabras, recogidas en el video proyectado en el Encuentro ‘La protección de los menores en la Iglesia’.
ROSA DIE ALCOLEA
Imagen: Primer día del Encuentro
sobre la Protección de Menores en la Iglesia
(© Vatican Media)
Segundo testimonio
D. – ¿Qué es lo que más te ha herido en tu vida?
R. – Desde que tenía quince años mantenía relaciones sexuales con un sacerdote. Esto duró trece años seguidos. Estuve embarazada tres veces, él me hizo abortar tres veces. Simplemente porque él no quería un preservativo ni un método anticonceptivo. Al principio tenía tanta confianza en él, que no sabía que podía abusar de mí. Tenía miedo de él. Y cada vez que me negaba a tener relaciones con él, me pegaba. Él me golpeaba. Y como yo dependía totalmente de él económicamente, sufrí todas sus humillaciones. Y teníamos estas relaciones tanto en su casa del pueblo como en el centro de acogida diocesano. Y en esa relación, yo no tenía derecho a tener un novio. Cada vez que lo tenía y que él lo sabía, me golpeaba. Y esa era la condición para que él pudiera ayudarme económicamente. Él me daba todo lo que yo quería cuando yo aceptaba las relaciones sexuales. De lo contrario, me golpeaba.
D. – ¿Cómo ha asumido todas estas heridas y cómo se siente en este momento?
R. – Siento que tengo una vida arruinada. He sufrido tales humillaciones en esta relación, que no sé qué me depara el futuro. Esto me hace ser muy prudente en mis relaciones en la actualidad.
D. – ¿Qué mensaje le gustaría enviar a los obispos?
R. – Hay que decir que amar sinceramente es amar gratuitamente. Cuando se ama a alguien, se piensa en su futuro, se piensa en su bienestar. No se abusa de la persona de esa manera. Y hay que decir que los sacerdotes, los religiosos, tienen los medios para ayudar y también tienen los medios para destruir. Deben comportarse con responsabilidad, como personas sensatas.
Muchas gracias, su contribución será muy, muy significativa para el encuentro de los Obispos. Una vez más, gracias.
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