Madrid es durante estos días la zona cero de la epidemia del coronavirus en España, y los sacerdotes están entregándose al máximo en los hospitales, los capellanes trabajan 24 horas al día en colaboración con las autoridades sanitarias.
«Dios está muy presente en estos pasillos del hospital. Dios está en todo el cariño y en toda la dedicación del personal que trabaja aquí. Dios está con todos estos enfermos. Dios siempre ha estado, está y estará», dice uno de los capellanes que estos días están de guardia en los hospitales de Madrid, la zona de España más afectada por el coronavirus.
A este sacerdote no le paraliza el temor al contagio, solo le duele no poder llevar a Cristo más allá de las habitaciones cerradas estos días. «Los capellanes tenemos que intentar sujetarnos un poco y que nos lleve la pasión por llevar al Señor a los enfermos. Tenemos que atender todos los casos y llamadas que nos hagan, pero al mismo tiempo debemos ser muy prudentes. Si nosotros empezamos con cuarentenas, ¿quién se va a ocupar de esta gente? Nosotros no tenemos miedo, pero sí respeto. ¡Somos humanos! Lo que tenemos claro es que tenemos que hacer lo que tenemos que hacer».
El servicio de capellanía se ha visto muy afectado estos días por las restricciones a la entrada de voluntarios en todos los hospitales de Madrid, que ofrecen habitualmente a los enfermos los sacramentos de la Confesión, la Unción y la Eucaristía. Por eso insiste en que «todos deben saber que los capellanes seguimos ofreciendo nuestro servicio en los hospitales, y que cualquiera, sea o no católico, puede llamarnos».
Concretamente, a los pacientes afectados, los capellanes se acercan con todo el kit de aislamiento y de protección «para ofrecerles los sacramentos que nos piden», además de «una palabra de consuelo, de sanación y de esperanza». El otro grupo de su atención estos días es el del personal médico y de enfermería: «Esta mañana he estado más tiempo hablando con las enfermeras que con los enfermos. Les he dicho: “Ánimo, esto va a pasar, sois muy buenos profesionales. Dios está con vosotras, chicas. ¡Adelante!”».
La situación en los hospitales de Madrid es tensa. «Este virus es muy pequeñajo pero está dando mucha lata», así rebaja un poco la tensión otro de los capellanes, cuyo equipo está trabajando en soluciones creativas que permitan acceder a estos pacientes a los sacramentos con las debidas precauciones.
En su labor de estos días con los enfermos de coronavirus lo más gratificante es que «llevas mucha paz». Además, los capellanes «dentro de la intensidad y la tensión tenemos alegría y fuerzas. Se nota que hay mucha gente rezando».
Aplausos a las primeras altas
Pero no todo es dolor e incertidumbre. En algunos centros, a pesar de que en los últimos días ha aumentado el número de enfermos y cada vez hay más camas ocupadas, ya se han dado las primeras altas: «son todas historias bonitas: se les aplaude y ellos responden con una amplia sonrisa y un enorme gracias. Emociona mucho ver la cercanía entre enfermos y personal».
Para Gerardo Dueñas, subdelegado diocesano de Pastoral de la Salud, «los capellanes estamos trabajando con normalidad en los hospitales, asumiendo la normativa de la Comunidad de Madrid, como parte del personal del hospital, en plena colaboración con las autoridades», y pone en valor la labor de médicos, enfermeros y otros profesionales que están al pie del cañón: «están doblando turnos, renunciando a días libres y a sus vacaciones, están dando lo mejor de sí mismos». Por eso, «solo queremos recordar a la gente que seguimos disponibles, y que los enfermos y sus familiares pueden contactar con nosotros a través de los controles de enfermería».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
(Foto: De San Bernardo)