NUEVA YORK, (ACI).- Abortos y consumo masivo de anticonceptivos son las armas que el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS) usa para mantener disponible su “suministro” de esclavas sexuales en los territorios que han tomado, según un reciente reporte del diario estadounidense The New York Times.
El informe del New York Times, titulado “Para mantener el suministro de esclavas sexuales, ISIS alienta el control natal”, recoge los testimonios de 37 mujeres yazidíes que lograron escapar recientemente de las garras del Estado Islámico.
Una de las entrevistadas fue una joven de 16 años, que no sabía siquiera que cada día le daban píldoras anticonceptivas. “Cada día tenía que tragarme una, frente a él. Él me daba una caja por mes. Cuando se me acabaron, la reemplazó. Cuando fui vendida de un hombre a otro, la caja de píldoras llegó conmigo”, recordó.
De acuerdo al diario estadounidense, para el Estado Islámico “un hombre debe asegurarse de que la mujer que esclaviza está libre de hijos antes de tener relaciones con ella”.
“Para mantener en funcionamiento el tráfico sexual, los combatientes han alentado agresivamente el control natal en sus víctimas, para que así puedan continuar el abuso sin cesar mientras que se pasan a las mujeres entre ellos”, explicó el Times.
Otra adolescente, vendida en total siete veces, recordó que cuando la traficaban mostraban la caja de anticonceptivos como prueba de que no estaba embarazada.
El tercer hombre que la compró, sospechando un retraso en su ciclo menstrual, le dio una píldora abortiva del día siguiente, causándole sangrado. Aún inseguro, después de esto le inyectó una dosis de 150 miligramos del anticonceptivo Depo-provera.
Abdal Ali declaró por su hermana, una joven de 20 años a quien los terroristas de ISIS quisieron someter a un aborto con fármacos. “Ella se las escondía (las pastillas) bajo su lengua, y luego cuando no estaban mirando las escupía”, señaló Ali. “Querían deshacerse del niño para que así pudieran usar a la mujer”, dijo.
Otra joven de 20 años, ya embarazada cuando fue secuestrada, fue eventualmente llevada a un hospital para que se someta a un aborto. Cuando ella se negó, su captor montó en cólera e incluso le golpeó el estómago varias veces. Al volver a casa, la joven aprovechó una salida de su captor para escapar. Algunas semanas después logró abandonar el territorio del Estado Islámico y dio a luz a un bebé saludable.
(Foto Cristian Iohan Stefanescu)