Escuelas Católicas ha presentado este martes su Guía para actuar en caso de acoso escolar, un proyecto que busca acabar en todos sus centros con esta forma de violencia y con los mitos y la ley del silencio que todavía se imponen hoy. Creencias como que este problema «siempre ha existido y no ha pasado nada» o la que reduce determinados comportamientos a «bromas» o la que acaba culpando de todo a la víctima, porque «se lo estaba buscando». A todo esto viene a dar respuesta esta ambicioso proyecto que, además, ofrece una serie de herramientas a los centros para que trabajen en la prevención y, llegados al punto de tener que enfrentarse a un caso, den una respuesta.
«Se trata –afirma José María Alvira, secretario general de Escuelas Católicas– de acompañar a los responsables del centro educativo a reaccionar adecuadamente cuando se presenta un caso de acoso y de crear un clima colegial que aleje el riesgo». Un acompañamiento que, además, se hace desde un punto de vista integral, una de las grandes novedades de este trabajo, de modo que tienen en cuenta el nivel pedagógico y pastoral, el legal y jurídico y el de la comunicación.
Tras aclarar una serie de conceptos, la guía explica cómo diagnosticar un caso y, si se confirma, el protocolo a seguir, que tendrá todo tipo de actuaciones. Por ejemplo, a nivel pedagógico, se comenzará con un acompañamiento del menor agredido y seguirá con el del agresor; también entrarán en juego el grupo al que pertenecen y sus familias. En cuanto a las medidas jurídicas, habrá que valorar medidas disciplinarias y las propiamente reparadoras, mientras que a nivel comunicativo, el centro deberá actuar conforme a criterios de transparencia y de conocimiento de los públicos afectados y los mensajes que se quieren transmitir.
Todo este desarrollo tiene una aplicación especial cuando el acoso se realiza en el ámbito de las redes sociales y, por eso, Escuelas Católicas ha dedicado un capitulo a abordar esta realidad.
Una de las cuestiones más interesantes, y también importantes, que plantea la guía es el tema de la prevención. Apuesta, en este sentido, porque el currículum fomente los valores que se quieren cultivar en el centro; en este caso, los evangélicos y los que de ellos se derivan. Otorgan en clave preventiva mucha importancia al acompañamiento y a la formación y, de hecho, hacen una serie de propuestas generales y particulares que pueden ser susceptibles de ser adoptadas por un centro. Entre las generales, destacan cuestiones como la gestión del aula, la educación emocional, el cultivo de la interioridad o la mediación. A nivel específico, se pueden plantear aulas de convivencia, alumnado ayudante, tutorías entre iguales y modelos restaurativos.
F. Otero