(ZENIT – Roma).- El diario francés La Croix entrevistó al papa Francisco, el 9 de mayo. En la entrevista del periodista Sébastien Maillard, publicada el lunes 16 de mayo, le pregunta sobre el terrorismo islamista, los migrantes, el laicismo, la crisis de las vocaciones, los escándalos de la pedofilia, el caso del cardenal Barbarin y la relación con los lefebvrianos. En la pregunta sobre un posible viaje apostólico a Francia, el Papa recuerda que la ‘hija primogénita de la Iglesia’ hoy es una ‘periferia para evangelizar’.
El terrorismo islamista fue uno de los temas, y Francia conoce bien las heridas después de los ataques de noviembre en París, y antes a la redacción de Charlie Hebdo.
El Santo Padre invita a un examen de conciencia: “Sería mejor interrogarse sobre el modo en el cual un modelo demasiado occidental de democracia ha sido exportado a países como Irak, donde anteriormente existía un poder fuerte”. O en Libia “donde existe una estructura tribal”. Y recordó que un libo dijo recientemente que estaban acostumbrados a dictador como Gadaffi, y ahora tienen cincuenta.
Europa y la islamofobia, fue la segunda respuesta del Papa, y precisa que se trata más de “miedo por el Isis y su guerra de conquista que en parte es tomada del islam”. Aunque reconoció que “la idea de la conquista es parte del espíritu islámico”, pero “se podría interpretar según la misma idea de conquista el final del evangelio de Mateo, cuando Jesús envía a sus discípulos a todas las naciones”. Entretanto Francisco asegura que “la convivencia entre cristianos y musulmanes es aún posible” y afirma que “yo vengo de un país en donde conviven bien”.
La inmigración en Europa y el terrorismo es otro de los temas tratados, y sobre la capacidad del Viejo Continente de recibir tantos refugiados. “Esta es una pregunta responsable, porque uno no puede abrir las puertas de manera irracional” aunque la pregunta de fondo es, asegura el Papa “por qué ahora hay tantos migrantes. Los problemas en la base son las guerras en Oriente Medio y en África y el subdesarrollo del continente africano, que provoca hambre”.
“Si hay guerras se debe a los fabricantes de armas, que podrían ser justificados por motivos de defensa, y sobre todo los traficantes de armas. Si existe tanta desocupación es por falta de inversiones que creen trabajo, del que África necesita tanto”.
De todos modos “la peor forma de acogida que puedan tener los inmigrantes es la ser puestos en un gueto” señala Francisco.
“Pensemos en Gregorio Magno, que había negociado con pueblos desconocidos como los bárbaros, los cuales después se han integrado…”. Precisa también que los terroristas de Bruselas “eran hijos de inmigrantes que crecieron en un gueto”. Además la necesidad de integrar es más necesaria que nunca, “porque hoy debido a una búsqueda egoísta del bienestar, Europa está viviendo el grave problema de una natalidad en disminución”.
Economía de mercado, eutanasia, objeción de conciencia y laicismo
El Santo Padre en la entrevista a La Croix, hecha el 9 de mayo y publicada el 16 de mayo, aborda estos otros temas
El sistema económico mundial hoy indica el Papa, ha caído en la idolatría del dinero, en donde “más del 80 por ciento de las riquezas de la humanidad están en un 16 por ciento de la población”. El Santo Padre asegura que “un mercado completamente libre no funciona” y si bien “los mercados en sí son un bien, necesitan una tercera parte o un Estado que los controle y equilibre. O sea, lo que es necesario es una economía social de mercado”.
Eutanasia, uniones civiles y objeción de conciencia entran también en la entrevista. Sobre cómo tienen que comportarse los católicos Francisco señala: “Es el Parlamento quien discute, argumenta, explica, expone las razones”, y añade que “es así que una sociedad crece”. Cuando una ley es aprobada, el Estado tiene que respetar las conciencias. Así Francisco reitera “el derecho a la objeción de conciencia”, que es necesario reconocer “en el interior de cada estructura jurídica, porque es un derecho humano”. Esto vale “también para un funcionario público que es una persona humana”. El Estado –asegura el Papa- tiene que tener en consideración las críticas. “Esta sería una verdadera forma de laicismo. No se pueden dejar de lado los argumentos planteados por los católicos diciendo simplemente ‘que hablan como un cura’. No, estos se apoyan en el pensamiento cristiano que en Francia se ha desarrollado de una manera notable”, precisa Francisco.
Sobre el laicismo, el Papa asegura que “los Estados tienen que ser laicos y los confesionales acaban mal, están contra la historia”. “Yo creo que la versión del laicismo tiene que ser acompañado por una ley sólida que garantice la libertad de religión”. Y añade que “cada uno debe tener la libertad de expresar la propia fe”: si la mujer musulmana quiere usar el velo “debe poder hacerlo” y esto vale “si un católico quiere usar una cruz”.
Es importante entretanto “no exagerar con el laicismo” porque “lleva a considerar las religiones como sub-culturas, en vez de culturas con plenitud de derechos”. Francisco expresa su temor de que esta actitud, un patrimonio del iluminismo, siga existiendo. “Francia tiene necesidad de dar un paso hacia adelante en este tema, para aceptar que la apertura a la transcendencia es un derecho de todos”.
La falta de vocaciones, es otro de los temas abordados en la entrevista. Y el Santo Padre recuerda que Corea “fue evangelizada durante 200 años por los laicos”. Una demostración de que para la evangelización no son necesarios los curas.
Por lo que se refiere al cardenal Philippe Barbarin, acusado recientemente por cubrir un caso de sacerdotes pederastas, antes de haber llegado como obispo de la diócesis en cuestión, el Santo Padre reitera: “Como ha dicho Benedicto XVI es necesaria la tolerancia cero”. Ahora Barbarin “no tiene que renunciar”, porque “sería un contrasentido, una imprudencia. Se verá después de la conclusión del proceso, pero ahora significaría admitir su culpabilidad”.
Y sobre los lefebvrianos, el Papa indicó que el superior de la Fraternidad San Pío X, Mons. Bernard Fellay “es un hombre con el cual se puede dialogar”. También aseguró que son “católicos en camino hacia la plena comunión” y que es necesario proceder en el diálogo “lentamente y con prudencia”.